Con un improvisado bastón en su mano derecha, y en la otra el machete; cargando sobre sus hombres la bomba plástica que contiene el insecticida, don José Cliofe Bonilla Umaña, se dirige todas las mañanas a trabajar la tierra en caserío Las Brisas del Golfo, cantón Agua Escondida, La Unión.
Camina 15 minutos desde su casa hasta el terreno donde tiene cultivado 1 hectárea de plantaciones de maíz, le acompañan sus perros tonilco y juguete. Vive solo, se entretiene trabajando la tierra, cuidando sus tres vacas y haciendo queso o cuajada para vender.
? Doña Pimpa, una anciana de 89 años que duerme en el patio de una vivienda en Conchagua
Es padre de 7 hijos, cada uno de ellos formaron su propia familia.
Dice que durante la guerra se corrió el rumor que el que tenía dos casas le quitaban una; es por eso que mandó a su esposa a residir en la vivienda que tiene en la ciudad de La Unión, y él quedándose en el cantón.
Don Cliofe, dice que ya se acostumbró a vivir solo, “me levanto a las 4:00 de la mañana a preparar mi comida y a prepararme para salir a ver la milpa, y darle de comer a las vaquitas”.
El anciano dice que en la actualidad hay muchos jóvenes haraganes que no quieren trabajar la tierra, “si llegan a mi casa no me verán sentado, siempre estoy haciendo oficios, me encanta mantenerme ocupado y ganarme mi comida, vivo feliz con mis dos perros”, agregó Cliofe.