Hubo una vez dos enamorados que entraron al encantado y secreto rosal de la vida. En él encontrarían la flor maravillosa del amor, la ilusión y la felicidad. Cada quien, por su lado, se internó en aquel celeste y sagrado jardín. Pasaron las horas, los días, los meses y los años. Finalmente les vieron salir a cada uno por rumbos distintos. Uno de ellos lucía dichoso y feliz, llevando una rosa mística, perfumada y resplandeciente en sus manos. “¿Por qué vienes feliz y sonriente y con la mirada iluminada?”, preguntaron al primero. “Encontré mi flor amada y no me importa morir o no volver, porque llevo conmigo mi mayor y anhelado tesoro”, respondió aquél. El otro buscador del amor, por su parte, venía triste, con lágrimas en sus ojos y herido de las manos.
Se fue de allá sin decir palabra alguna. El ángel que cuidaba aquel sacro jardín encontró una rosa cubierta de lágrimas y rocío. “¿Dime por qué has llorado, mi joven rosa encantada?”, le preguntó. “Tus pétalos están mojados del frío de la madrugada…”. “No son mis lágrimas, cree -respondió la flor-. Son lágrimas de un amor, que al tocarme se espinó la mano en el arrebol”. Moraleja: Cada quien cultiva en su jardín aquello que sembró en su corazón. <“La Felicidad es Cuento” C. Balaguer-Amazon>
Fábula: dos enamorados en el rosal de la vida

2020-12-06 5:26:56