¿Por qué no ir a votar? Muchos consideramos la política como un problema tan grande que preferimos esconder la cabeza en la arena como un avestruz para no enfrentarlo. Eso es lo que acontece con frecuencia en nuestro país: vemos algo tan sucio y corrupto que preferimos hacer como si no lo vemos y no vamos a votar. Ya no falta mucho para las elecciones, y de nosotros depender elegir a nuestros diputados. Pero, ¿cómo elegirlos? ¿Cuáles son los criterios?
No toma más de diez minutos leer las propuestas claves de campaña de un candidato (en las redes sociales puedes encontrarlas fácilmente y verás que la mayoría se parecen). No olvidemos que el presupuesto es esencial, el candidato tiene que ser realista y no prometer cielo y tierra para, al final, terminar incumpliéndolo. En efecto, los candidatos tienen que dejar de hacer promesas inalcanzables, tienen que medir las consecuencias de sus propuestas y explicar cómo se pondrán manos a la obra: queremos algo CONCRETO.
El partido no es tanto lo que nos interesa (porque hay gente brillante y capaz en casi todos los partidos), pero los asesores de la persona, su entorno cercano, sí. Como dice el dicho “Dime con quién andas y te diré quién eres”, si son gente competente, honesta y trabajadora, sabrán aconsejarlo y guiarlo por el buen camino. Y también, ¿quién financia al candidato? Muchas veces los que financian tienen intereses que van en contra del bienestar de la mayoría. Un financiamiento ilegal o turbio puede dar lugar a corrupción o favoritismo. Un buen candidato es quien es transparente en el financiamiento de su campaña, declara sus bienes, paga sus impuestos y tiene un comportamiento ejemplar.
Lo más importante es la persona y su carrera: ¿Se está presentando por el interés de la comunidad o interés propio (o de un grupo restringido de personas)? Es decir, hay que preguntarse si es un egocéntrico o si tiene una verdadera visión para el desarrollo del país. Es importante que la persona desee servir a su gente, sea educada y respetuosa de las opiniones de los otros (no pierde su tiempo criticando el trabajo de los otros, porque se enfoca en el de él mismo). ¿Cuáles son los valores más importantes para nosotros? Los diputados que elijamos son los que defenderán los valores que para nosotros son esenciales: la democracia es uno de ellos.
¿Cuál es su historia? De dónde viene no quiere decir que el pasado define el futuro, pero dice mucho de lo que puede lograr esa persona. ¿Cuál es su actitud profesional y su postura ética? ¿Ha estado involucrado en algún asunto ilegal? ¿Ha gestionado bien sus negocios o trabajos? Imaginémonos que quiero abrir un negocio, ¿quisiera que fuera mi socio? ¿Es de confianza y honesto en el manejo de sus cuentas, sabe llevar un presupuesto? El candidato debe estar consciente de la magnitud de la responsabilidad de gestionar los fondos públicos. Tendrá que adoptar una visión estratégica de nuestra economía e invertir en proyectos que garanticen la prosperidad en el futuro.
Hay muchas cosas que se pueden tomar en cuenta a la hora de elegir por quién votar, pero con estas preguntas ya podemos hacernos una idea. No nos dejemos llevar por candidatos que pasan desacreditando a sus opositores, concentrémonos en el programa y en los hechos de su pasado. No escondamos la cabeza como el avestruz, no nos hagamos los de los ojos ciegos. Así como pasamos horas viendo perfiles de nuestros amigos en las redes, ¡vamos a “stalkear*” a los candidatos! (* Stalker es una persona que vigila o espía, mediante Internet, sobre todo utilizando las redes sociales).
Maestría en Políticas Públicas, Consultora en Sector Público