So Lazo es una ilustradora y tatuadora salvadoreña. Tiene 29 años de edad. Su trabajo se caracteriza por abordar temas de sexualidad, feminismo e identidad personal a través de una combinación de trazos y colores cargados de emoción, diversidad y liberación. La artista ha expuesto su trabajo en París, Bali, Dubái, San Francisco, Nueva York y otras ciudad del mundo.
Dentro de su portafolio cuenta con proyectos tan interesantes y singulares como su personalidad. Ha ilustrado libros para importantes casas editoriales como Alfaguara, Santillana y Chronicle Books. Ha colaborado con la fundación africana “Alive & Kicking”. Ha trabajado algunas piezas graficas para la compañía de software Adobe. Ha realizado una corta residencia artística en estudios de tatuaje en París y Baltimore, y administra su propia tienda en línea, por mencionar algunos de sus logros.
Su estilo grafico está marcado por ir en contra del hiperrealismo, por el uso de los colores vibrantes en armonía con tonalidades pastel. Las formas orgánicas y una aura de misticismo atrae al espectador y lo sumerge en un universo de experiencias visuales. Conoce un poco más de So Lazo en sus propias palabras.
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¿Quién es So Lazo?
Hablando en el sentido profesional soy una ilustradora y tatuadora salvadoreña, pero hablando a nivel personal solo soy alguien que le gusta dibujar mucho y quiso de vivir de eso. Soy la menor de tres hermanos, siempre dicen que los hijos menores tenemos un poco más de libertad y somos más expresivos. En mi casa no había ningún tipo de influencia artística, porque mis papás son médicos. Entonces no sé de donde surgió esa necesidad por dibujar.
¿Cómo es un día en tu trabajo?
En general es bastante tranquilo. Estoy trabajando por mi propia cuenta, así que por lo general en las mañanas trato de mantenerme relajada, hago ejercicios y planeo lo que voy a hacer. Después de la hora del almuerzo inicio mi jornada, dependiendo de los proyectos que tenga, porque hago “freelance” pero no siempre, así que más que todo es administrar mi tienda en línea, ver que tipo de productos quiero hacer o que diseños voy a realizar.
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¿Qué es lo que más te gusta de ser ilustradora?
Definitivamente es la libertad. Por lo mismo que me permite enfocarme más en mi marca personal entonces tengo la independencia de hacer cualquier cosa que se me ocurra y lo mejor es que no tengo que mostrárselo a alguien para que lo apruebe. Sino que es más mi criterio personal y mi autonomía creativa.
¿Cómo describís el estilo de tu trabajo?
Mi estilo es bastante emocional e irregular. Me gusta un montón irme en contra del hiperrealismo, me gusta inventar nuevas formas. También es bastante colorido y expresivo en ese sentido. Me gusta mezclar temas que algunos puedan considerar un poco oscuros, como la magia, los demonios, y eso lo junto con mis propias emociones, sentimientos y temáticas sociales. Desde pequeña tuve esa fascinación por las historias y cuentos de fantasmas y brujas. Es algo que siempre ha estado presente en mi vida.
¿Cuáles son tus referentes en el mundo de la ilustración?
Cuando empecé me gustaba mucho el trabajo de María Herreros, de España y Power Paola, de Colombia, precisamente porque no es nada hiperrealista, al contrario su estilo es sumamente estilizado e irregular y se enfocan más en la expresión de emociones y no tanto en una perfección de técnica.
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¿Algo emocionante en lo que trabajas actualmente?
Siempre estoy con mi tienda en línea, es lo más grande que hago. Siempre estoy sacando todo tipo de productos, acabo de lanzar nuevos diseños de ropa, hace poco lancé productos de hogar y también estoy terminando de escribir mi segundo libro, que es completamente escrito e ilustrado por mí.
¿En que otros proyectos estas involucrada?
