Veteranos del FMLN y FF. AA.: “Hace 29 años no podíamos sentarnos en la misma mesa”

José y Jesús pelearon la misma guerra, pero en bandos diferentes. Antes de 1992, eran enemigos irreconciliables y hoy celebran vivir en un país donde desde hace casi 3 décadas pueden ser amigos.

Para Jesús Quijano y José Melara, ambos veteranos de guerra, actualmente se están repitiendo muchos factores que desencadenaron el conflicto armado en la década de 1980.

Por Ricardo Avelar

2021-01-14 9:50:40

“Definitivamente no”. Con esa contundencia contesta José Santos Melara, alias “Pepe”, si él y Jesús Quijano podrían haber trabajado de la mano como lo hacen hoy.

En 1978, “Pepe” se integró al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), uno de los cinco grupos armados que en 1980 conformaron el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). A su lado derecho, en la mesa, se sienta Jesús Quijano, quien en 1986 se integró a la Fuerza Aérea, una rama de las Fuerzas Armadas de El Salvador (FAES). Hoy, ambos son parte de la directiva del Instituto Administrador de Beneficios para Veteranos y Excombatientes (INABVE). Y además son amigos. Pero ambos son contundentes en decir que hace más de 29 años sus diferencias eran irreconciliables.

Ese es, a su juicio, el valor principal de la firma de la paz, que hermanos salvadoreños dejaran de matarse por sus ideas políticas. “La guerra es una locura, nadie quiere regresar. Queremos caminar por las sendas de democracia, paz y justicia como hemos venido caminando. Ya no hay cabida en el país para combatir ideas con violencia”, dice Santos Melara con esperanza.

Pero llegar a esto no fue fácil, explica, y pide que este mensaje llegue a los salvadoreños, y particularmente a los jóvenes que pueden en ocasiones dar por sentada la paz.

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“Se tuvo que generar condiciones para el momento de podernos sentar y hubo actores clave, como Naciones Unidas o la Iglesia Católica, que promovieron que paráramos el sufrimiento de este pueblo”, recuerda el exguerrillero.

Además, celebra otro punto: “Nos pusimos de acuerdo y la prueba más palpable de ello es que se firmaron los acuerdos y no volvió a haber un disparo para combatir ideas”.

Jesús Quijano además destaca que El Salvador es un ejemplo a nivel mundial en cuanto al cumplimiento de estos acuerdos.

“El cese al fuego no se rompió por ninguno de los dos bandos protagonistas”, recalca con orgullo.

Por eso, y ante una creciente retórica que niega la importancia de los acuerdos, Quijano dice que “hoy más que nunca, debemos defenderlos, especialmente nosotros los veteranos que fuimos enemigos en el campo de batalla pero gracias a Dios llegamos al punto de sentarnos y dar fin a la locura ese 16 de enero”.

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Agrega que “se callaron las armas y no volvió a sonar un fusil entre las Fuerzas Armadas y el FMLN. Debemos proteger el legado de los Acuerdos de Paz porque fuimos enemigos en el campo de batalla y hoy, juntos, defendemos la paz”.

Y si bien “Pepe” y Quijano destacan con orgullo la historia, es imposible no adentrarse al presente y los riesgos que hoy enfrenta la paz…

Intentos de reescribir la historia

En diciembre de 2020, Nayib Bukele dijo en el caserío El Mozote, donde se produjo la más sangrienta masacre de la guerra, que esta y los acuerdos de paz fueron una farsa.

Esto produjo la indignación y el rechazo de gran parte de la sociedad salvadoreña, incluyendo al sector de excombatientes y veteranos.

Santos Melara es tajante y afirma que Bukele “quiere borrar nuestra historia y crear la suya propia”.

Y sin dar tantas vueltas, añade que “el presidente está enfermo con la obsesión del poder, de convertirse en un dios en el país y borrar y negar todo el pasado”.

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Por eso, además de las trampas retóricas y de negar el valor histórico de los Acuerdos de Paz, añade que el presidente está intentando asfixiar al sector de excombatientes (ver nota aparte).

“Trata de borrar la historia”, repite. “El año pasado no celebró los Acuerdos de Paz y eso que aún no había pandemia. Él quisiera que eso no existiera, pero nosotros sí lo celebraremos”, asegura.

Quijano se suma y recuerda la vieja máxima de que “un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”.

Añade que los acuerdos son la piedra angular que sostiene la democracia en este país y hay que cuidarlos, entendiendo que sus defectos y limitantes están para trabajarse como sociedad y no para usarse como excusas para deshacer la paz y libertad.

“Pepe” va más allá y dice que Bukele no podría haber sido presidente sin estos acuerdos y destaca que un beneficio claro es que el día en que ganó las elecciones y cuando tomó posesión, nadie deslegitimó su triunfo. “La alternabilidad es un beneficio de los acuerdos”, dice.

Abusos de poder

Además de su intento por reescribir la historia, ambos ven una deriva peligrosa en la administración Bukele y actitudes similares a las que había en el país previo al estallido de la guerra en 1980.

“En el conflicto se dividía a la sociedad entre los que están a favor y en contra de algo. Yhoy, si usted no piensa como ellos (el Gobierno), usted es el malo”, lamenta Quijano.

A su juicio, el gobierno actual encabeza una retórica divisiva y peligrosas acciones que rozan con una tentación dictatorial.

Santos Melara además ve intentos de poner mordaza a los medios y a las voces críticas, situaciones que le recuerdan a la represión que en 1978 lo llevó a integrarse al ERP.

“El único paso que le falta es combatir con violencia las ideas. Estamos frente a alguien que ve como enemigo a quien no piensa como él”, lamenta.

Hablar con ambos de los acuerdos no es solo hablar de historia, sino de discutir el presente y sus riesgos, especialmente de la mano de un presidente que coquetea con el autoritarismo y desdeña la conquista histórica de la paz.

Y, como en su momento, ellos lucen dispuestos a luchar por su país. “Nosotros peleamos por la paz y estamos dispuestos a defenderla”, sentencia “Pepe”.