El número frío es 84. Es la cifra de doctores que han fallecido por el COVID-19, desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, según datos del Colegio Médico. Detrás de ese 84 hay seres humanos que fueron grandes maestros de medicina; hay pediatras que cuidaron a generaciones de familias; hay cirujanos que enseñaron a los recién formados cómo sobrellevar la presión de un quirófano. Y tantos más.
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Un etcétera doloroso del que habla el doctor Miguel Majano, pediatra neonatólogo, quien como vicepresidente del Colegio Médico conversa con El Diario de Hoy para hacer un balance de cómo el COVID-19 impactó, impacta y seguirá impactando tanto en el gremio médico así como en toda la sociedad salvadoreña, si las autoridades de Gobierno no reenfocan sus esfuerzos hacia la educación de la ciudadanía sobre el virus, en lugar de priorizar otros ángulos, como la política.
Doctor, ¿qué balance hacen como gremio médico de este año en pandemia?
Lastimosamente, es algo difícil hacer un balance, porque los datos que nosotros como Colegio tenemos son datos que las mismas autoridades del Gobierno nos las contradicen, cuando hemos llevado un análisis y una lectura de todos los colegas que han fallecido. Nuestras filiales nos han aportado gran cantidad de información.
Al principio era un problema porque no teníamos información, el Ministerio (de Salud) acaparó todo sobre la toma de muestra PCR-RT. Pero en medicina, todo nos decía, si estamos en una pandemia y las manifestaciones son estas (síntomas en casos de fallecidos), lo que hay que pensar es COVID.
¿Y cómo concluían que un profesional había muerto por COVID, si no tenían una prueba PCR para comprobarlo?
A algunos no le hicieron pruebas de COVID, pero eso no quiere decir que no hayan muerto de COVID. En medicina decimos, “si tiene plumas como pato, camina como pato, hace como pato, es pato”. Aunque no tenga la PCR.
Pero, ¿cómo manejaron los meses en que no había opciones de hacer prueba incluso por lo privado, lo cual está disponible desde agosto de 2020?
Es una de las observaciones que le hacemos a las autoridades. Ellos dicen, “si no tiene pruebas COVID, no es COVID; pero si tiene manifestaciones de COVID, hay que tratarlo como COVID”. Eso lo ha dicho el ministro (Francisco) Alabí. Entonces, ¿en qué estamos? Ante eso y sabiendo cómo se transmitía el virus, lo tenían que tratar como COVID.
¿Cómo fueron recopilando la información sobre las personas fallecidas del gremio?
Ha sido muy difícil tener información de todos los trabajadores de salud, no solo de los médicos. Con los médicos se nos ha hecho un poco más factible, porque al haber un colega que estuviera enfermo por COVID, eso se regaba por el gremio, y se daba la noticia, que estaban ingresados, o habían fallecido.
Además, hay que revisar el concepto de primera línea de atención. ¿Qué es? ¿Los que trabajan solo en hospitales, unidades de salud, en el ministerio o sistema de salud del país; o todos los médicos que estamos trabajando y tuvimos contacto con alguna persona con COVID? Eso hay que aclararlo, porque dentro de los médicos hay muchos que murieron y ejercían en lo privado, y eso como producto del rebalse de casos que estaba, tanto en el Seguro Social como en el Ministerio.
En julio 2020 fue notorio ese rebalse, como Colegio Médico ustedes reportaron 33 muertes de profesionales en ese mes, el más difícil.
En el parqueo del ISSS estaban las tiendas de campaña con los pacientes recibiendo oxígeno. No estaba el Hospital Cifco; en el Rosales estaba lleno, el Saldaña no era un hospital apto para COVID. Eso generó que muchos médicos, en lo privado, tuvieran esos contactos.
Debido a la contratación de los diferentes colegas que trabajan en el sistema de salud, estaban más expuestos. Porque hay médicos que trabajaban cuatro horas en el Ministerio de Salud, y otros cuatro horas se iban para el Seguro o su clínica privada. Estaban expuestos en tres formas de poder adquirir la enfermedad.
¿Cuál fue el primer fallecimiento en el gremio médico que ustedes reportaron?
El primero que falleció el 7 de abril, que era un colega que venía de Canadá, fue el doctor Fredy Majano. Tenía tiempo de haberse ido a Canadá, había sido profesor de cirugía de la Matías Delgado, en el hospital de Santa Tecla. Él vino, cerraron el aeropuerto y lo mandaron a su centro de contención, donde él se enfermó, lo mandaron para el Saldaña en cuidados intensivos, después al Lamapetepec del ISSS y ahí falleció. No es de primera línea, pero la responsabilidad recae sobre los hospitales.

