El rostro, como otras parte del cuerpo, está constantemente expuesto a los rayos del sol, el polvo, el humo, entre otros factores que acumulan toxinas en la piel. La mala alimentación, el estrés y otros factores influyen directamente en la apariencia del rostro.
Para ayudarte a recuperar la salud y la vitalidad de esta parte del cuerpo te presentamos algunas mascarillas caseras fáciles de hacer, con ingredientes naturales y que probablemente tú ya tienes en tu cocina. Estos tratamientos caseros deben sumarse a una alimentación saludable y el consumo regular de agua.
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Mascarilla con avena
Utilizar máscaras faciales de avena es ideal para aquellas pieles que sufren de acné debido a que absorben mucha de la grasa que tapa los poros. Para prepararla, haz una pasta de harina de avena con agua hirviendo y deja que se enfríe por unos minutos, luego añade 1 cucharada de miel, 1 cucharada de yogur natural y 1 clara de huevo. Mezcla bien y aplica una capa fina. Deja que trabaje durante unos 15 minutos y luego enjuaga con agua tibia.
Exfoliante natural
La exfoliación ayudara a la piel de tu rostro a eliminar cualquier rastro de células muertas. Para ello, mezcla 2 cucharadas de bicarbonato de sodio con unas gotas de agua para crear una pasta abrasiva que podrás utilizar para realizar masajes en tu rostro. Recuerda que esto deberás hacerlo como máximo dos veces a la semana.
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Facial de yogur
La mascarilla realizada con yogur es ideal para pieles con poros muy grandes que son propensas a ser grasas. Su aplicación es muy simple, elige un yogur natural y aplícalo directamente sobre tu rostro, déjalo en contacto con la piel durante unos 10 minutos y luego enjuaga con agua tibia.
Mascarilla de limón y miel
El limón se adapta a cualquier tipo de piel y posee propiedades blanqueadoras que eliminaran las manchas de tu rostro. Para prepararla, deberás mezclar 1 cucharadita de miel con 1 de jugo de limón y 5 gotas de aceite de oliva. Mezcla todo y aplícate esta pasta sobre el rostro limpio. Deja que actúe por unos 20 minutos y después retírala con la ayuda de una esponja húmeda.