A finales de agosto de 2019, el abogado dominicano Jatzel Román visitó El Diario de Hoy en su calidad de coordinador de la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia. En ese momento, advirtió que la lucha por el estado de derecho y la institucionalidad “no tiene finales felices”, por lo que no puede asumirse que un periodo de estabilidad se mantendrá por sí mismo.
Poco más de un año después, Román ha sido designado como viceministro de Relaciones Exteriores por el nuevo presidente de República Dominicana, Luis Abinader. Con poco menos de un mes en su nuevo cargo, accedió a conversar con nosotros sobre las apuestas del gobierno al que representa, las cuales define de manera clara: la recuperación económica del país caribeño, la promoción de la democracia y el respeto a los derechos humanos.
“Se tiende a creer que las derivas autoritarias son problemas únicamente para el país específico que pasa por una crisis, cuando más temprano que tarde se terminan convirtiendo en problemas para los vecinos y la región entera”.
De esos tres ejes, es precisamente el punto democrático en el que hace hincapié y recuerda sus palabras la última vez que estuvo en este medio. “Puede sonar simple lo que dije de los finales felices”, dice, pero advierte que detrás de estas palabras hay una situación compleja.
Esto, pues Latinoamérica ha enfrentado ciclos de apertura y democratización, como el paso de los gobiernos militares a civiles elegidos con el voto popular. Sin embargo, expresa que “esto no es suficiente: la democracia se hace todos los días y la legitimidad no solo se obtiene por mandato popular”.
Y si bien la democracia está siempre bajo riesgo, previene que en una época de pandemia esta se encuentra en un riesgo mucho mayor. “Las tentaciones autoritarias aumentan”, dice, y es que en situación de crisis y donde los gobiernos centrales pueden justificar atribuirse poderes extraordinarios para dotar a la administración de efectividad y respuesta rápida, la línea entre eso y abusar del poder es muy delgada.
“Queremos lograr mayor cercanía y eso es posible, yo me considero un centroamericanista convencido. Esto podría ser el inicio de una época de oro para Centroamérica y República Dominicana”.
Por eso, desde su nueva posición diplomática, llama a que “los países que comparten estos compromisos democráticos actúen de manera coordinada”.
Lo contrario, advierte, será siempre peor: una región desconectada y que comete el error de ver las derivas autoritarias en determinados países como problemas domésticos de estos. “Más temprano que tarde se terminan convirtiendo en problemas para los vecinos y la región”, explica.
Estos experimentos suelen propagarse, y como botón de muestra cita la Venezuela chavista, que en su momento recibió poca atención y es hoy uno de los principales problemas de la región, no solo por haber exportado su modelo antidemocrático, sino por haber generado una crisis humanitaria de grandes proporciones y un éxodo de millones de personas que hoy tratan de abrirse espacio en sociedades que no estaban listas.
“La migración requiere salidas conjuntas”
El nuevo vicecanciller de la República Dominicana explica que su país y El Salvador son generadores de inmigración irregular, principalmente hacia Estados Unidos. Por vivir problemáticas similares, considera que es un error que los países pretendan resolver por sí solos un fenómeno que además de regional, es multidisciplinario. Esto, pues el fenómeno migratorio dejó de ser un tema solo económico o de seguridad, y también tiene un componente importante de derechos humanos. Por suerte, resalta, ya hay una conversación en curso entre autoridades de la región y destaca que también se han incluido EE. UU. y Canadá.
En la conversación con este medio, Román advierte que hay otra complicación, y es que el autoritarismo muta y se sofistica. “Nunca se queda estático. Pensar que el autoritarismo de 1950 es igual al de 2020 es un gran error”, señala.
Por ello, llama a las sociedades centroamericanas a estar siempre pendientes del ejercicio del poder y reconocer los desafíos actuales, pues al igual que la novela de Orwell ‘La rebelión en la granja’, indica que “muchas veces quien llega a sustituir a un autoritarismo cae en las mismas tentaciones”.
La vacuna, sin embargo, es apostarle a las instituciones, declara el vicecanciller dominicano. Así hasta el ánimo autoritario más grande se enfrentará a frenos y contrapesos que devolverán la sensatez en el ejercicio del poder.
Finalmente, Román ratifica su compromiso no solo de diplomático, sino de centroamericanista, y es que es un fiel creyente en la utilidad de las relaciones bilaterales y multilaterales no solo para incrementar el comercio y la cooperación, sino para acercar a los pueblos y fomentar buenas prácticas democráticas e institucionales.
“Me considero un centroamericanista convencido”, dice, y llama a su país y al nuestro, acaso a todo el istmo, a “complementarnos mutuamente. Es el espíritu para superar la crisis a nivel sanitario, a nivel económico y colaborar para que la democracia perfectible siga avanzando y no retrocediendo”.