El patrono de Ahuachapán, el Dulce Nombre de Jesús, será procesionado por las principales calles de la ciudad el 1 de enero, como parte de una tradición que inició hace 82 años, cuando los feligreses mostraron de esa forma, agradecimiento por haber cesado réplicas de un terremoto que causó varios fallecidos y daños en la ciudad.
Aunque la tradición es para agradecer su intercesión en aquel entonces, ahora la procesión tendrá una nueva connotación ya que nuevamente los feligreses pedirán su intervención afín de que cese la pandemia provocada por el COVID-19.
El párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción, padre Oseas Borja, explicó que la procesión saldrá a las 4:00 de la tarde y que, a diferencia de otros años cuando el patrono era cargado en una anda, en esta ocasión irá en vehículo.
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Además de que estará acompañado de San José, patrono de los Misioneros Josefinos.
Llevar al Dulce Nombre de Jesús en vehículo permitirá que visite algunas comunidades como El Nopal, Santa Cruz, San Juan, y San Rafael, entre otras.
En años anteriores únicamente ha recorrido las principales calles del centro de la ciudad. El recorrido iniciará y finalizará en la parroquia Nuestra Señora de la Asunción.
La procesión “se hace para que el Dulce Nombre de Jesús proteja al pueblo ahuachapaneco debido a los sismo que se han dado siempre, debido a eso fue que surgió, cuidar al pueblo de los temblores. Ahora lo que queremos es que nos cuide, que proteja al pueblo, de la pandemia. Siempre se ha hecho para eso, sobretodo que nos libre de los temblores, ahora es para pedirle que nos libre de la pandemia, el cese de la pandemia”, expresó el religioso.
HISTORIA
La primera ocasión que se realizó la procesión fue el 1 de enero de 1938. Su origen data luego que la ciudad fue afectada por un fuerte terremoto que mantuvo con temor a la población por varios días debido a las constantes réplicas.
El 26 de diciembre de 1937 ocurrió un terremoto de 5.9 grados en la escala de Richter, con una profundidad de 18 kilómetros. Dicho evento causó daños en la cabecera departamental y al menos doce fallecidos.
La Monografía de Ahuachapán, que está en la Casa de la Cultura, establece que “hubo llanto, temor, desesperación. Ese día terminó la historia de los edificios de la alcaldía, el “hospital viejo”, y muchas viviendas particulares. Hubo un período de pánico. Las réplicas, según recuerdan quienes vivieron la desgracia, eran fuertes y continuas”.
Por ello, para las celebraciones de fin de año nadie pensaba en abrazos, cenas, cohetes o celebraciones, ya que las réplicas continuaban sembrando temor entre la población.
El 31 de diciembre, varios católicos llegaron a la iglesia para pedir al sacerdote José Chavarría que realizara una misa de “pedimento y misericordia”.
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La misa se hizo a las 6:00 de la tarde en el atrio del templo porque nadie quería entrar a la iglesia.
También optaron por procesionar al Dulce Nombre de Jesús el 1 de enero.
A partir del 2 de enero cesaron las réplicas del sismo por lo que juraron que el primer día del año iban a procesionar al Dulce Nombre de Jesús.
El recorrido del próximo 1 de enero tendrá una duración de dos horas y entrará al templo a las 6:00 de la tarde, justo para el inicio de la misa de esa hora.