Un 6 % de las familias salvadoreñas con ingresos entre $12.5 y $62 por día que se incluían dentro de la clase media han pasado a ser pobres o están en una situación vulnerable y son los más afectados por el COVID-19, según indica el último informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) denominado “Desigualdad y descontento social: cómo abordarlos desde la política pública. Informe económico de México, Centroamérica y República Dominicana”.
“La clase media consolidada, constituida por individuos con ingresos entre $12.5 y $62 por día, se reduciría de 25% a 19% de la población en 2020”, señala el capítulo de El Salvador, incluido en el documento publicado ayer.
Puede leer: Pobreza en El Salvador pasará del 33.7% al 51.4% al cierre de 2020
Este agrega que las personas de clase media son las más afectadas por el impacto económico del virus debido a que se ha concentrado en la economía informal y en el ámbito rural y donde hay menos opciones para trabajar y estudiar a distancia por la falta de herramientas como el internet.
Según el organismo, pese a que las remesas han sido determinantes para reducir la pobreza en El Salvador, “ha habido un estancamiento de la clase media consolidada a pesar del incremento en ingresos antes de la COVID-19”.
También señala que entre 1999 y 2019 la clase media en El Salvador osciló entre el 17 % y el 24.6 %, pero este porcentaje aún no logra cerrar la brecha con los países de América Latina, donde la clase media promedia un 32 % de la población.
El BID agrega que en ese mismo período se vio una considerable expansión de la población vulnerable definida como “hogares no pobres” con ingresos en un rango de $5 a $12.4 por día.
“Este grupo pasó de representar un tercio a casi la mitad de la población total del país, la cual está expuesta a múltiples riesgos como variaciones en el costo de la canasta básica, recesiones económicas y choques externos. Estos hogares constituyen, además, el grupo de ingreso con mayor riesgo de migración y que recibe la mayor parte de las remesas extranjeras”, señala.
En concreto, el BID destaca en el informe que la tasa de pobreza podría incrementarse en cerca de 7.4 puntos porcentuales, es decir, en unas 478,000 personas adicionales con ingresos diarios menores a $5.
La informalidad, por otro lado, también está fuertemente asociada a una mayor incidencia de pobreza: el 73% de la Población Económicamente Activa (PEA) no cotiza al seguro social, pero representa el 94% del total de pobres.
Lea también: Más de 1.5 millones de personas están en riesgo de caer en la pobreza, según ESEN
Desigualdad
El BID también explica que pese a que es un país más urbano que sus vecinos, el 62% de sus 1.85 millones de pobres se encuentran en la zona rural. “La mejora en el nivel de ingreso no se ha distribuido uniformemente en el país”, indica. Y esto también es percibido así por la población.
De acuerdo a resultados del Latinobarómetro citados en el informe, entre 1997 y 2019 la proporción de personas que consideran que en El Salvador la distribución del ingreso es injusta subió de 60% a 87%, siendo la más alta de la región.
Además advierte que si bien el nuevo Gobierno cuenta con una alta aceptación popular, de no abordarse los problemas estructurales del país, como la desigualdad de ingresos y de oportunidades, la probabilidad de descontento social podría iniciar otro ciclo incremental.
El BID agrega que el principal mecanismo a través del cual se ha incrementado la clase media ha sido debido a la creación de empleos formales en el sector privado y también sugiere un mayor análisis de los sistemas de protección social, pues afirma que tienen mucho espacio para mejorar. “La mayoría de los subsidios no llegan a los hogares más pobres”, puntualiza el banco.