Seis policías se han suicidado en 43 días por problemas familiares

El pasado sábado se suicidó otro agente policial destacado en la subdelegación de Texistepeque, sumando tres en una misma semana. Policías solicitan se preste atención real al problema de salud mental del personal del nivel básico.

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Policías inspeccionan la entrada de la División de Policía Técnica Científica, donde el 8 de enero se suicidó con un disparo en la cabeza, uno de sus compañeros, el cabo Jorge Alberto Renderos. Foto EDH / Archivo

Por Jorge Beltrán Luna @Jbeltranluna_

2021-01-10 10:00:27

Un agente policial destacado en Texistepeque, identificado como César Adonay Sanabria, de 52 años, se suicidó a las 9:30 de la noche del pasado sábado, en su vivienda, según informes de fuentes policiales.

Sanabria estaba destacado en la subdelegación policial de Texistepeque, departamento de Santa Ana, donde era conocido como “El Mágico”. El hecho ocurrió en la casa del agente policial, ubicada en la colonia Bella Vista.

De acuerdo con fuentes policiales, el policía estaba en tratamiento debido a que ya había intentado quitarse la vida con anterioridad.

Con el presunto suicidio de Sanabria suman seis los casos de agentes policiales que se han quitado la vida desde el pasado 28 de noviembre. En la mayoría de casos, según las fuentes policiales, los suicidios han sido precedidos de discusiones familiares.

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Solo en lo que va de enero, tres elementos policiales se han suicidado en una semana, disparándose con sus armas de equipo.

Un caso más es investigado como presunto suicidio. Este es el de un agente que fue hospitalizado por envenenamiento, luego de salir sin permiso de las instalaciones policiales donde estaba asignado.

Caso por caso

El pasado 28 de noviembre, José Abraham Morales Lara, destacado en la delegación San Salvador Sur (San Marcos), se disparó con su arma de equipo luego de discutir con su pareja.

El 15 de diciembre, Víctor Hugo Alfaro Paula, destacado en el Aeropuerto de Comalapa, se disparó en la cabeza con su arma de equipo, posterior a una discusión con su pareja por problemas familiares.

El 28 de diciembre, fue el agente Gustavo Ernesto Mejía Rosales, quien, en estado de ebriedad, se hizo un disparo en el corazón. Este agente estaba destacado en la subdelegación de Candelaria de la Frontera, departamento de Santa Ana.

Luego, el 3 de enero, el sargento Fredy Ernesto Flores Guzmán, de 52 años, decidió suicidarse en su vivienda, en Ciudad Delgado, luego de que tuviera problemas con su esposa y ella le pidiera que se divorciaran.

El 8 de enero, fue reportado el suicidio del cabo Jorge Alberto Renderos. Este elemento estaba destacado en la División de Policía Técnica y Científica (DPTC), en la colonia San Francisco.

El cabo se disparó en la cabeza con su arma de equipo. Sus compañeros de trabajo lo trasladaron al Hospital General del Seguro Social, donde horas más tarde falleció.

Silencio ante el problema

A pesar de que es evidente el incremento de aparentes suicidios de agentes del nivel básico, la institución policial y el mismo director de la corporación no mencionan nada de eso en sus redes sociales.

“Si un policía está bien, la población estará mejor. Gracias Presidente @nayibbukele por continuar con la visión de dignificar la carrera policial…”, fue lo que escribió a las 12:43 p.m. del pasado 8 de enero, en un tuit, el director policial. Lo dijo como parte de su intervención en el acto de inauguración del puesto policial de El Zamoran, municipio de Jiquilisco, Usulután.

Mientras el director hablaba del bienestar de los policías, en el Hospital General del Seguro Social luchaban por salvarle la vida al cabo Jorge Alberto Renderos, quien a las 10:30 a.m. de ese día se había pegado un balazo en la cabeza.

De inmediato, el Movimiento de los Trabajadores de la Policía, en su cuenta de Twitter respondió al director Arriaza Chicas: “ La estabilidad emocional de los miembros de la @PNCSV debe ser prioridad, porque la Policía no la conforman los edificios, ni los vehículos, son los seres humanos que visten el uniforme los que le dan vida. Son el motor y la sangre, hay que atenderlos”.

Ese movimiento policial ha pedido a las autoridades policiales en repetidas ocasiones mejorar las condiciones, en cuanto a turnos de servicio y períodos de licencia, del personal del nivel básico.

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