Reunido con su familia, en la casa de su padre en Austin, Texas, así vivió la llegada de la nave Perseverance a Marte el joven ingeniero Óscar Paniagua. “Estaba con mi papá, mi hermano y mi tía. Ellos súper orgullosos, impresionados de ver todo lo que estaba pasando, el proceso para que la nave aterrizara en Marte”, relata.
Pero el sentimiento propio fue muy distinto al de su familia. “Estaba bien nervioso de que funcionara todo porque hay cosas que llevan mi nombre, que yo di mi sello de aprobación para que estas cosas fueran instaladas en la nave”, relata Óscar con mucha emoción.
Los últimos cuatro años, este joven fue parte del equipo del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la Nasa. Su labor fue como líder de control de calidad, una parte esencial para asegurar el éxito de esa misión.
En específico, su trabajo se basó en “el Rover (robot), el Descent Stage (una nave que usa cohetes para bajar de velocidad una vez que está cerca del suelo en Marte) y también en la parte de la nave que se usa para moverse de la Tierra a Marte.
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“En esas tres partes trabajé en el sistema térmico, que es una serie de bombas y refrigerantes para mantener en temperatura ideal a la nave. Si eso no funcionaba, la nave se sobrecalentaba y se perdía la misión”, explicó Óscar.
Una vez el Perseverance llegó a suelo marciano, Óscar descansó y las felicitaciones empezaron a llegar de todas partes, de sus amigos y familiares. “Toda la familia en El Salvador me pasó felicitando. Se sintió bien bonito ser una fuente de orgullo para mi familia y todos pasaron pendientes y felicitándome y me sentí bien acompañado”, relata.
Nuevos proyectos
El trabajo en el proyecto de Perseverance terminó en julio de 2020, cuando la nave partió desde Cabo Cañaveral, en Florida. Pero su trabajo en Nasa continúa, desde enero pasado, Óscar se ha sumado a un nuevo proyecto, siempre en JPL.
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“Se llama Europa Clipper (el proyecto) que va a estudiar una de las lunas de Júpiter, la luna se llama Europa y está completamente cubierta de hielo y se cree, con bastante certeza, que hay océanos abajo del hielo y que puede haber vida en estos océanos, porque se replican bastante a los mecanismos de cómo empezó la vida en este planeta. Estoy trabajando de nuevo en el sistema térmico”, cuenta con mucha emoción el ingeniero.
Óscar vivió su infancia en El Salvador, estudió en el Liceo Salvadoreño y en la Escuela Panamericana. Desde niño, fue muy entregado a las matemáticas y la ciencia, pero jamás pensó en trabajar para la Nasa.
Su sueño era trabajar en el diseño de vehículos, pero durante su carrera y gracias a pasantías, decidió aplicar muchas veces en proyectos de la Nasa. Sus estudios superiores los realizó en la Universidad de Texas, en El Paso (UTEP), donde estuvo por dos años y los concluyó en la Universidad de Texas, en Austin, donde se graduó en Ingeniería Mecánica.