Buen viaje, barrilete cósmico

Qué momentos nos diste, Pelusa, sin duda inolvidables para quienes te vieron y te verán a través del baúl de los recuerdos en un futuro. Al final del día lo bueno que dejaste pesara más que lo no tan bueno.

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Nicolás Armando Muñoz celebra su gol ante Isidro Metapán en la fecha 2 de la fase 2 del Apertura 2020. Foto EDH / Cortesía Club Deportivo Águila

Por Luis José Rodríguez Samayoa

2020-11-25 10:02:50

A todos/as quienes disfrutamos de uno de los deportes más populares como es el balompié se nos llega un 25 de noviembre de 2020 en que nos vemos resignados a recibir una noticia triste por la partida de uno de los futbolistas más galardonados a lo largo de la historia, que brindó alegrías, risas y emociones cuando saltaba al campo de juego y cuando estaba fuera de este: el gran Diego Armando Maradona.
Una partida que en diversas ocasiones había sido gambeteada por el destino ahora es parte de una triste realidad, que sin duda ha golpeado emocionalmente a millones de aficionados y seguidores del deporte a nivel mundial.
Nació un 30 de octubre de 1960, siendo el quinto de ocho hijos. Su madre Dalma Salvadora “Tota” Franco da a luz a quien sería más adelante un icono que brillaría en la esfera del fútbol mundial. Desde chiquillo, dando inicios con el juego de pelota, logró conectar sus habilidades e ir demostrando su capacidad en el terreno de juego, bajo el apodo de cebollita. Posteriormente, trascendiendo en el fútbol de su amada Argentina y dando un salto de calidad en el continente europeo en donde derrochó pinceladas de buen fútbol, haciendo ver ese deporte como algo mágico e inigualable.
Y qué decir de su paso por la selección albiceleste, en donde siempre será recordado por darle su segundo y último mundial de México 86, el cual fue recordado por aquel gol conocido como “la Mano de Dios”, gracias a esa mano pícara que al final dio la victoria ante los ingleses en el terreno de juego, para que posteriormente se coronara campeón del mundo con aquel equipo plagado de estrellas y figuras que brillaban acompañando a su capitán Maradona. Un Diego que brillaba pero que poco a poco se fue apagando a lo largo del tiempo por las diversas situaciones personales y polémicas que surgieron a lo largo de su vida, siendo un hombre que con los mismos pies que pisaba el barro alcanzó a tocar el cielo.
Algunos/as te comparan y te seguirán comparando con otros iconos del fútbol, pero es imposible hacerlo ya que, más allá de tus defectos y errores que lastimosamente generaron en múltiples ocasiones polémica e incertidumbre sobre tu persona, fuiste un líder que agitaba, levantaba y motivaba a sus compañeros. El que tomaba un avión desde cualquier rincón del mundo para venir a jugar con la camiseta de su amada selección nacional. El barrilete cósmico de las canciones, el de los documentales a sin pelos en la lengua y sin censura, y las biografías siempre desajustadas.
Qué momentos nos diste, Pelusa, sin duda inolvidables para quienes te vieron y te verán a través del baúl de los recuerdos en un futuro. Al final del día lo bueno que dejaste pesara más que lo no tan bueno. Gracias por haber jugado al fútbol, por mostrarnos que el fútbol se juega y vive con alegría y entusiasmo, deleitándonos con la caprichosa (la pelota) realizando esos malabares y tangos en el terreno de juego. ¡Hasta pronto, súper 10, donde sea que te encuentres!

Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Jefe de Investigaciones de la Universidad Nueva San Salvador