Si antes lo primero que se quitaban los clientes al ingresar a la habitación de un lugar eran los zapatos, ahora con la pandemia del COVID-19 será la mascarilla. Su uso se ha vuelto obligatorio para entrar a diferentes establecimientos y el motel El Oso no será la excepción.
“El uso de mascarilla es obligatorio y en caso de que el cliente no traiga, como nuestra finalidad es dar un buen servicio, no le vamos a decir que se vaya, sino que vamos a tener a la venta a fin de que el cliente no se vaya incómodo y pueda ingresar a nuestras instalaciones”, dice Walter de Paz, el administrador del Oso.
Motel El Oso, en San Salvador, planea mantener sus precios después de la cuarentena
El lunes 24 de agosto es la apertura total de la economía salvadoreña y los moteles volverán a funcionar luego de haber cerrado al público por más de cinco meses. Estos lugares de descanso y diversión vuelven a abrir, pero bajo protocolos sanitarios para evitar contagios de COVID-19.
Toma de temperatura, desinfección del calzado, uso de alcohol gel están entre los pasos que todos los clientes del populoso lugar de citas deberán cumplir.

Foto EDH/ Menly Cortez
De Paz manifiesta que sus normas de seguridad están basadas en lo dictaminado por el Ministerio de Trabajo en conjunto con el de Salud, agrega que en esos protocolos se explica cómo debe ser el manejo del cliente, sustancias que deben usar para desinfectar las manos, calzado y habitaciones. Adicional en el Oso han instalado un arco de desinfección para automóviles.
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“Nuestro objetivo es garantizarle al cliente un lugar higiénico y que tomamos todas las medidas necesarias, para cuidarlos a ellos y a nuestros colaboradores. El alcohol gel se activa con el pie para evitar todo contacto con la mano, sanitizar el zapato, se le toma la temperatura y como máximo dice el protocolo que 37.5 de ahí para abajo, si tiene más lo vamos a sentir mucho pero no lo dejaremos entrar”, detalla el administrador.
Vestido con equipo de protección personal un colaborador desinfecta las habitaciones con amonio cuaternario. Pasados entre 15 a 30 minutos otra persona realiza la desinfección de teléfonos, llaves de baños, inodoros y de todo con lo que el cliente hubiera podido tener contacto.
De Paz asegura que a pesar de que la implementación de los protocolos han incrementado el costo de la operación, pero informa que los precios los van a mantener como antes de la pandemia.
“Estamos conscientes de cómo está la economía y sabemos que subirle una cora o dos nos impactaría en cuanto al volumen de clientela. Los precios los vamos a mantener igual, económicos, accesibles y nosotros vamos a cargar con ese costo de los protocolos”, indica.