Ana Cecilia Cerón Herrera tenía 49 años, falleció el 21 de agosto en el Hospital Regional de San Miguel después de luchar contra el COVID-19 durante casi un mes.
Cecilia trabajó en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) durante 30 años, 18 de ellos en la Farmacia General del ISSS de San Miguel. Su familia desconoce si se contagió en el trabajo, pero no descartan la posibilidad.
Ella vivía en Santiago de María con su hija de 22 años, quien ahora ha quedado con Sandra Patricia Cerón, hermana de Ana Cecilia.
Ana Cecilia fue ingresada en el hospital el 6 de agosto, pero antes estuvo 13 días aislada en su casa porque empezó a padecer los síntomas de la enfermedad. En este tiempo desarrolló una bronconeumonía, problemas respiratorios y el cansancio se le agudizó, según Sandra.
“Ella fue a pasar consulta tres veces y el doctor le dijo que tenía una rinitis alérgica. Ella se aisló porque empezó a tener todos los síntomas, estuvo en su cuarto sola, padeciendo las fiebres, dolores de cabeza, cuerpo; en el hospital no la quisieron ingresar. Ella pidió que le hicieran la prueba y también se la negaron. Se la hicieron hasta el final, pero porque el sindicato presionó”, relató.
Asegura que cuando Ana Cecilia ingresó la bronconeumonía ya estaba avanzada, así como el daño en sus pulmones, se solicitó plasma para el tratamiento, pero su cuerpo no lo aceptó.
OPINIONES DE ESPECIALISTAS
Iván Solano Leiva
Médico infectólogo
“ Los hospitales donde se atiende pacientes COVID son los lugares donde hay una mayor carga viral, la posibilidad es mucho mayor en hospitales que en cualquier otro lugar. Los colegas estamos expuestos a una alta carga del virus, los que atienden de forma directa a pacientes con COVID son los que tienen mayor posibilidad de contagio”.
Oscar Picardo
Investigador
“ El gráfico 4, al igual que el gráfico 3 correlaciona el lugar de trabajo con profesión y obviamente el Hospital General del Seguro es uno de los que tiene una mayor cantidad de servicios médicos y clínicos, por lo tanto la gama de profesiones afectadas es mayor, anestesiólogos, conserjes, doctores, enfermeras, higienistas dentales, etc. Es uno de los hospitales en donde hay fallecido lamentablemente una gama mucho más amplia de especialistas. En segundo lugar aparecen clínicas (privadas) y el hospital Rosales también, lo cual coincide con estas circunstancias de los servicios hospitalarios”.
Dra. Luz Bernal
Movimiento de Salud Dr. Salvador Allende
“Empezamos a recolectar datos de los fallecidos desde mayo, hasta la fecha hemos registrado 132 fallecimientos de Personal de Salud, tanto en el Área pública como privada”.
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“Cuando solicitamos el plasma para mi hermana muchas personas se ofrecieron, pero lamentablemente su organismo no aceptó el plasma y no resistió a la enfermedad. A nosotros nos duele en el alma que ella haya muerto así, nos duele mucho la pérdida de ella porque sentimos que ella no debía de fallecer así”, expresó Sandra.
Sandra considera que su hermana no recibió la atención que debía e incluso Ana Cecilia le pidió que la llevara a otro hospital porque en el regional de San Miguel no la atendían. No obstante, por su estado de salud no fue posible el cambio.
“Ella me mandó unas imágenes, a ella no la atendían bien. Me contó que la comida se las tiraban por los pies porque a los enfermeros les daba miedo contagiarse. Una noche me mandó una imagen donde ella estaba sola en la sala y nadie llegó a cuidarla”, manifestó.
Sandra también denuncia que el hospital no le notificó de la muerte de su hermana: “Mi hermana murió a las 12:20 de la madrugada (del 21 de agosto) y a nosotros no nos avisaron. Nos dimos cuenta por los compañeros de mi hermana. Llamamos para preguntar y una doctora nos dijo que ella había fallecido; del hospital nunca nos llamaron”, contó.
Sandra lamenta que no le hayan brindado la atención adecuada a su hermana y opinó que por un diagnóstico equivocado se le desarrolló la bronconeumonía y el virus afectó sus pulmones.
“Mi hermana ya está descansando, ya no la volvimos a ver. Antes de irse sólo me dijo: ‘si no regreso me cuidas a mi hija, por favor’’’, recuerda Sandra. Añadió que su hermana era bastante conocida en Santiago de María y mucha gente la apreciaba, muestra de ello es que el día del entierro muchos lugareños y compañeros de trabajo salieron a darle el último adiós, incluso un canal local transmitió en vivo el recorrido.
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“A ella mucha gente la quería porque siempre estuvo dispuesta a ayudar. Todo mundo la saludaba y ella siempre andaba sonriendo. Cuando la enterramos, cayó una gran tormenta y la gente así salió a despedirla”, narró Sandra.
Narró que su hermana viajaba todos los días y muchas veces regresaba con su cartera llena de medicinas de amigos, vecinos o familiares que debían ir a traerla, pero para evitarles el largo viaje se los llevaba ella.
“Le gustaba ayudar a la gente, sobre todo a los ancianitos, llevaba las recetas para que la gente no viajará, decía que prefería venir cargada”, comentó.
“Me duele perder a mi hermana, no se merecía el trato que le dieron, trabajó 30 años en la institución y no le dieron el trato médico que ella necesitaba. Yo creo que ningún empleado merece ese trato así, como si fueran animalitos”, concluyó.