He trabajado con varias editoriales en la ilustración de libros. Empecé ilustrando libros escritos por otras personas, de hecho los primeros que trabajé fueron aquí en El Salvador y fue para Santillana. Fueron dos libros y salieron en el 2017. El primero se llama “Cinco”, escrito por Rosario Ríos y el otro es “Metzi y los leones”, de Lorena Juárez Saavedra. Luego vino otro proyecto grande junto a Alfaguara, fue un libro titulado “Si es amor, no duele”, de Iván Larreynaga y Pamela Palenciano, ese libro tuvo una exposición más grande y luego en 2019 saqué mi propio libro bajo el titulo “Witch, please!” con Chronicle Book, una editorial de San Francisco, Estados Unidos. Eso ha sido lo más grande en cuanto a libros.
He hecho otro tipo de proyectos, por ejemplo el diseño de una pelota de futbol para una organización que se llama “Alive and Kicking”, ellos realizan estas pelotas y parte de las ventas las donan a países africanos.
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¿Cuál fue tu primer proyecto a nivel profesional?
El primero fue básicamente el que me abrió las puertas, porque yo aún estaba en la universidad. Me contactó Adobe y querían una pieza ilustrada para un evento que ellos iban a tener en Indonesia sobre estudiantes y diseño. Ese fue mi primer trabajo pagado. Totalmente inesperado, pero me dio la confianza para darme cuenta que era algo a lo que yo me podía dedicar. Este proyecto con Adobe y mi primer libro son los trabajos que han marcado mi carrera.
¿Cómo llegaste a la ilustración editorial?
Fue de forma bien orgánica. Yo siempre estoy mostrando mi trabajo en Instagram y por suerte bastantes marcas están ocupando esta plataforma como recurso para descubrir ilustradores, diseñadores y otros artistas. Las redes sociales han tenido un papel súper importante en mi carrera, de no haber sido por Instagram y Behance no creo que fuera posible mantenerme como ilustradora independiente.
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¿Cuánto tiempo te lleva ilustrar un libro y cómo es este proceso?
Depende de la temática del libro. En el caso de mi primer libro la editorial se comunicó conmigo y me dijo que estaban interesados en que yo escribiera e ilustrara un libro. Era algo que nunca había hecho y no sabía si iba a poder hacerlo, pero ellos me dieron una guía. Me dijeron: “queremos que sea sobre brujas modernas y queremos que hable de estos puntos”. A partir de ahí fui completamente libre para crear, ya con algunos lineamientos es más fácil establecer qué decir o de qué manera me voy a comunicarme. Yo sabía que este libro tenia que tener una perspectiva feminista e inclusiva, porque son cosas sumamente importantes para mí.
El segundo libro, que estoy terminando ahorita, es completamente diferente porque es muchísimo más personal. Por lo mismo que yo recurro a ilustrar comics como una forma de expresión y desahogo, como una especie de terapia personal. Entonces la editorial vio que el público se identificaba con esto y de ahí surgió la idea de hacer este segundo libro, como una complicación de todos estos comics que cuentan mis experiencias personales. Ahorita estoy en la etapa de diseño pero estimo que el próximo año estará publicado.
¿Qué herramientas de trabajo utilizas para crear tus ilustraciones; prefieres, técnicas tradicionales o digitales?
He experimentado bastante con un montón de técnicas a lo largo de los años. Creo que al principio me enfoqué más en técnicas manuales – que aún me gustan mucho- en especial las técnicas de impresión como el linograbado y la serigrafía, también me gustan las temperas y los plumones. Pero últimamente y sobre todo para proyectos laborales me enfoco más en el área digital, entonces todo lo hago en el iPad con Procreate.
¿Cómo surge tu línea de ropa?
Desde antes de conocer la ilustración siempre tuve interés hacia el diseño de modas. Cuando entré a la universidad me inscribí en la carrera de Diseño del Producto Artesanal porque era lo más parecido que había a moda en aquel momento. Ahí conocí la ilustración, el diseño grafico y todo ese mundo. Llegué al punto de cambiarme de carrera donde me enfoqué mucho más en ilustrar y me terminé graduando de eso pero siempre me quedó esa curiosidad por llevar mis ilustraciones a productos, en especial a prendas de vestir. Así que fue una evolución natural de mi trabajo.