Dos equipos amateur de baloncesto juegan en la cancha del parque de la colonia El Roble, en San Salvador, a una cuadra de la Universidad de El Salvador. Son las 8:00 de la noche y varias personas los observan y animan desde la gradería de metal y los bancos de cemento del parque. Parece que la cancha está lo suficientemente iluminada para que todos ahí se sientan seguros. Desde un punto del parque, un policía graba la escena con su celular, mientras un colega lo observa. En las casas cercanas se escuchan los silbidos y aplausos de los fanáticos cuando un equipo logra encestar.
A 250 metros de ahí, en el parque San José, cerca del colegio Cristóbal Colón, la escena es diferente. Varios hombres consumen bebidas alcohólicas y fuman. Mientras los clientes de los bares cercanos estacionan sus vehículos frente a los garajes de los vecinos que viven en la zona. En el parque nadie juega a esa hora, pese a que hay cancha. Y por lo que resta de la noche, los vecinos escucharán barullo y música que, aseguran, les dificulta dormir.
Espacios de convivencia
Las diferencias entre dos parques urbanos tan cercanos, en el distrito II de San Salvador, es solo una muestra del contraste que existe de parque a parque en un municipio con 264 de estos espacios.
La última semana de noviembre Focus Data, la Unidad de Datos de El Diario de Hoy, solicitó a la alcaldía de San Salvador información detallada sobre los parques del municipio: la dimensión de estos en metros cuadrados, la dirección exacta y si cuentan con baños, fuente de agua, glorietas, wifi, canchas y cualquier otra elemento o servicio.
Además, se solicitó para cada parque: el número de personal de limpieza asignado, el número de agentes de CAM encargados de la vigilancia y el monto mensual invertido en mantenimiento.
Respecto al monto invertido en mantenimiento, la municipalidad capitalina explicó a través de su Oficina de Información y Respuesta que este no puede ser detallado, pues el personal que da mantenimiento al parque presta un servicio rotativo a través de cuadrillas que se turnan para visitar los parques. Sin embargo, el director de Desarrollo Municipal Juan Carlos Montes explicó que la respuesta enviada por la OIR fue errónea y aclaró que la alcaldía central destina $1.65 por metro cuadrado a la limpieza, ornato y otros servicios en los parques. Eso equivale a una inversión de $1,295,416.65 destinado a los 785,101 metros cuadrados de parques urbanos que tiene el municipio. Estas cifras no incluyen al parque Bicentenario, cuyo contrato de coadministración con Salvanatura no fue renovado.
Respecto a los agentes del CAM, explicaron que “no existe la capacidad” para vigilar cada parque permanentemente. Sin embargo, algunos tienen asignados al menos dos agentes de forma permanente. Ese es el caso de los parques: Libertad y Lineal, en el Centro Histórico; Cuscatlán (que tiene asignados cuatro agentes), Satélite y Los Ángeles, en el distrito II; el Bicentenario (en el distrito III) y el parque Talapo (en el distrito IV), donde también hay una delegación del CAM.
Otros parques, según informó la alcaldía, cuentan con “patrullajes preventivos”: el Mompegón, el Indio Atlacatl y el Doña Terésfora en el distrito I; el Roble, el Centroamérica, el Buenos Aires y el San José en el distrito II. También tienen patrullajes preventivos los parques: Maquilishuat, en el distrito III; El Colibrí y La Cima I en el distrito IV; el San Jacinto, el Juan José Cañas, el Felipe Soto, el Manyula y el Vista Hermosa en el distrito V; así como el Centenario en el distrito VI.
“Los parques urbanos son lugares que necesitan que les caiga la bendición de la vida y el aprecio. Esto último está más de acuerdo a la realidad, pues la gente puede dar un uso a los parques (y hacerlos prosperar), o bien retraerse de usarlos y condenarlos al rechazo y el fracaso”, escribió la estadounidense Jane Jacobs en su libro “Muerte y vida de las grandes ciudades”, publicado en 1961. “Los parques son lugares volubles. Acusan tendencias extremas de popularidad o impopularidad”, añadió en el capítulo dedicado a estos espacios.
Carlos Grande, arquitecto y profesor asociado al Departamento de Organización del Espacio de la Universidad Centroamericana (UCA), cita Jacobs para explicar el papel que cumplen los parques en la ciudad y en la vida de quienes la habitan.
En palabras de Grande, para Jacobs “los espacios públicos no solo son los parques”, pero “dedica un capítulo completo a pensar, a taxonomizar los parques y a entender cuáles serían esos criterios que hacen un parque exitoso”.
Grande asegura que Jacobs fue la primera que se atrevió a decir las características claves de los parques: “Dice que deben ser recoletos, deben tener riqueza de actividades. Puede jugar fútbol, pero también puede leer un libro. Puede haber espacio para descansar, para hablar. Puede haber espacios para que los niños jueguen y no solamente esos terribles toboganes de dos tubos que no sirven para nada y que son bien peligrosos. Yo los odiaba. No es divertido y es hasta peligroso”.
En otras palabras, los parques deben estar pensados para que en estos haya muchas actividades a lo largo del día. Eso, según Grande, alarga la vida del espacio público.“Lo que usted sintió cuando llegó al parque San José, es que no había otras personas de otro tipo que no fueran las personas drogadictas. Voy a decir esto, ellos tienen todo el derecho de estar ahí y eso, por supuesto, causa un impacto. Pero también tendría que haber otro tipo de personas. ¿Qué hacen las personas de la tercera edad jubiladas? ¿Por qué no va una clínica del seguro a hacer Tai chi ahí?, ¿por qué no va un grupo de damas a caminar? Porque los espacios públicos no tienen infraestructura para poder brindar actividades a otras personas en otros horarios de tiempo”.
Jacobs también advierte en su libro que los parques deben ser espacios soleados. Pero Grande comprende que eso aplica a los países del hemisferio Norte, donde en invierno “el sol no calienta”, pero en El Salvador lo que se necesita son espacios con sombra.
Los parque, según Jacobs, también deben ser centrados. Es decir, explica Grande, que tiene que haber algo que sea el corazón del parque: “Hay que reconocer la vocación de cada parque… Debe haber algo: un gran árbol, una concha acústica… Hay que saber reconocerlo. Ahí entra el tema del desarrollo urbano. Hay que estudiar el entorno para saber qué podría ser el corazón del parque”.
Redactor: Lilian Martínez
Fotografía: Lisette Monterrosa y Jessica Hompanera