Al presidente de la República, Nayib Bukele, le está lloviendo sobre mojado en Washington. Tradicionalmente ha habido un coro de voces demócratas, opositoras del presidente Donald Trump, que han expresado duras críticas al aparente estilo poco democrático del gobernante salvadoreño. Sin embargo, poco a poco se unen voces del bando republicano, copartidario del mandatario estadounidense.
El más reciente llega por medio de una carta, donde seis legisladores de ese bando manifiestan su preocupación por “un lento pero constante abandono del estado de derecho y las normas democráticas que nuestro hemisferio ha luchado tanto por preservar”.
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Los legisladores David Joyce, Mario Díaz-Balart, Rodney Davis, Brian Fitzpatrick, Alex Mooney y Francis Rooney, todos republicanos de la Cámara de Representantes, firmaron esta misiva en la que observan debilitamiento democrático en el país.
Algunas de estas preocupaciones, añaden, son compartidas por otros sectores dentro de la administración Trump, como la misma Corporación del Reto del Milenio (MCC por sus siglas en inglés), que ha administrado los dos compactos de Fomilenio en el país, y la cual ha criticado “el uso de tropas de su gobierno para intimidar a su Congreso y esfuerzos para debilitar órdenes judiciales que declararon inconstitucionales extensiones de poder durante la pandemia”.
Con esto, se refieren al 9F, cuando Bukele lideró una toma militar del Congreso para presionar por un préstamo y por el abuso de poder protagonizado durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19, cuando el gobierno rehusó detener las capturas de personas que presuntamente violaban la cuarentena, algo que la Sala de lo Constitucional prohibió al Ejecutivo hacer por sí solo y sin una ley. Bukele no solo desobedeció, sino que atacó a los magistrados y les llamó “genocidas”.
Asimismo, los legisladores muestran preocupación por los reportes de que el gobierno ha legitimado a la MS-13 con negociaciones para reducir la violencia. En Estados Unidos, esta organización no es solo considerada como una pandilla violenta, sino que está en la lista negra de grupos criminales internacionales.
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Los legisladores le recuerdan al presidente que la MS-13 “ha sido calificada como una organización terrorista doméstica por su propio gobierno y está activamente vinculada en tráfico de drogas, tráfico de menores de edad y ha aterrorizado a comunidades en los Estados Unidos con sus crímenes brutales y violentos”.
Este grupo de legisladores le recuerda a Nayib Bukele que su gobierno, mediante su participación en la Organización de Estados Americanos y por medio de su propia política exterior, “han promovido por mucho tiempo instituciones democráticas sólidas, la adherencia al estado de derecho y el respeto por los derechos humanos en las Américas”.
Estos valores, añaden, son importantes “para avanzar en la seguridad y prosperidad de todos los ciudadanos del hemisferio, incluyendo a los salvadoreños”. Por ello, manifiestan que buscan seguir financiando los programas que trabajan por esos valores. Sin embargo, expresan cómo El Salvador ha tenido una tradición de democracia y libertad por décadas y llaman a mantener este camino.
“Nuestro compromiso con la libertad es implacable. Por eso nos hemos opuesto a las dictaduras que actualmente gobiernan Cuba, Nicaragua y Venezuela”, dicen estos congresistas que esperan nunca ver esto en El Salvador.
Además, recuerdan que entre su país y El Salvador ha sido importante, recalcan que hay más de dos millones de salvadoreños que viven y trabajan en EE. UU., y destacan el compromiso de la administración Bukele con reconocer a Juan Guaidó como el presidente interino de Venezuela. “Mediante nuestro Congreso, nuestros ciudadanos han hecho grandes inversiones en las instituciones de El Salvador, la seguridad y su economía”, agregan.
Se acaban los amigos en Washington
Esta carta supone un nuevo golpe político internacional a Bukele, pues confirma que en ambos bandos del espectro estadounidense, su estilo de gobernar luce poco democrático.
Un asesor parlamentario del bando demócrata en EE. UU. dijo a El Diario de Hoy que “no hay ninguna duda sobre las preocupaciones que hay en el Congreso por la destrucción de las normas democráticas de la administración Bukele”.
A su juicio, la reciente carta de los republicanos y la que firmó un grupo de demócratas el 10 de septiembre condenando hostilidad de Bukele a los medios son signos de que ambos bandos políticos estadounidenses siguen de cerca el declive institucional en el país. Además recuerda que es el Congreso, y no la Casa Blanca, la institución con el “poder de la billetera” que determinan cómo se distribuye la cooperación.
Pese a esta advertencia, Bukele minimizó anoche las declaraciones de los legisladores republicanos, diciendo que solo eran seis. “No representan ni el 5% (de la Cámara de Representantes). Es más o menos el 3%, que es lo mismo que ustedes representan aquí”, dijo en referencia a lo que él considera su oposición.
“Son un grupo muy ínfimo”, añadió Bukele.