El pasado 3 de enero, en el caserío Los Torres, cantón Obrajuelo, del municipio y departamento de Usulután, un grupo de más de diez hombres irrumpieron en las casas de un grupo familiar con la excusa de que eran policías que harían un cateo. Pero solo era una mentira. El objetivo real era matar a Jared Baltasar Argüello García.
Jared estaba en su vivienda junto a su esposa y sus dos hijos. Confundido de que quien llamaba a la puerta del inmueble era alguno de su familia, fue el primero que se encontró frente a frente con quienes lo matarían minutos después.
Los familiares de Jared Argüello, ejecutado en su vivienda en el cantón Obrajuelos, en Usulután, el pasado 3 de enero piden que se haga justicia por el sindicalista
En un inmueble cercado mitad con muro de ladrillos y el resto con tela metálica hay tres casas, en una vivía Jared, en otra una hermana con su esposo e hijos y en la siguiente, los padres de ambos y otro de sus hijos. La casa de Jared es la primera.
En un pestañeo, en el inmueble había unos diez hombres armados con escopetas, AK-47, M-16 y pistolas, vestidos con uniformes similares a los que usa la policía y los miembros de la Fuerza Armada; otros andaban de civil. Algunos con los rostros con gorros navarone y otros solo con una gorra de color oscuro, bien calada.
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De inmediato les dijeron que eran policías, que habían escuchado cuatro disparos en la zona y que harían un cateo. Atenidos a que los visitantes eran autoridad, los Argüello García amarraron a sus tres perros: dos rotweiler y un pitbull.
De acuerdo con testigos del hecho, por la forma de vestir: uniformes completos, botas y chalecos antibalas, creyeron que eran autoridades; fue hasta después que cayeron en la cuenta que los soldados no andan con escopetas y quien parecía comandar al grupo andaba con uniforme militar pero armado con una escopeta.
Un grupo se quedó en la casa de Jared, que está a la entrada del inmueble, mientras los otros registraban las otras dos casas.
Luego de decir que eran policías, les ordenaron que si tenían armas de fuego, que las entregaran y mostraran los documentos que amparaban la legalidad de las mismas. Así lo hizo la familia.
Con la excusa de que para evitar que luego fueran acusados de que se había robado cosas de valor durante el cateo, les ordenaron que detallaran las prendas de valor que tenía cada cual en sus casa. Los Argüello García obedecieron.
El cuñado de Jared dijo que tenía 20 mil dólares en efectivo. Los sacó de donde los tenía guardado y también les explicó que él era el encargado de construirle la casa a un pariente que reside en Estados Unidos y que el dinero lo habían traído unos familiares que en diciembre vinieron de aquel país.
El hombre les mostró el documento con el cual comprobaba que el ingreso del dinero había sido declarado en el aeropuerto Monseñor Romero.
“A matar al perro de la entrada venimos”
De repente, los delincuentes dijeron que no eran policías, que eran un grupo de exterminio. Lo hincaron a todos y dijeron que si les daban los 20 mil dólares no les harían daño. Les gritaron que habían llegado a matar al perro de la entrada”, en referencia a Jared cuya vivienda está en la entrada del inmueble.
Mientras eso ocurría, en la casa de Jared, tres o cuatro hombres más lo habían obligado a entregarle una escopeta y una pistola que tenía de manera legal. Primero le dijeron que eran policías, que se pusiera pantalón porque se lo llevarían, pero minutos después revelaron las verdaderas intenciones.
Jared les dijo que no iría a ninguna parte y que si lo iban a matar, solo les pedía que no lo hicieran frente a sus dos hijos menores.
Los hombres, ya furiosos, con gritos insultantes le ordenaron a la esposa de Jared que se metiera a un dormitorio con los niños. Luego sonaron dos disparos. Ella salió a ver, su esposo estaba en la sala de estar de la casa. Uno de los asesinos le asestó otros dos disparos, uno de esos en la cabeza.
Jared murió de inmediato
Luego los asesinos se marcharon llevándose los 20 mil dólares, cinco pistolas y dos escopetas, así como siete teléfonos. Todas las armas estaban debidamente matriculadas y sus dueños tienen licencia de portación, afirman los afectados.
Luego de que se marcharon los delincuentes, la familia llamó al 911 del teléfono de la madre de la víctima, quien lo había escondido. Como a los 20 minutos llegaron a pie tres policías; posteriormente otros más en un vehículo policial.
Poca colaboración de PNC
La familia de Jared asegura que no encuentran explicación de lo sucedido el domingo anterior. Jared tenía un buen empleo en una compañía eléctrica de oriente, era muy correcto,aseguran, en todos los ámbitos de su vida y en el cantón donde vivía solía ser solidario con sus vecinos, así como lo es toda la familia Argüello García.
Por su parte, la esposa afirma que Jared nunca le comentó de problemas que tuviera, excepto que aproximadamente un mes antes, con los dos perros más bravos de la familia ocurrió algo extraño: al dóberman lo envenenaron y un pastor alemán desapareció.
A raíz de eso Jared decidió levantar un muro alrededor de toda la casa para evitar que los perros se salieran.
A algunos familiares les perturba que han sabido que algunos policías andan diciendo que a Jared lo podrían haber matado en venganza por haber extorsionado a alguien.
Lo anterior no es cierto, aseguran, porque si bien en una de las casas había 20 mil dólares, se les demostró a los policías y al fiscal que llegaron a procesar la escena del crimen, que el dinero había sido declarado en la Aduana del aeropuerto por la persona que lo trajo desde Estados Unidos para invertirlo en gastos de construcción de una casa.
La familia asegura que perciben desinterés tanto en la Fiscalía como en la Policía, en investigar el caso.
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Uno de los parientes de la víctima de homicidio dijo a El Diario de Hoy que al ir a preguntar a la Fiscalía de Usulután sobre avances en la investigación, le dijeron que aún no habían asignado fiscal al caso.
No obstante, la Fiscalía niega que no se haya asignado fiscal al caso. Personal de la oficina de Prensa afirmó que desde el inicio del crimen se asignó a un fiscal para el desarrollo de la investigación.
Mientras tanto, El Diario de Hoy trató de buscar la versión de la oficina de investigaciones de Usulután y de la delegación policial de esa misma ciudad, pero en ambos casos, no se pudo obtener porque los jefes o encargados en ese momento no se encontraban en esas sedes policiales.