Como un esposo amoroso, padre ejemplar, líder nato que enseñó que con esfuerzo, dedicación y trabajo en equipo se logra el éxito, así será recordado don Mario Romero, fundador del Grupo Corporativo de nueve empresas encabezado por la reconocida cadena de restaurantes Pollo Campestre, quien el pasado 27 de febrero la tierra que lo vio nacer, San Miguel, lo recibió con los brazos abiertos para volverse uno.
Don Mario Romero nació el 18 de marzo de 1949 y era originario del municipio de Sesori, en la Perla de Oriente.
Su infancia transcurrió en la hacienda de sus abuelos, con quienes se crió y no solo aprendió a trabajar la tierra, sino también a ordeñar vacas.
Con apenas 12 años, su liderazgo y determinación se reflejaron casi de inmediato, lo que le permitió crear su propia empresa con la siembra de granos, teniendo la oportunidad de contratar a sus primeros dos colaboradores, de quienes se ganó el respeto con trabajo y esmero.
“¿Cipote y vos nos vas a poder pagar?”, era la frase que más se repetía entre los trabajadores contratados por un niño. Una frase que pasados los años se convirtió en una de las anécdotas más divertidas que don Mario solía contar a su equipo de trabajo.
“Los empleados son reflejo de los jefes”, era de las otras frases que recalcaba y que él mismo era ejemplo de ello.
Una historia de amor de principio a fin
Con el pasar de los años, don Mario Romero conoció a su gran amor, doña Gloria Santos, quien se convirtió en su compañera, su aliada incondicional y con quien no solo construyó los cimientos de una gran empresa, sino que formó una gran familia.
Existe un dicho que dice: “Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”, sin embargo, don Mario lo modificó de acuerdo a su experiencia. “A la par de un gran hombre, hay una gran mujer”, decía y en este caso fue doña Gloria, quien siempre estuvo a su lado trabajando hombro a hombro, avanzando juntos, construyendo, creando, caminando de la mano y derribando los obstáculos en su camino.
“Si yo me muero y vuelvo a nacer, vuelvo a buscar a Gloria y me vuelvo a casar con ella”, repetía don Mario al hablar de su gran amor.
Del fruto de ese gran amor nacieron tres hijos: Oswaldo Rigoberto Romero Guzmán, Sergio Remberto Romero Guzmán y Linda Verónica Romero Guzmán. Ellos se convirtieron en otros motivos por el cual esmerarse y salir adelante.
El inicio del éxito
Poco a poco nacieron otros "hijos", sus empresas, concebidas entre pláticas y sueños, ideas que tomaron forma y echaron a andar dejando atrás los “no puedo”. El primer gran proyecto propuesto por doña Gloria y que vio la luz fue: Panadería Sinaí.
Luego, en 1987, aún con miedo por el conflicto armado y con un capital de 150 colones (equivalente a $17.14), continuaron emprendiendo y aprovechando las oportunidades que se les iban presentando, siendo una de ellas incursionar en otro rubro de negocio: doña Gloria lo impulsó a tomar el reto de construir juntos a Pollo Campestre, una empresa cuyo nombre refleja las raíces de sus propietarios y que ha permitido hoy en día contar con 53 restaurantes en todo El Salvador.
Como patriarca de unas de las familias más emblemáticas y queridas en San Miguel, don Mario definitivamente no solo dejó huella por su calidad humana, sino también por su importante aporte al desarrollo económico del país a través del Grupo Corporativo conformado por nueve empresas: Grupo Campestre, Pollo Campestre, Avícola Campestre, Panadería Sinaí, Agrocampestre, Agropecuaria La Laguna, Recursos Humanos Excelentes de El Salvador, Hotelería y Turismo, y Alimentos para Llevar.
Su aporte a la zona oriental se ve reflejado en las oportunidades laborales que sus empresas brindan, las cuales actualmente integran a más de 2,000 empleados, encaminados a una misma misión: la satisfacción del cliente.
Don Mario siempre explicaba con una metáfora la forma en cómo lograron tanto: "Me embaracé de una idea, porque se gesta igual que un bebé, y al nacer la idea, requiere cuidados especiales y atención igual que un bebé; para que crezca saludable se le enseña a comer, a caminar y es igual con una empresa, esta necesita llevarla de la mano hasta que pueda caminar y crecer de manera sostenible".
El ingrediente del éxito: “Siempre pensar en los demás”
Don Mario era cristiano y fiel creyente, características que lo llevaron a agradecer al creador todo lo obtenido a través del desarrollo de grandes proyectos sociales. Entre los más destacados fueron apoyos a obras para iglesias de la zona oriental.
"Aprendí a ver la vida como una bendición de Dios, porque la vida es hermosa si la sabemos llevar, aprovechando el tiempo, aprovechando nuestra fuerza, todo lo que la vida nos da”, así lo expresó don Mario Antonio Romero en su biografía "Las 100 historias que siempre quise saber”, un libro que no solo encierra palabras o frases, sino que refleja como la perseverancia de un hombre junto a su familia, lograron conseguir los frutos de un sueño forjado con esfuerzo, esmero y dedicación.
Tantos años de esfuerzo y trabajo también sirvieron para destacar entre los empresarios y otros sectores influyentes del país. Don Mario Romero recibió más de 10 reconocimientos en vida, entre ellos uno de parte de la Asamblea Legislativa de El Salvador, quien lo nombró "Distinguido Ciudadano de El Salvador" en el año 2018.
Y así esta historia, que empezó como un sueño, se hizo realidad y ahora su legado queda en manos de su motor: su familia, quienes hoy en día tienen el reto de continuar construyendo nuevos cimientos en honor de aquel patriarca que con amor y paciencia trabajó con ellos. Descanse en Paz, don Mario Romero.