Negativa. Su segunda prueba arrojó ese resultado. Sin embargo, para llegar a esa luz al final del túnel, ha vivido casi tres meses de lucha y sufrimiento impensado contra el Covid19. Es Isaac “Clavito” Portillo, jugador de Alianza, y quien contó a Cancha lo difícil que ha sido para él y su familia la batalla contra el virus.
En junio pasado, la familia futbolera Portillo no se imaginó que comenzaría una larga historia frente al coronavirus. Todo parecía normal. Su mamá, enfermera del Hospital Rosales, y la familia en general se cuidaban con las medidas idóneas. Pero el Covid19 la tocó primero a ella.
A doña Armida Molina le practicaron la prueba PCR (hisopado) y salió positiva. Desde ese momento, el virus se instaló en el hogar. Tuvo síntomas y estuvo aislada. Pero la cercanía con ella dio paso para que su papá, Marcos Portillo, exjugador de Primera, también se contagiara. No tuvo acceso a prueba, pero manifestó los síntomas.
Luego, entre ambos casos, sucedió el de su abuela, Antonia Justiniano (QDDG). Si bien ella estaba en EE.UU., y no tuvo contacto directo con la familia, el Covid19 igual entró a su cuerpo. Batalló, en “unos días tristes”, pero no lo resistió y murió.
“El virus tocó a la familia. Vivir en carne propia eso es duro, algo de lo cual se siente impotencia y no se puede hacer nada, porque aún no hay cura”
Justo cuando sucedió esto, a Portillo le practica el equipo la prueba y salió positiva. Parecía que no solo los padres iban a ser portadores, en la casa, de la enfermedad. También lo tenía el contención albo, aunque asintomático. Y el ciclo volvía a comenzar.
“Fue una sensación extraña cuando me dan el resultado y que era positivo. Nunca tuve ningún síntoma, no sentí nada, nadita, nunca, hasta el día de ahora. Nada. Es una sensación no de angustia o tristeza, solo extraña”, relató.
VÍDEO: Las conmovedoras imágenes de niños no videntes que descubren que tienen enfrente a Lionel Messi“Cuando fui a la prueba, iba con la percepción de que podía ser positivo, por el caso de mi mamá. Cuando le di la noticia a mi familia, quedaron sorprendidos, porque no presentaba síntomas, pero llegamos a la conclusión de que si yo tenía, por el caso de mi mamá, también los demás (sus hermanos) podíamos ser positivos”, agregó.
En este último punto, confesó que su hermano Marcos Ernesto presentó alguna sintomatología, en un periodo corto de tiempo. Por eso, asumen que podría haber tenido Covid19.
“Han sido meses complicados. Un año duro el que hemos vivido como familia. Pero siempre nos hemos mantenido unidos, y más con el legado que mi abuelita nos dejó”, manifestó “el Clavito”, quien sostuvo que su abuela los “crió y cuidó desde recién nacidos” cuando su papá “se iba a los entrenamientos y a jugar” y su mamá “estudiaba para ser enfermera”.
De lo malo, lo bueno: donante
Isaac tuvo acceso a una segunda prueba, la cual resultó negativa. El virus salió del cuerpo y, ya recuperado, después de su aislamiento y cuarentena personal, volvió a los entrenamientos. Sin embargo, el carrusel de emociones en su vida lo hacen reflexionar.
“El virus tocó a la familia. Vivir en carne propia eso es duro, complicado, algo de lo cual se siente impotencia y no se puede hacer nada”, expresó.
“Como persona, más que futbolista, decirles que hay que estar conscientes de que el virus existe y no exponer a la familia. El virus no respeta a nadie”
No obstante, a su abuelita, como familia, lograron hacerle un homenaje a la distancia. Estamparon camisetas negras con la foto de ella y un mensaje, a manera de recordarla y de unirse con sus seres queridos en EE.UU.
“Han sido días complicados. Para mi mamá, era su mamá y el amor de una mamá es único. Vemos la foto, no lo creemos, pero hay que aceptar la voluntad de Dios. Nos pegó bajito el virus, pero la lección de vida es que hay que disfrutar a nuestros familiares. Este virus no respeta a nadie”, reflexionó.
Durante su confinamiento, el apopense recibió mucha fortaleza de sus compañeros de equipo. Uno de ellos fue el zaguero Iván Mancía, otro positivo en Selección y paquidermo, con quien es “muy cercano” y ambos se solidarizaron.
“Era un momento complicado, porque recién había fallecido mi abuelita. Cuando me dijeron que era positivo, me escribieron mensajes, me llamaron, estaban pendientes de mi situación, pero siempre les dije que estaba bien. Alianza nos apoyó mucho”.
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Torneos más le restan con Alianza. El jugador renovó contrato, en diciembre de 2019, por dos años más con el equipo capitalino (cuatro torneos cortos).
En cuanto a si acepta ser donante de plasma, afirmó: “Sí, obviamente, sí. Si se trata de ayudar a otra persona, que logre superar esta situación y que no pase la tristeza y el dolor nuestro, estaría dispuesto a donar”.
El jugador de los capitalinos sabe que éste será un torneo diferente, pero pide respetar los protocolos de salud. Y hace un llamado especial, como salvadoreño: “Es un tema complicado. Pero hay que seguir las medidas dictadas hasta la fecha. El diseño del torneo es con una solución viable, para no mezclar a jugadores de otras zonas. Y hay que mantener la distancia, porque no sabemos cuándo se va a terminar esto”.
“Esto no se lo deseo a nadie. A los que lo han tomado como un juego, no en serio, decirles que no es así. Hay que estar conscientes de que el virus existe, no exponer a la familia, cuidarse y luchar, seguir adelante ante las pruebas con Dios y ser buenas personas”, concretizó el 27 blanco.
Su objetivo, como aliancista, “es trabajar al máximo, como lo exige Alianza, a consciencia, después del parón de cuatro o cinco meses, y estar a disposición cuando el equipo lo requiera” para buscar un título. Por ahora, seguirá entrenando. Fuerte. Sabe que, todo lo vivido, ha sido una prueba superada.
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