Reina Chávez le sirve una orden de papas fritas a un cliente que detuvo su camión a la orilla de la calle para degustar del aperitivo. Uno de los pocos que recibe a diario esta comerciante ubicada a las afueras del cementerio La Bermeja, en el bulevar Venezuela, en San Salvador.
Como otros vendedores, Reina y su familia ya colocaron su pequeño negocio de frituras tradicionales en la zona, a la espera de que este próximo lunes 2 de noviembre, Día de los Difuntos, lleguen varios clientes a comprarle.
“La expectativa que tenemos como todos es que la gente siempre venga, que se acerque, siempre cumpliendo con las medidas indicadas por el Ministerio de Salud y que siempre pasen comprando su golosina aquí”, indica la comerciante.
En otra zona de la capital, afuera del camposanto Jardines del Recuerdo, sobre la carretera a Comalapa, Cecilia Ruíz, de 70 años, guarda sus flores artificiales a las 4:00 de la tarde. Este año la venta ha sido muy baja y la lluvia de los últimos días también ha incidido para que haya poca afluencia de personas, comparada con años anteriores.
“Esperamos vender lo necesario. Sé que, primeramente Dios, vamos a vender y vamos a sacar (recuperar) lo que hemos invertido”, dice optimista la septuagenaria.
Estos últimos meses no han sido fáciles para ambas vendedoras. La inactividad por la pasada cuarentena y el lento regreso a las labores económicas habituales en general les han dejado los bolsillos casi vacíos, la misma realidad de otros miles de comerciantes informales que subsisten del “día a día”, en El Salvador.
“Puse un negocio, no es igual el ingreso, pero siempre hay que ver cómo se saca para la comidita del día, así hemos ido sobreviviendo. Ha sido muy duro porque ha habido deudas y de todo, pero la gente (acreedores) nos ha tenido paciencia y hemos salido adelante, por la voluntad de Dios, que es el único que nos da todo”, afirma Chávez.
“No hemos estado haciendo nada porque hemos estado encerradas, no habíamos ganado nada para la comida, pero ya que nos dieron la autorización de poder salir a trabajar, pues aquí estamos de frente. Gracias a Dios yo no me he contagiado y me siento con todas las energías de una persona alentada”, agrega Ruíz.
Medidas de bioseguridad
Para prevenir que tanto ellas como sus clientes puedan contraer COVID-19, en sus puntos de venta siempre tienen a la mano alcohol en gel, jabón, agua y regularmente desinfectan su espacio, además de usar todo el tiempo la mascarilla, una medida exigida también a los compradores.
“Procuramos el bien nuestro y el del cliente, que el cliente se vaya satisfecho con nuestro producto, sin ningún contagio de ninguna clase”, explica Ruíz.
“Aquí estamos con las medidas necesarias, tenemos alcohol gel, jabón y agüita para que se laven y tomando las medidas higiénicas para que a la gente le llame la atención comprar”, agrega Chávez.
Medidas similares se han estipulado para este próximo Día de los Difuntos por parte de las alcaldías para el ingreso a los cementerios públicos, así como por las administraciones de los privados. Algunas de ellas son: el uso de mascarilla y alcohol gel, toma de temperatura, distanciamiento físico, la prohibición de la entrada a mujeres embarazadas, niños y adultos mayores, así como no ingresar alimentos ni comer dentro de los cementerios.
Pese a estas restricciones, las vendedoras invitan a que “la gente se debe de motivar y venir a poner una florcita a su ser querido; claro, siempre tomando las medidas”.