Ana Cortez fue representante de El Salvador en el certamen Miss World 2016. Y a diferencia de muchas modelos que destacan en los medios de comunicación tras su paso por estos concursos de belleza, la historia de ella fue lo contrario: de la locución y la TV fue seleccionada para participar.
Apenas a sus 18 años, Cortez ya entraba al mundo de las Comunicaciones, donde destacó en radios y como presentadora en los programas “Domingo para todos” y “Play”, ambos de Telecorporación Salvadoreña (TCS). Ella estaba encantada con su trabajo y muy bien posicionada en este mundo, sin imaginar que su vida daría un cambio radical.
Fue en 2019 que la locutora salvadoreña recibió una propuesta que no podía desaprovechar: la cadena mexicana TV Azteca buscaba talento centroamericano y ella tenía todo el potencial para ser tomada en cuenta, así se lo planteó quien ahora es su mánager. Ella meditó un poco el escenario y supo que no quería estancarse y quería seguir creciendo profesionalmente. Tomaría el riesgo.
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“El 1 de marzo vine aquí a México y fue una decisión bien tomada. Toda la gente me decía: ‘¿Y cómo, Ana?’, ‘¡Aquí tienes todo!’, pero yo quería avanzar, seguir. Era muy fácil quedarme en un proyecto 10 o 15 años, y no es que esté juzgando a otras colegas, nada que ver, yo no me veía así. Si ahorita me están dando la oportunidad en México, ¿por qué no aceptarla?”, relató la exconductora en una entrevista vía Zoom, desde México, con El Diario de Hoy.
Armó las maletas y salió rumbo al país azteca a realizar sus primeras entrevistas laborales, con mucha fe en sus capacidades, en su talento y en Dios. Cortez relató que el proyecto al que se integraría era también musical, como “Play”; así que la experiencia la tenía. Se reunió con directores y productores del prestigioso medio de comunicación y tras un casting de 25 chicas, Cortez fue elegida.
La también modelo sentía que todo pasaba muy rápido, que todo era demasiado perfecto para ser verdad y presintió algo. En efecto, 15 días después de haber llegado a México recibió una llamada del equipo de producción del programa televisivo y fue convocada a una reunión. Ahí Cortez recibió la noticia que el programa había sido cancelado.
“… Yo me decía: ‘¿por qué tan rápido? ¿a dónde está la piedrita?’. Yo sabía, era demasiado rápido. Sé que existen estas peripecias donde las personas tienen un cambio de fortuna y de vida, totalmente, de la nada tus sueños se vuelven realidad, pero yo decía: ‘no, esto es muy fácil. Muy fácil este éxito’”, rememoró Cortez.
Tras conocer la resolución del proyecto, lo primero que llegó a la cabeza de Cortez fue: “¿Y ahora qué hago?”. La joven llamó a su madre y tuvieron una “frustrante y difícil” conversación, pero habituada a trabajar fuerte, a poner las cosas en manos de Dios y no darse por vencido tan rápido, esta veinteañera se planteó quedarse a 1804 kilómetros de distancia de su hogar, su familia y amigos. No había marcha atrás. Y como dijo entre risas, “para atrás, ni para agarrar impulso”.
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Así que Cortez recurrió a su profesión de Comunicaciones y Marketing y comenzó una intensa búsqueda por una nueva oportunidad, alejada de las cámaras de televisión. Pero no imaginó que en ese proceso, otro cambio profundo llegaría. “Mandaba currículos a todos lados para ver qué caía, tanto para conductora de TV, radio, lo que fuera”, comentó.
—Ve a Televisa y llena la solicitud del CEA (Centro de Educación Artística de Televisa) de actuación— le dijo un día su mánager.
— ¡Pero yo no actúo!— respondió Cortez.
— Yo sé que no actúas, pero es para que aprendas. Lo importante es que entres a la escuela y estés adentro de Televisa— le explicó su mánager, un profesional que manejó la carrera de Juan Gabriel y ha trabajado de cerca con Dante Gebel.
Así, otro golpe de suerte llegaba. La salvadoreña había sido contratada como directora de Marketing en una prestigiosa empresa donde debía ser también la imagen de los productos que comercializaba. Cortez aseguró que era un trabajo muy bien remunerado, que disfrutaba y que le generaba mucha estabilidad.
“Un día estaba en una junta de trabajo y recuerdo que no quería contestar porque no conocía el número. Uno salvadoreño, que no conoces a mucha gente y que tienes bien guardaditos los números de los que conoces, te imaginas. Yo no quería contestar y mi CEO me decía: ‘Ana, contesta, quizá es una emergencia’. Y me salí de la junta, contesté y me dicen: ‘Le llamamos del CEA’. Y yo: ‘¿de dónde?, ¡Del CEA!, ¿de dónde? ¡De Televisa!’. Y me acordé que había aplicado”, contó Cortez.
Así inició un nuevo sueño para esta expresentadora, uno que nunca imaginó porque no sabía que tenía la capacidad y agudeza para la actuación. Cortez quedó seleccionada de entre 5,000 aspirantes, luego su grupo volvió a ser recortado a 30 estudiantes y también quedó. Estaba adentro y un gigantesco reto se avecinaba: bailar, cantar y actuar profesionalmente.
Ahora Cortez está segura que quiere seguir frente a cámaras, pero ya no como presentadora, si no como actriz en una telenovela, en una serie o en una película. “No voy a descansar hasta lograrlo. Mi proyecto 2020-2021 es irme fuera a hacer casting en toda Latinoamérica y Europa. Tengo muchas expectativas porque a veces somos nosotros mismos los que acortamos los sueños, nosotros somos los que los hacemos muy chiquitos o imposibles”, expresó.
México posee una industria voraz e inmensa en cuanto a actuación. Por años este país ha forjado a grandes estrellas del cine y la televisión y las ha proyectado internacionalmente. Y frente a lo duro que podría ser destacar en este país (o en otro), Cortez está segurísima que puede hacerlo, confía en sus capacidades, en su disciplina, en su trabajo, en ser ella misma y no compararse con nadie.
“Existe una Livia Brito, una Angelique Boyer, y me hago chiquita si me comparo, pero no se trata de eso, se trata de saber las capacidad que uno tiene (…) Sigo estudiando, estoy teniendo la misma escuela, estoy aprendiendo muchísimo y estoy lista para enfrentarlo, dar mi 100 %”, afirmó Cortez.