Sí, la envidia es un antivalor que oscurece la cualidad de humano de las personas y las vuelve egoístas y rencorosas.
El Diccionario de la lengua española, Real Academia Española, Madrid, España, 2006, define el término “envidia” como “voz femenina que significa 1. Emulación, deseo de algo que no se posee. Comerse alguien de envidia: locución verbal coloquial que se traduce como Estar enteramente poseído de ella”.
La siguiente fábula nos recuerda el antivalor de la envidia; se titula “El gusano de luz”, y dice así:
Iba un gusano de luz tranquilamente avanzando sobre la perfumada hierba que cubría fértil prado y se le acerca una malévola serpiente que se apresta a devorarlo, y el gusanito le dice: ¿Qué mal te hice, amiga serpiente?, y esta le contesta: “Brillas, brillas demasiado”.
He aquí una descripción que a manera de acróstico se le hace a la palabra envidia: E, que significa egoísmo; N, que indica necedad; V, se refiere a la violencia; I, de irascible; D, de despreciable; I, de impertinente; y A, de angustia.
Envidia quiere decir codicia, deseo, emulación, rivalidad, celos, corrosión, rencor, resentimiento, creerse el más fuerte.
Y con respecto a “creerse el más fuerte”, nada más oportuno como la lección “La ley del más fuerte”, aparecida en el libro “Arrullos”, Libro de lectura para Segundo Grado de Primaria, escrito por los maestros Ceferino Enrique Lobo y José Más, Edición especial para El Salvador, con ilustraciones de V. Valdivia y coloración de Fernando, Editorial Kapeluz & Cía Moreno, Buenos Aires, Argentina, septiembre de 1946.
Dice así “La ley del más fuerte” (con el dibujo de una urraca que se apresta a robarle sus huevos a una débil jilguerilla): “-¡Déjalos! ¡Por favor, no me los robes! -imploraba la débil jilguerilla a la urraca ladrona.
-¿Dejarlos? ¡Ja, ja, ja! -respondió esta-. Soy el más fuerte: me los llevaré a todos.
-¡Ten piedad de mis pobres hijitos! ¡No los mates! ¡Déjalos!
-¡Soy el más fuerte; me los llevaré a todos!
Y la cruel urraca, después de picotear brutalmente a los jilguerillos, emprendió el vuelo llevándose dos en el pico.
Y al llegar la bárbara urraca a su nido, encontró al águila picoteando a sus hijuelos.
-¡No los mates! ¡Déjalos vivir! -dijo llorando la urraca.
-No quedará ninguno. ¡Soy el más fuerte! -le contestó el águila.
Y despreciando los lamentos de la urraca, se llevó a sus polluelos, repitiendo: ¡Soy el más fuerte! ¡Soy el más fuerte!
Moraleja: Solamente los animales y los ignorantes pueden razonar de esa manera.
Esta moraleja nos recuerda a los envidiosos, que se creen los más fuertes en cuanto a que ellos se sienten poderosos debido a su ignorancia, producto de su envidia.
Los envidiosos generalmente son fanfarrones, es decir que se precian y hacen alarde de lo que no son, y en particular se creen valientes.
Y con respecto a la palabra “fanfarrón” el libro “Origen de las palabras estrafalarias. Lengua española”, del lexicólogo español José Calles Vales, Editorial LIBSA, Madrid, España, 2002, dice lo siguiente:
“Fanfarrón. Adjetivo que significa ‘Individuo hablador y valentón. tabernario y arrogante, al que le gusta hablar y envanecerse de sus tropelías y necedades’. Cobarrubias dice: ‘El que está echando bravatas y se precia de valiente, hablando con arrogancia y jactancia, siendo un lebrón y gallina; porque los hombres valientes, de ordinario son muy callados y corteses’ ”.
Y continúa: “Es una palabra de formación expresiva y puede decirse onomatopéyica, porque el que es fanfarrón más farulla que habla y parece que está diciendo ‘farf’ ‘farf’ farf’. Ya en árabe, ‘farfar’ era un adjetivo dedicado a los parlanchines inconstantes; en italiano se decía ‘fanfano’ y ‘farfanicchio’, y en francés ‘farfano’ era una música estridente, con apariencia de buena, pero mala (‘fanfarria’)”.
Finalmente, agrega: “A veces se dice que ‘fanfarrón’ no ha sido siempre peyorativo, pero esto no es muy cierto, porque todo lo que es ostentoso y arrogante siempre ha merecido el desprecio de las gentes de bien. Y los fanfarrones quédense donde puedan, que ya nadie los toma en serio”. ¡Sí, señor!
Maestro, psicólogo, gramático