En la Puerta del Diablo solo se escucha el sonido del viento que choca contra los dos grandes peñones que forman este monumento natural. Es un paraje donde cada fin de semana había bullicio de vendedores, risas de turistas y la música de cumbia.
Ahora es un lugar abandonado, que lleva más de dos años cerrado tras la paralización de la construcción de un centro recreativo que, al final del gobierno del FMLN, las autoridades de Turismo prometían que sería la punta de lanza para mejorar la afluencia en el municipio de Panchimalco, al sur de San Salvador.
En noviembre de 2018 se inició la construcción de un complejo turístico en la Puerta del Diablo, sin embargo luego de dos años las obras continúan paralizadas.
El 8 de noviembre de 2020 se cumplieron dos años desde que miles de personas dejaron de visitar el sitio que prometía ser un nuevo atractivo turístico. Pero hasta hoy, es un vestigio abandonado, sin futuro.
Lleno de maleza, agua, lodo y materiales de construcción, así se encuentran los 5,553 metros cuadrados de la obra denominada “Centro Recreativo Puerta del Diablo”, valorado en 1,253,000 de dólares.
FOTOS: Sitio turístico Puerta del Diablo lleva dos años cerrado y abandono
El Instituto Nacional de Turismo (ISTU) cerró el Parque Nacional Puerta del Diablo el 8 de noviembre del 2018 para dar espacio a una construcción que, desde que fueron presentados sus planos y proyecciones del aspecto final, computarizadas, levantó el descontento de arquitectos y ambientalistas por considerarlo un diseño falto de estética y tacto para acoplarse al entorno natural. Parecía indicar que se quería construir un centro comercial.
El lugar dejó de atraer a turistas nacionales e internacionales que, además de la vista panorámica y del clima, disfrutaban de platillos típicos a base de maíz. Era un centro de atracción y una fuente de ingreso para más de una treintena de vendedores.
La directora ejecutiva del ISTU durante la administración del FMLN, Dolores Henríquez, señaló que el proyecto no tenía “marcha atrás”. Sin embargo, 40 días después del cierre, es decir, el 18 de diciembre de 2018, el Juzgado Ambiental de Santa Tecla emitió una resolución en donde ordenó la suspensión de toda actividad dentro del parque.
Esto surgió a raíz de una denuncia ciudadana que señaló al ISTU como el responsable de la tala de árboles y el mal tratamiento de aguas sin permisos ambientales. Henríquez terminó aceptando el vacío y días después se presentó ante el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) para solicitar la autorización. Con la nueva disposición se reanudaron los trabajos.
En agosto del 2019, un equipo de El Diario de Hoy visitó el lugar, en donde se logró constatar el levantamiento de tres muros de confinamiento semicirculares y cinco de 33 quioscos en una de las tres plazas.
Para ese entonces, el ISTU anunció que las obras seguirán su curso sin interrupción.
Además: La Puerta del Diablo fue bautizada “La Puerta de los Ángeles” en 1972
Henríquez dejó su cargo con la llegada del gobierno de Nayib Bukele y en su lugar llegó Eny Aguiñada, excandidata a diputada en 2015 por el partido GANA. El 13 de enero de 2020 la funcionaria señaló en su cuenta de Twitter que harían cambios en los planos del proyecto en la Puerta del Diablo, la cual sería un “atractivo de primer nivel”, el cual, a su juicio, distaba de las expectativas de la administración anterior.
Mauricio Orellana, jefe de planificación de AMUSDELI OPAMUR, unidad técnica encargada de otorgar permisos de construcción dentro de los municipios de Panchimalco y Rosario de Mora y parte de Comures, señaló que en los últimos días de enero de 2020, el ISTU comunicó una serie de modificaciones ornamentales en la infraestructura a medio construir.
“Ellos (ISTU) solo vinieron a informar, pero nunca la ingresaron (la carpeta con la propuesta). Vimos los planos, pero nunca ingresó. Nosotros explicamos que tenía que pedir otro nuevo permiso de construcción. Ya no siguieron con lo que estaba aprobado y para hacer los cambios tienen que tener autorización de nosotros para comenzar las obras”, señaló Orellana a través de una entrevista vía teléfono.
