Pipe pedalea 70 kilómetros en la búsqueda de las medicinas que lo mantienen vivo

En el 132 nunca le contestaron las llamadas para pedir el servicio de entrega de medicamentos es por eso que optó por pedalear desde su casa hasta el hospital por sus medicamentos para combatir el VIH.

descripción de la imagen
Por ahora, su forma de viaje para ir por sus medicinas ha provocado la admiración de muchas personas, tanto sus conocidos como los pacientes que esperan afuera del hospital lo felicitan por su compromiso con su salud. Foto EDH/ Jorge Reyes

Por Gadiel Castillo

2020-08-08 11:44:55

Una oración, su bicicleta, un casco, su botella con agua, suero y otras bebidas hidratantes se han convertido, durante más de tres meses, en los aliados de Víctor Balmore Morales Guardado, de 40 años, un habitante de Quezaltepeque que ante la suspensión del transporte público por el COVID-19 optó por utilizar ese medio de transporte para recoger sus medicamentos en el hospital Nacional San Rafael de Santa Tecla.

Pipe, como es conocido cariñosamente por todas las personas en su municipio, es VIH positivo desde hace 14 años y forma parte de las 9,432 personas que reciben tratamiento del Ministerio de Salud, según datos hasta el 2018.

En el 132 no le contestaron las llamadas para pedir el servicio a domicilio de medicamentos, por eso optó por pedalear desde su casa en Quezaltepeque hasta el hospital San Rafael, en Santa Tecla, por sus medicamentos para combatir el VIH. El atleta amateur dice que dichos fármacos le ayudan a ser menos vulnerable a contraer COVID-19.

Pipe cuenta que en un principio el anuncio de la paralización del transporte lo tomó por sorpresa pues la fecha de entrega de sus retrovirales estaba cerca, manifiesta que la alternativa de llamar al 132 para que le llevaran sus medicamentos hasta la puerta de su casa llamó su atención, sin embargo, tras varios intentos de llamada nadie contestó y fue en ese momento que decidió emprender el viaje a bordo de su bicicleta hasta el hospital.

>Soyapango supera a San Salvador en número de contagios por día de COVID-19

Desde su vivienda, situada en la colonia Santa Emilia hasta el San Rafael, en Quezaltepeque, Pipe pedalea aproximadamente 70 kilómetros, distancia que asegura que con más placer recorre, pues practica su deporte favorito y le permite recoger las medicinas que le han permitido preservar su salud durante el tiempo que lleva padeciendo la enfermedad.

El día antes de emprender su primer viaje en bicicleta hacia el nosocomio, recuerda que los nervios lo invadieron debido a que nunca había recorrido tal cantidad de kilómetros de una sola vez, sin embargo, dice que solo pensó que si lo hacía como entretenimiento con sus “cheros”, como no lo iba a hacer por su salud.

“No había hecho recorridos largos, hasta ahí no había llegado, pero la misma necesidad de no quedarme aislado sin mis medicamentos porque no había transporte me obligó a tomar la decisión. Yo tenía que buscar los medios y entonces es ahí que la mente se programa, vas a tal parte y no tenés que quedarte”, manifiesta.

Pipe tiene bien presente las 5:30 de la mañana del día cuando emprendió su primer viaje y las calles estaban vacías porque eran los días más estrictos de la cuarentena para frenar al virus, pero le atemorizaba el pensar que las autoridades lo podrían detener porque no querían a nadie en la calle a pesar que él si tenía una justificación: los documentos y las recetas del hospital lo amparaban.

“Uno no debe agobiarse, debemos pensar positivo siempre. Yo me siento agradecido con toda la gente, porque a veces voy a hacer las colas y como la gente sabe que no tengo mañas de agarrar lo ajeno y si me sobra un centavo, $0.10 lo regreso. Estoy bien recomendado por la gente y soy de la creencia que así como la calle te da la honra y también te da la deshonra”, concluye.Foto EDH/ Jorge Reyes

Para su suerte, en ninguna ocasión fue interrogado por policías o militares, “ni la autoridad me va a detener porque mi salud es la prioridad”, recuerda que pensaba cada vez que pasaba frente a las autoridades.

“Gracias a Dios y ni por cerca me volteaban a ver, yo llevaba mi carta sobre la manga para que vieran que no era porque uno iba solo por distracción, era por mi necesidad”, dice.

>¿Cuándo llegaría a El Salvador la vacuna contra COVID-19 y quiénes serían los primeros en recibirla?

En total fueron cuatro horas hora entre la ida y el regreso. Pipe comenta que esa hazaña le generó una enorme satisfacción porque tenía sus retrovirales para un mes más, relata que lo bueno se vino al día siguiente cuando un dolor le invadió todas sus extremidades.

