Imagínate en la siguiente situación, estás en una relación de noviazgo y recibes la primera invitación especial ¡tú suegra te pide que llegues a cenar!
Una propuesta de esta magnitud demuestra que se trata de un vínculo sólido y serio, pero además en este tipo de encuentros es donde se revelan muchas cosas acerca de la personas, como los gustos culinarios.
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El borrego con mucha energía y entusiasmo inicia la grabación bajo la etiqueta “Y ustedes… ¿Qué harían?”, mientras comienza su relato “Hoy es el día perfecto, la suegra te invita por fin a cenar ¡ojo! Es el amor de tu vida, todos están en la mesa bien contentos, mucho gusto bienvenido (a), qué galán que mi hijo (a) haya encontrado una persona muy especial para su vida”, en resumen se muestra una primera parte de un momento ideal y todo está bien hasta que llega la hora de compartir los alimentos.
La situación se “complica” cuando la comida llega a la mesa, en ese instante Saravia explica con detalles: ” Y de repente sirven el platillo que ha preparado tu suegra: huevo con flor de izote ¡Hummm riquísimo! a la par de unos rellenos de pacaya y un gran vaso de fresco de carao con leche ¿Qué haces? ¿Qué haces?”, replica con angustia y frustración.
Tu suegra te invita a cenar, pero cuando los platillos llegan a la mesa solo piensas “Tierra trágame”, ya que no eres fanático de la pacaya, la Flor de Izote y menos del fresco de carao.
La insistencia del Borrego en preguntar qué harías en una situación como esa, es porque esos platillos son considerados para algunos poco apetecibles por su sabor y olor.
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Pero la invitación la hizo tu ” futura suegra” y es la mamá de la persona que amas qué harías si te sirven un menú con alimentos que no te agradan ¿Te los comerías por amor?