“Nail biter” en español se traduce como “para comerse las uñas”. Así es la caracterización que múltiples medios están haciendo de la cerrada y dramática elección presidencial en los Estados Unidos.
La noche del martes, cuando fueron los comicios, los resultados daban ventaja al aspirante republicano Donald Trump, incluso en estados de alta contienda como Florida, Pennsylvania, Michigan, Ohio o Wisconsin.
Sin embargo, las reglas de algunos de estos territorios mandan a que los votos presenciales del día de las elecciones se cuenten antes que las marcas que ingresaron de manera anticipada vía presencial o postal.
Por ello, Trump pareció despuntar en territorios como Pennsylvania, donde llevaba en la noche del martes una ventaja de más de 12 puntos porcentuales, o Wisconsin, donde el voto en las partes no urbanas de ese día le daba una cómoda ventaja que parecía sepultar las aspiraciones de Biden.
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Pero al momento en que empezaron a contarse los votos urbanos y cuando empezó a conocerse el flujo de votos anticipados, la situación empezó a mejorar para los demócratas, quienes se tomaron más en serio las medidas de prevención de aglomeraciones para evitar contagios de COVID-19 y fueron más propensos a votar anticipadamente.
Por ello, al cierre de esta nota, Biden dio vuelta en importantes estados como Michigan y Wisconsin, y parecía acortar la ventaja en territorios tradicionalmente “rojos” (republicanos) como Georgia.
Asimismo, parece despuntar en Arizona y logró ganar un distrito de Nebraska (uno de dos estados que parte sus votos al colegio electoral).
Si los números se mantienen así, el exvicepresidente estaría alcanzando la cifra de 264 electores al final de esta edición y solo necesitaría un triunfo en un estado más.
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En Nevada, de momento, lleva la delantera y este estado da 6 electores al colegio, con lo que alcanzaría el número mágico. Si no, tiene opciones en Pennsylvania donde el voto urbano le sonríe.
Para Trump, la lucha sigue viva, pero tiene sustancialmente menos caminos que su rival para reelegirse.
Trump y la sombra del fraude
Este escenario se había contemplado con mucha anticipación: decenas de expertos electorales advertían que era posible que hubiera tensiones pues los votos postales, de mayoría demócrata, se tabularían en horas diversas a los presenciales, con mayoría republicana.
Y advertían que si Trump veía su ventaja amenazada saldría a decir que le habían hecho trampa, en línea con su mensaje los últimos meses de que el voto postal no aseguraba la integridad del proceso.
Y así fue: en la madrugada del miércoles, salió a decir que eran los ganadores de Pennsylvania, Michigan y otros estados, pero que le estaban haciendo fraude y que llevaría el tema a la Corte Suprema de Justicia para exigir recuento.
Por su parte, Joe Biden salió a dar un mensaje de calma a su base en la madrugada del miércoles, cuando la situación parecía desoladora. Además, dijo que tras el conteo era probable el triunfo, pero declinó autoproclamarse ganador y llamó a la unidad y el fin de la confrontación.