En 20 años que tiene trabajando en el cementerio municipal de Ahuachapán, don Facundo Rosa no recuerda que la celebración del Día de los Difuntos implicara tantos preparativos, sobre todo para aplicar medidas de bioseguridad que, para el caso, servirán para evitar posibles contagios de COVID-19.
Evitar que las personas dejaran en la tumbas de sus familiares recipientes con agua y la orientación a quienes no ubicaban el sector donde sepultaron a sus difuntos, eran las acciones que principalmente realizaban cada año, durante el 1 y 2 de noviembre.
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Pero la emergencia provocada por el coronavirus cambió la vida y las costumbres de las personas, incluso para enflorar a sus familiares.
Quienes acostumbraban a llegar desde muy temprano al camposanto para pasar durante gran parte del día en su interior, ya no lo podrán realizar porque las autoridades solo les permitirán la estadía durante un lapso de media hora.
La pandemia también le cambió la vida a don Facundo, quien por su edad y padecer de diabetes no podrá laborar el 2 de noviembre.
El ahuachapaneco, de 59 años, relató que las autoridades municipales lo mandaron a su casa el 14 de marzo por estar en los grupos vulnerables para contraer la enfermedad.
Regresó a sus labores el lunes 26 de octubre; aunque ya no desempeñará las mismas funciones que realizaba antes de ser enviado a cuarentena cuando era sepulturero.
Hasta mediados de marzo debía de realizar exhumaciones, traslados, y enterramientos; pero debido a su edad y la enfermedad que padece, a partir del lunes le fue asignada la tarea de limpieza en el camposanto, siempre guardando las medidas de bioseguridad para evitar un posible contagio.
“En el cementerio no puedo andar trabajando sin andar mis lentes puestos, no cargar mis mascarillas, (y con) mis botas de hule para protección del suelo. Ahora es obligación; antes no andábamos mascarilla. Solo nos poníamos mascarillas cuando exhumabamos; pero de ahí no la usábamos. Ahora sí es obligación usarla”, expresó.
Expresó que extraña sus antiguas funciones e incluso lo hará durante la celebración del Día de los Difuntos pues solo dice que llegará a la puerta del cementerio, por voluntad propia, para observar la situación de ese día.
Mientras que el resto de sus compañeros se limitarán a orientar a los visitantes ya que serán otras dependencias de la alcaldía, junto a otras instituciones, las que garantizarán el cumplimiento de las medidas de bioseguridad.
El cementerio cuenta con 16 ½ manzanas, las que ahora, junto a otros compañeros, don Facundo deberá mantener limpias.
“Es un cambio a partir de que se diagnostica esta enfermedad en El Salvador pues se implementan medidas drásticas o fuertes porque (fue) una cuarentena total. Nosotros, por ejemplo, cuando nos fuimos el 14 de marzo, no teníamos acceso ni a la ciudad; venía un familiar de nosotros a hacer los comprados necesarios y nosotros no podíamos salir. Pero al final de la pandemia como que hemos llegado a comprender cuánto vale la familia porque nunca le habíamos dedicado tiempo; de hecho yo he pasado 20 años laborando acá y a través de esta cuarentena es que he podido estar con mi familia, ayudándolos, contemplándolos”, expresó don Facundo.
La supervisora de los protocolos de bioseguridad de la alcaldía, Lizbeth Escalante, explicó que el 1 y 2 de noviembre la estadía de las personas al interior del camposanto será de media hora.
Personal preparado en protocolo de bioseguridad y miembros del Cuerpo de Agentes Municipales (CAM) y de la Policía Nacional Civil (PNC) serán los encargados de verificar los tiempos al interior del cementerio.
Con megáfono y silbatos en mano, darán el aviso de que las personas deberán salir. Otro de los mecanismos de control es que el ingreso será por grupo de personas.
Mientras que los negocios se instalarán en un solo costado de la calle que conduce desde el parque La Concordia hasta una cuadra antes del cementerio.
Son cerca de 112 negocios los que se colocarán, representando la mitad de los que llegaron el año anterior.
La alcaldía los exoneró del pago de impuestos pero deben de cumplir con sus propios protocolos de bioseguridad, como el uso del alcohol gel, mascarilla, mallas para el cabello. Cada negocio deberá ser ubicado a metro y medio de distancia entre sí y no podrán colocar, en el caso de las ventas de alimentos, mesas y sillas. Tampoco habrá venta de bebidas alcohólicas.
En años anteriores son $3 por metro cuadrado los que pagan los comerciantes en concepto de impuestos. Este año no cancelarán pero el área máxima para instalarse serán cuatro metros cuadrados.
“La primera recomendación es no ir a enflorar, quedarnos en casa. Lo ideal sería que mejor recordemos a nuestros seres queridos en casa y si realmente sienten la necesidad de ir, que la mascarilla debe de ir puesta, guardar el distanciamiento y seguir las reglas que la municipalidad está poniendo”, explicó Escalante.
30El cementerio estará abierto de 7:00 de la mañana a 5:00 de la tarde. Después de esa hora no permitirán el ingreso de más personas.