La pequeña tienda de telas que don José Jorge Simán instaló en el Centro de San Salvador en 1921 cumple este año 99 años, en medio de una nueva crisis que le plantea nuevos retos de cara a una nueva realidad.
Su presidente, Ricardo Simán, relata, orgulloso, los inicios de esta emblemática empresa 100 % salvadoreña, pero que cada vez es más internacional.
“Mi abuelo vendía telas y otros productos. Comenzó a vender aceites y otras cosas para tener variedad. La primera tienda estuvo en uno de los portales del centro de San Salvador”, cuenta.
Unos años después la tienda se trasladó frente al parque Hula Hula, contiguo a la Farmacia Americana del centro de la capital, desde donde operó por muchos años y se convirtió en un referente para los capitalinos que compraban sus principales productos en ella.
En 1969 la familia decidió construir el primer edificio en la Calle Rubén Darío. Esta fue la primera tienda por departamentos de la capital, que retomó la idea de famosas tiendas de Nueva York que ya habían utilizado ese concepto.
La nueva tienda se construyó a pesar de que el país se mantenía en vilo por el conflicto con Honduras. “Yo todavía no estaba en la empresa, pero pasaba mis vacaciones ahí”, cuenta Simán, quien recuerda ayudar a su familia a atender clientes, ordenar mercadería y gestionar los pedidos que se hacían normalmente.
“Recuerdo que visitaba a clientes en el mercado a los que se les daba crédito”. También comenzaban a gestionar pedidos con empresas textiles y de confección, lo que poco a poco fue evolucionando hasta volverse una tienda de mayoreo de textiles.
Este primer almacén por departamentos se convirtió en la tienda más grande del país y de Centroamérica. Simán recuerda que fue una sensación entre los salvadoreños pues esta tenía una de las pocas gradas eléctricas que había en ese entonces en el país y a las personas les gustaba entrar a la tienda solo para verlas.
Unos años después, Almacenes Simán se convirtió en la primera tienda en ofrecer una tarjeta de crédito privada conocida por todos como “Credisiman”.
Pero pronto llegó el conflicto armado, pero unos días antes del golpe de Estado del 15 de octubre de 1979, la familia Simán había comprado un terreno en el Paseo General Escalón que luego se convertiría en una de sus sucursales.
A lo largo de los años Simán ha enfrentado diferentes dificultades. En 1986, cuando su tienda en el centro de San Salvador florecía, ocurrió un terremoto que dañó el edificio y les impidió trabajar por varios meses.
Durante ese tiempo la familia Simán también fue víctima de bombardeos, secuestros, incendios, entre otros, pero Ricardo Simán recuerda que la empresa nunca paró pese a los obstáculos.
“Así fuimos enfrentando los embate, sosteniendo la empresa y dando trabajo digno a los compatriotas”, recordó Simán.
Aún cuando la empresa había pasado muchas dificultades, Simán recuerda que en ningún momento ni él ni su familia pensaron en cerrar sus negocios e irse del país: “Cada crisis tiene sus dificultades y las hemos sabido sobrepasar”.
Pasado el conflicto armado, la empresa resurgió y comenzó a expandirse en El Salvador y también a regionalizarse.
Afectados por la pandemia
En 2020 y a las puertas de su primer siglo de operaciones, Almacenes Simán ha enfrentado una nueva dificultad: la pandemia.
Acatando órdenes estatales, todas las sucursales de Almacenes Simán tuvieron que cerrar para evitar el contagio, lo que redujo a cero sus operaciones. Más de 2,000 colaboradores que forman parte de la empresa tuvieron que irse a sus casas y esperar a que la cuarentena se levantara.
“Cada momento tiene su reto y hay que ingeniárselas para sacar adelante a la empresa.
Simán afirma que este año originalmente sería de muchos preparativos para la fiesta de 100 años que pretendían hacer en 2021, pero la pandemia les hizo modificar todos sus planes.
“Como reza el dicho: uno propone, Dios dispone y el diablo descompone”, dice entre risas.
Ahora, afirma que los planes de celebración serán más austeros y no hay total seguridad de que la celebración se pueda realizar pues todo depende de la evolución del virus el próximo año.
“Nadie estaba preparado para esta crisis, pero gracias a Dios hemos salido adelante y seguimos manteniendo los empleos que la gente necesita”, afirma el empresario.
Simán afirma que son los valores y principios familiares los que han cimentado la solidez de la empresa, que espera mantenerse por muchos más años en la preferencia de los salvadoreños.
“Nuestro compromiso es con nuestro país, no solo es el lucro, sino también compartir lo que uno va creando. Es generar empleos y ayudar a nuestro país con programas sociales y que nos hagan un país grande”, acotó el empresario.