La renovación se abre paso

Fue la intervención de la poeta Amanda Gorman lo que culminó el mensaje de pluralidad que enarbola la era Biden-Harris. En el texto que recitó se describió cómo una afroamericana criada por una madre soltera en un barrio multicultural de Los Ángeles. En el poema, titulado “La colina que subimos”, la escritora de 22 años se refirió a una nación que “no está rota, pero sencillamente inconclusa”.

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En 2020 los costarricenses protagonizaron masivas protestas en contra de un acuerdo con el FMI.

Por Gina Montaner

2021-01-22 7:10:00

Contra todo pronóstico, la ceremonia de investidura del presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris salió muy airosa. Lo tenían todo en su contra por la pandemia, la amenaza de ataques de grupos de extrema derecha y la retahíla de desaires del ex presidente Donald Trump, quien ni siquiera se dignó a formar parte de una venerable tradición de la democracia estadounidense. Sin embargo, en una mañana fría pero soleada el acto salió redondo y hasta se benefició de la ausencia de un mandatario saliente al que nunca le ha gustado compartir protagonismo.
Se podrían resaltar muchas cosas de tan singular toma de posesión a la sombra de un Capitolio que unos días antes había sido asaltado por una horda trumpista con intenciones de detener el proceso de certificación del demócrata como presidente. Algunos instantes destacados fueron el discurso de Biden, sin ocultar que los retos que le esperan son enormes; los aplausos al ex vicepresidente Mike Pence y su esposa; o la sobrecogedora actuación de Lady Gaga al entonar el himno nacional.
Viendo a la estrella del pop, con su estilo tan personal y luciendo un broche con una paloma de la paz como símbolo de unidad en un momento de tan profunda división en el país, era evidente que uno de los grandes mensajes de la ceremonia era la celebración de la diversidad en todas sus aristas: en lo cultural y racial. En la identidad y orientación sexuales. En los modelos de familias no convencionales. Al fin y al cabo, el gabinete de esta nueva administración conformará un amplio abanico que es el reflejo de una nación cada vez más heterogénea. Una realidad incuestionable a la que se resisten muchos de los radicales que campearon a sus anchas en la sede el Congreso invocando la proclama de Make America Great Again.
Resulta irónico que Trump, un pecador impenitente y con un récord que deja mucho que desear en lo referente a su comportamiento y actitudes con las mujeres, se aliara con el ala radical evangélica y católica, opuesta al aborto y a uniones entre personas del mismo sexo que desafían el concepto de la familia tradicional. Cuatro años antes, el desfile presidencial que su familia disfrutó sin temer ataques de grupos ultras lo presidió el ex mandatario con un par de divorcios en su haber e hijos de diversos matrimonios. Eso sí, con el sello que tanto revindica de la “pureza” que supuestamente emana de la ascendencia europea. Un clan libre de la sospecha de origen que el movimiento Birther, del que Trump fue uno de los principales promotores, impulsó en su día contra Barak Obama, el primer hombre negro en ocupar la Casa Blanca. Un hito histórico que hasta el día de hoy descompone al supremacismo blanco.
Cuatro años después de la victoria de Trump, la primera mujer negra y de origen asiático en ocupar la vicepresidencia desfiló con un vestido morado (símbolo del sufragismo y el feminismo) rodeada de su marido, el abogado Doug Emhoff, y los dos hijos de éste. Entre el público invitado los aplaudió la ex esposa de quien será el primer segundo caballero de los Estados Unidos. En la toma de posesión también se encontraba Pete Buttigieg, quien podría ser el próximo secretario de Transporte, acompañado de su marido. Familias modernas que son el espejo del presente y el futuro del país.
Pero fue la intervención de la poeta Amanda Gorman lo que culminó el mensaje de pluralidad que enarbola la era Biden-Harris. En el texto que recitó se describió como una afroamericana criada por una madre soltera en un barrio multicultural de Los Ángeles. En el poema, titulado “La colina que subimos”, la escritora de 22 años se refirió a una nación que “no está rota, pero sencillamente inconclusa”. La voz vibrante de la joven poeta y activista era una muestra de la renovación que se abre paso le pese a quien le pese. [©FIRMAS PRESS]

*Twitter: ginamontaner

Periodista