Priscila Monroy es una joven que ha incursionado en uno de los campos poco conocidos en El Salvador, como lo es la Ingeniería en Aeronáutica. Su pasión en el ramo, incluso, le abrió la oportunidad para ser parte del equipo de controladores de tránsito aéreo del aeropuerto internacional San Óscar Arnulfo Romero.
La salvadoreña de 23 años se recibió como ingeniera en Aeronáutica el pasado 25 de julio de la Universidad Don Bosco. Ella destaca que se graduó en la primera promoción de mujeres que obtiene ese título en Centroamérica, y la segunda de la carrera en general.
Aunque la ceremonia académica y la celebración no fue como lo esperaba ante la pandemia de COVID-19 en El Salvador. “Al final es de dar gracias a Dios porque se culminó con una etapa que recordando todo lo que costó, no fue fácil, siempre hubo dificultades… pero lo bueno que siempre pude compartir con mi familia”, contó la joven a elsalvador.com.
Cuenta que la experiencia que tuvo al formar parte de un club de robótica y mecatrónica en su bachillerato fue que la motivó a decidirse por esa carrera universitaria. Sus estudios los inició en el 2015 y cinco años después su esfuerzo y dedicación rindió frutos, pues debido a sus excelentes calificaciones logró obtener su título con honores.
“Los primeros años se ven las mismas materias de todas las ingenierías, después se va especializando en la introducción (de la carrera) de cómo funcionan las aeronaves, se ven varias áreas, las de mantenimiento, operaciones de aeropuerto y aerolíneas, navegación aérea, para que uno pueda descubrir cuál es el área en la que le gustaría desarrollarse, ya en lo laboral”, explica la joven al responder en qué consiste esa profesión.
Aclara que, si bien hay labores que no se desarrollan en El Salvador, pueden considerarse oportunidades para superarse fuera de este.
“También se ven diseños de aeronaves que es algo que muchos pueden decir que no sirve mucho en el país, porque aquí no diseñamos aeronaves, sino que lo que es más fuerte es el mantenimiento. Pero igual pueden tener esa opción, por si alguien se quiere especializar pueda optar a un trabajo afuera o continuar sus estudios de maestría fuera del país en esa área”, agregó.
Monroy dijo que ella se enfoca en el área de “las operaciones tanto de aeropuertos como de aerolíneas”, lo que la llevó a aplicar en 2018 a un programa de becas que ofreció la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) para cursos especializados en diversos sectores, donde los seleccionados podían optar a una plaza laboral.
De esa manera, ella clasificó y se formó como controlador de tránsito aéreo. “Gracias a Dios aprobé todo y en eso estoy trabajando ahorita, que está en el área de operaciones del aeropuerto”.
Entre las funciones que tiene a cargo un controlador de tránsito aéreo explicó que está: “dirigir el tránsito de aeronaves en el espacio aéreo y en los aeropuertos de modo seguro, ordenado y rápido, autorizando a los pilotos con instrucciones e información necesarias, dentro del espacio aéreo de su jurisdicción, con el objetivo de prevenir colisiones, principalmente entre aeronaves y obstáculos en el área de maniobras”.
Los retos en el campo
En este campo se busca romper con los estereotipos, según la joven, pues en el área de controlador de tránsito aéreo ya figuran por lo menos cuatro mujeres, aunque la mayoría siguen siendo hombres.
Para Monroy, una de las dificultades a las que se ha enfrentado en el cargo es “romper con la barrera de edades”, para poder relacionarse con las personas en el ámbito laboral y ganarse la confianza en que, pese a ser joven, se pueden cumplir con las responsabilidades asignadas.
La salvadoreña domina además los idiomas inglés y alemán, así como cuenta con la licencia que otorga la Autoridad de Aviación Civil que la acredita como Controlador de Tránsito Aéreo.
La joven asegura que continuará especializándose y estudiará una maestría en Administración de Empresas en el país, su anhelo es convertirse en un futuro en la gerente de operaciones del aeropuerto salvadoreño o de cualquier parte del mundo.
Otra de sus visiones está en irse a Alemania, para seguir reforzando su conocimiento en alguna universidad de esa nación, “para adquirir otras perspectivas diferentes a las del país”. Está preparada para cualquier reto.