El alcalde de Panchimalco, Mario Meléndez del FMLN, se mostró extrañado por la paralización de la construcción del parque recreativo. “(El ISTU) no ha tenido la capacidad y no ha presentado ninguna alternativa para los vendedores que hay en la zona. Al parecer no les gustaba el diseño, querían mejorarlo. Este proyecto suponía que iba a ayudar al turismo”, dijo el jefe edilicio.
Otro periodo de pausa llegó con la pandemia del COVID-19 y casi todos los sectores de la actividad económica fueron obligados a parar para evitar contagios masivos. Después de varios meses de confinamiento, el sector construcción reinició sus labores el 16 de junio 2020. Sin embargo, ningún obrero ni maquinaria regresó al parque para continuar la obra, según lo aseguraron varios de los vendedores que aún persisten en la zona y venden a los pocos curiosos que aún llegan.
Blindaje del ISTU
El Diario de Hoy quiso conocer la postura de Eny Aguiñada sobre el paro de las obras, sin embargo, no se obtuvo respuesta. La jefa de comunicaciones del ISTU, Zuleyma Zelaya, señaló que la directora “no está dando entrevistas a ningún medio” y que “ningún otro técnico está autorizado”. También dijo que Aguiñada se encuentra de gira por diferentes parques y no puede atender.
Tanto Mario Orellana del OPAMUR como el alcalde Mario Meléndez afirman que el ISTU no ha dado luces sobre la continuidad del proyecto en cuestión. “Hoy no sabemos con quién es que tenemos que hablar”, expresó Orellana.
Comerciantes sin respuesta
Cuando hace dos años se comunicó sobre el cierre del parque a los 38 comerciantes que vivían del turismo, estos entraron en conflicto con el ISTU, sobre todo porque se aproximaba el fin del año y las fechas festivas que garantizaban ingresos para sus familias.
El conflicto escaló cuando el 4 de noviembre del 2018, manifestantes se concentraron para cerrar los accesos al parque para que la maquinaria no entrara. El gobierno del FMLN utilizó elementos de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) para dispersar a las personas.
Hasta ahora el resentimiento por el trato que se les dio sigue vigente. Ángela Ortiz vende comida típica en la entrada principal desde hace 15 años y sus ingresos se han reducido a más de la mitad. Antes del cierre llegaba a vender hasta $100 diarios; después de la pandemia y con la pausa de las construcciones, sus ingresos “con suerte” superan los $40.
Según los planes del ISTU en el gobierno del FMLN, el centro turístico tendría 38 quioscos para arrendar a los comerciantes afiliados a ese instituto. Por el momento solo hay unos cajones de bloques de concreto abandonados y un enorme muro de contención poco estético.
Valor por lo natural
La Puerta del Diablo no solo es atractivo por la vista o por el clima, sino por su riqueza botánica y geológica. Según la resolución de la Oficina de Información (OIR) 081-2018, emitida por el Ministerio de Cultura, en la zona se puede encontrar rocas volcánicas que sirven de hogar para muchas especies de plantas, propias de la vida de peñones.
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El sustrato rocoso y los ricos suelos del cerro El Chulo han generado la proliferación de flora como guguchos, orquídeas y una especie de begonia que solo existe en El Salvador. Según el Herbario Nacional de El Salvador, el parque ha registrado al menos 25 especies de plantas que lo hacen único en todo el territorio.
El parque es considerado un lugar histórico derivado de sus valores culturales e inmateriales que lo llevó a ser referencia de visita recientemente por National Geographic.
Sin embargo, desde hace décadas no ha gozado de la protección necesaria para resguardarlo como tesoro natural. La basura por doquier tirada por los visitantes, la falta de senderos delimitados para evitar que los turistas pisoteen la vegetación y la música a alto volumen ya eran problemas que ninguna institución parecía interesada en controlar.