Uno de los factores que llevó al contagio de muchos profesionales de la salud fue la falta de equipo de protección personal (EPP), que no les entregó debidamente el Ministerio de Salud, según denuncias del mismo gremio. Cuando empezó la pandemia, los colegas enfermeras, motoristas, en fin todo el personal sanitario, se quejaba de la falta de insumos médicos, de la falta de equipo, mascarillas, en fin, todo lo que estuviera relacionado con prevenir una contaminación. Solicitamos en abril de 2020 una reunión al ministro Alabí, y nos la vino a dar hasta mayo. Quisimos ponerle en claro que los colegas se estaban quejando.
Pero, ¿efectivamente el Gobierno resolvió eso? ¿Cuentan ahora con el equipo adecuado?
Lastimosamente no tenemos esos datos, por lo que no podemos decir lo que se hizo bien o mal. Después de audiencia que nos vino a dar el ministerio en mayo, empezó a anunciar el Gobierno que ya comenzaban a entregar equipo de protección al personal. Ahora, ya en 2021, estamos hablando de las vacunas, ya estamos embebidos en cuál vacuna nos van a poner. Se nos olvidó la cuarentena y el equipo de protección.
Entonces, ¿el personal de salud está debidamente protegido? ¿Se aprendió la lección?
Quisiera pensar que sí. Aunque, ¿estos EPP son equipos certificados? eso no nos consta, no podemos decir si el equipo protege a quien está atendiendo en primera línea en la pandemia. No conocemos la garantía que pueda tener este equipo. Una certificación que nos diga que el equipo es válido como protección personal. Porque si falla, está expuesto a una demanda. No sabemos si el equipo es bueno o es malo.
Doctor, ¿cómo han manejado la muerte de sus colegas, que han sido compañeros de batalla, maestros, alumnos, etc., en este pandemia?
Fue bastante difícil asimilar. Se habían muerto maestros, el padre de los transplantes renales, como el doctor Miguel Saldaña Arévalo, nefrólogos, patólogos; un colega mío ginecólogo. Gente muy cercana, no solo a mí sino a las familias.
Era complicado aceptar la muerte de alguien que estaba bien, y de repente nos dijeron que había caído con la enfermedad. Sabiendo de gente que ha estado a la par de uno, que ha trabajado a la par de uno, que ha sido maestros de uno, compañero de uno, ¿qué pasó? Esas cosas las estamos viviendo, nos hemos acostumbrado, ya nos pusimos la camisa de fuerza, pero es triste no poder despedirlos como se merece.
Dejemos que sea un velatorio; no poder siquiera llegar al lugar donde lo van a enterrar, darle una despedida. Es algo triste, trágico, pensar que si me va a dar COVID, y me ingresan en un hospital, lo más probable es que la familia se tiene que ir acostumbrando a que ya no lo va a volver a ver.
Y en el tema de educación sobre el virus en la población, ¿cómo cree que lo ha manejado el Gobierno?
En lugar de estar haciendo propagando política para el 28 de febrero, deberían haber hecho campaña de educación, sobre cómo se va a vacunar a la población.
Para mover a las masas, usted tiene que hacer una campaña educativa sobre cómo se va a vacunar; y que todavía estamos en riesgo: todos decimos alcohol gel, distancia de dos metros, lavarse las manos con agua y jabón. Todo el año vamos a pasar en alza, si no educamos a la población. Esto es un problema de salud pública que lo han mezclado con un problema de tipo político.
El Ministerio de Salud ha dicho que lo está haciendo bien y que ha recibido felicitaciones de organismos internacionales.
Eso no es real. Hay acciones que se generaron y fueron valiosas, como el cierre temprano del aeropuerto, de las fronteras. Lo malo es que no se planificó como debería haberse hecho, y no por lo que diga el Colegio, sino porque las mismas personas que venían del exterior, en el centro de contención de Jiquilisco, se miraba aquello como si fuera un mercado, no era un centro de contención. Eso entre otras cosas.
Cuando empezó la pandemia, los colegas enfermeras, motoristas, en fin todo el personal sanitario, se quejaba de la falta de insumos médicos, de la falta de equipo, mascarillas... Nosotros pusimos a disposición a nuestro personal técnico al Ministerio, ellos decidieron dejar de lado al Colegio Médico.
El Ministerio de Salud tiene sus instrumentos cuando hay un problema de pandemia, para poder hacer su trabajo, no necesita de la Asamblea.
No estoy de acuerdo en que le eche la culpa (a los diputados) en la Asamblea. Un ejemplo: los estadios. A mí me gusta el fútbol, pero Italia, Francia, España, juegan a estadio vacío. Eso le corresponde al Ministerio de Salud. Aunque se molesten los equipos, usted pone las reglas del juego. ¿Qué prefiere? ¿Que haya dos mil muertos?