Asegura que el tramo más complicado es la autopista Los Chorros, debido a que es la parte que más ascenso presenta.

Por ahora, su forma de viaje para ir por sus medicinas ha provocado la admiración de muchas personas, tanto sus conocidos como los pacientes que esperan afuera del hospital lo felicitan por su compromiso con su salud.

Mariano Aguilar, es amigo de Pipe y aplaude la decisión porque no cualquier paciente toma la iniciativa de pedalear por muchos kilómetros con el objetivo de cuidar su salud. “Él llegó contándonos un día que iba ir en su bicicleta al hospital a traer sus medicinas y nosotros lo apoyamos. Gracias a Dios hasta el momento no le ha pasado nada”, comenta.

En estos meses de viaje, Pipe no registra entre sus anécdotas ningún accidente pero si una extraviada en la ruta, pues decidió volver a su casa vía Constitución, se confundió de calle e iba rumbo al Puerto de La Libertad.

“Una vez si me llevó puerca, porque por buscar la salida me desvié e iba rumbo al Puerto de La Libertad, pero les pregunté a los de Fovial y me dijeron que me había metido 4 kilómetros adentro.

Pasé dos horas perdidos, pasé por La Escalón, San Ramón y todos esos lugares y llegué a casa bien cansado”, recuerda.

Esa mala pasada no le quitó impulso para regresar cada mes desde su colonia hasta Santa Tecla por sus medicamentos que le dan a diario, una oportunidad para vivir. “Es mejor pedalear a dejarse morir, porque una recaída por esa enfermedad es de lo peor que podría vivir”.

El costo del tratamiento en el sector privado ronda entre $100 y $150 al mes, pero a nivel de salud pública es gratuito para las personas con VIH.

“Yo soy positivo, tengo esta enfermedad desde hace 14 años”

La discriminación fue de las cosas que Pipe más sufrió durante los primeros años tras ser diagnosticado con VIH. Ahora ya todo eso ha quedado atrás y Pipe revela que no siente temor, ni pena al compartir su experiencia a otras personas.

“He nadado con mareas por la discriminación de las personas que no saben de qué se trata esto. Yo conozco personas que se deprimen y yo les doy ánimos, les recomiendo que le echen ganas a la vida. Una personas me dijo una vez que no tenía ganas de seguir tomándose el medicamento y yo los motivo a no desmayara y que siguiera luchando por su vida”, manifiesta.

Desde el 2008 a 2018, hay un registro de 16,449 personas que viven con VIH en El Salvador.
“Víctor Balmore Morales Guardado no existe para el gobierno”

Pipe no tiene Documento Único de Identidad (DUI) debido a que sus padres no lo asentaron antes las autoridades y cuando se decidieron a hacer ya era una persona mayor, además el abogado a cargo del trámite no lo realizó bien.

Comenta que en la alcaldía de Nejapa le otorgaron una partida de nacimiento, para su sorpresa cuando intentó obtener su DUI pero en el Registro Nacional de las Personas Naturales le dijeron que ese documento no era válido “el abogado no dejó firmas ni nada en Nejapa y se me hizo ese problema”.

Agrega que con en 2004 consiguió unos dólares para arreglar la situación pero tras varios impedimentos desistió de legalizar su identidad y se conformó a que no realizaba transacciones u otras actividades y no lo consideró importante. Con el pasar del tiempo se lamenta debido a que no puede optar a un empleo formal ni obtener ninguno de los beneficios del Estado.

En la entrega de los $300 ni las canastas solidarias resultó beneficiado porque no tienen su documento. “Víctor Balmore Morales Guardado no existe para el gobierno” cuando pasaron por mi casa repartiendo no me dieron porque exigían DUI.

“Si alguien quisiera ayudarme con ese problema legal sería bueno porque es importante, porque si quiero trabajar formalmente, para salir del país. Es bien urgente”, dice.

Actualmente, Pipe se sostiene con algunas monedas que le regalan sus vecinos por mandados que realiza, en ocasiones le regalan un plato de comida, por lo cual indica que está muy agradecido. Antes de la pandemia ayudaba en la repartición de pan francés por diferentes colonias de Quezaltepeque, pero el cierre del negocio lo dejó sin ese ingreso.

“Uno no debe agobiarse, debemos pensar positivo siempre. Yo me siento agradecido con toda la gente, porque a veces voy a hacer las colas y como la gente sabe que no tengo mañas de agarrar lo ajeno y si me sobra un centavo, $0.10 lo regreso. Estoy bien recomendado por la gente y soy de la creencia que así como la calle te da la honra y también te da la deshonra”, concluye.

Una oración, su bicicleta, un casco, se han convertido en los aliados de “Pipe”, un salvadoreño que recorre 70 kilómetros por sus medicamentos