La explosión de una cohetería ilegal, que causó la muerte de dos niños y graves quemaduras en otro menor y un adulto, así como daños materiales en varias viviendas inmediatas, ha generado preocupación en los habitantes de la lotificación El Jordán 2, del cantón Planes del Ranchador, de Santa Ana.
Por un lado, hay familias que temen que, tras la desgracia causada el sábado por la explosión, las autoridades no les permitan seguir trabajando en la elaboración de pirotécnicos, hecho que los dejaría sin los ingresos previstos, derivados de la venta de cohetes, que es la fuente más importante de trabajo que tienen en esta época del año.
Además, según vecinos y propietarios de algunas de esas coheterías, esa actividad genera entre 75 y 100 plazas laborales, algo muy escaso en la referida comunidad, afirmaron, lugareños que dijeron ser conscientes del peligro pero que, frente a la necesidad de ganar dinero, deciden arriesgarse. Por otra parte, existe temor entre los vecinos de que algo similar vuelva a ocurrir. El siniestro dejó daños significativos en las casas más próximas al lugar de la explosión: rompió ventanas, agrietó paredes y levantó techos.
En la lotificación El Jordán 2 es un secreto a voces que existen unas 15 casas, dispersas por toda la comunidad, en donde se trabaja en la elaboración de cohetes, como un negocio propio o contratados por otras familias para salir a tiempo con los pedidos de fin de año.
La preocupación de quienes temen que ocurran otros incendios, como el del sábado, no es infundada. Una de esas personas es Victoria Romero, cuya casa resultó con severos daños en paredes y techo, producto de la onda expansiva que ocasionó la explosión de, al menos, unas 25 libras de pólvora, según fuentes de El Diario de Hoy que pidieron reserva de identidad.
Como la casa de Rosario, la de Antonio Ramírez también resultó con daños, aunque leves por la distancia. Según Antonio, la onda expansiva rompió las ventanas de su vivienda; igual que las de una iglesia evangélica, indicó.
Ayer, como muchos vecinos, Antonio ayudaba a otros lugareños a limpiar los escombros de la casa de Alonso Hernández, dueño de la cohetería que, desde hacía seis años, funcionaba ilegal y en la cual daba empleo a varias personas.
Ayer en la mañana, una docena de vecinos, la mayoría jóvenes, removían escombros y cargaban pick ups con los escombros que dejó la explosión. Algunos dijeron que, si bien la cohetería funcionaba de forma ilegal, es algo a lo que el desempleo obliga: ganar dinero para mantener a sus familias.
“Tenía varios años de estar trabajando con pólvora y nunca había pasado algo como esto; No solo en esta casa se trabaja con pólvora, hay varias familias que ven, en este trabajo, la única forma de ganarse honradamente la comida, aunque se sabe el peligro”, afirmó un vecino.
Todo sucedió en un santiamén
El incendio en la planta envasadora de gas propano, en Soyapango, recién había comenzado a trascender en redes sociales; algunos vecinos de la lotificación El Jordán 2 comenzaban a informarse de ese siniestro, cuando un estallido hizo temblar la tierra. Jamás imaginaron que fuera una cohetería.
De acuerdo con versiones de lugareños, en la casa de Alonso trabajaban en la elaboración de cohetes a toda prisa. Uno de los empleados cortaba mechas para los cohetes, cerca de donde estaba un recipiente con unas 25 libras de pólvora.
En el lugar también jugaban N. y A., de 18 meses y dos años de edad, respectivamente, habían llegado de visita a la casa de sus parientes. Según versiones, ambos estaban cerca de donde explotó la pólvora.
Alexander, padre de A., trató de poner a salvo a los dos niños , primos entre sí, y lo logró aunque eso le provocó terribles quemaduras. Los dos menores fueron trasladados a un hospital, pero murieron en el camino, mientras que Alexander se encuentra hospitalizado.
El incendio fue apagado con la ayuda de vecinos que, a fuerza de cubos y huacales, lograron sofocar el fuego; cuando el Cuerpo de Bomberos llegó, las llamas ya estaban controladas, aseguran lugareños.
De acuerdo con personas que trabajan en la elaboración de cohetes, cortar mecha requiere de mucha pericia para evitar desgracias. Si se hace con algún machete, hay que hacerlo despacio, sin prisas, para evitar que el machete se recaliente y encienda las mechas.
No obstante, aún no está claro qué fue lo que provocó la explosión que acabó con la vida de N. y A. y provocó graves quemaduras en C., un niño de 10 años que, aparentemente, estaba trabajando en la cohetería, aunque vecinos afirmaron que también estaba de visita, pues la esposa de Alonso es su tía.
El niño, que ahora lucha por sobrevivir, es muy conocido en El Jordán debido que, a pesar de su corta edad, le gusta trabajar para ayudar a su familia; de hecho, parientes cercanos de C., afirmaron que el menor suele vender pan dulce por las mañanas, en una bicicleta que le prestaba el dueño de la panadería de la comunidad.
La tarde del domingo, C. iba a ser trasladado a un hospital de Estados Unidos, en el estado de Texas, para tratarle las quemaduras, sin embargo, ya estando en el aeropuerto, sufrió complicaciones por lo cual fue necesario que la ambulancia que lo llevó a la terminal aérea, regresara al hospital de niños Benjamín Bloom.