La presentadora de “Viva la mañana” conversó en exclusiva con elsalvador.com sobre los motivos que la llevaron a adoptar un estilo de vida saludable, el cual le produjo cambios sustanciosos en su vida.
Luciana Sandoval es uno de los rostros más reconocidos y admirados de la televisión salvadoreña. Su nombre es sinónimo de experiencia, elocuencia, inteligencia y belleza. Sin embargo, lo que la hace única es su don de gente y su carisma.
El éxito alcanzado en el medio televisivo no es fruto de la casualidad, sino más bien de su entrega y esfuerzo y de los dones que Dios le ha dado.
Tanto a nivel profesional como personal la conductora de “Viva la mañana” ha experimentado varios cambios, algunos de los cuales han sido testigos sus seguidores.
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Una de esas transformaciones está relacionada con su aspecto físico y con su estado de salud. Y es que, desde agosto de 2019, Luciana tomó la decisión de ponerle un alto a ciertos hábitos que le hacían mello en su salud. Para lograrlo se auxilió en dos mujeres profesionales, quienes le ayudaron a seguir una dieta saludable y una efectiva y constante rutina de ejercicios, la cual es compartida en su cuenta de Instagram.
Según la comunicadora de 39 años, la práctica de sus nuevos hábitos ha dado resultados, los cuales son notorios no solo en su apariencia física, sino también en su salud.
“Si tienen la intención de hacer un cambio en sus vidas háganlo, nunca es tarde. Sé que muchas personas creen que eso se puede lograr solo si están jóvenes, pero no es así. Si les surge el interés de querer cuidarse no esperen mucho para hacerlo. Todos tenemos la capacidad; la cosa es querer hacerlo”, expresa Sandoval.
Luciana es considerada una de las personalidades más carismáticas de la televisión salvadoreña. Foto Instagram @lucianasandovalsv
En entrevista exclusiva con elsalvador.com, la conductora de televisión habló sobre esa transformación tan importante de su vida.
¿En qué momento decidiste hacer ese cambio?
Fue el año pasado, en agosto. Comencé con el tema de comer más sano porque siempre fui bastante desordenada con eso de la alimentación. A raíz de esos desórdenes, entre ellos la pérdida de tiempos de comida, padecía algunos problemas de salud, como gastritis, un poco de debilidad e hipoglicemia, además, padezco de migraña . En diferentes momentos del año pasado tuve varias complicaciones de salud, entonces llegó un momento en el que dije “¡no puede ser! Tengo que ser más ordenada y disciplinada”. Cada vez más veía gente a mi alrededor que optaba por cuidarse y por llevar un estilo de vida saludable y me daba cuenta de que había varias disciplinas para ponerse en movimiento. Mi principal objetivo no era tanto aprender a comer o tener un mejor plan nutricional, lo que quería era empezar a entrenar. Me decía: “Ya no soy una quinceañera y cómo es posible que no tenga el hábito del ejercicio, que a la larga será lo que me ayudará a mantenerme bien”. Quería sentirme y verme bien.
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¿Qué implicó esa transformación?
Entendí que primero tenía que comenzar con una buena alimentación porque de nada me serviría el ejercicio. Fue así como busqué a una nutricionista, que ya trabajaba con varias amigas cercanas. Ella es Marina Cienfuegos. Para comenzar, ella se interesó mucho por conocer mi estilo de vida y todo sobre mis patrones de alimentación. Yo comía todo el tiempo en la calle, a veces comía a la carrera en el carro, me saltaba tiempos de comida, consumía mucha azúcar… Luego me preguntó cuáles eran mis objetivos y qué quería lograr. Le dije que mi objetivo principal no solo era querer entrenarme sino también el estar saludable. Yo no necesitaba perder peso , sino nutrirme bien a través de la alimentación. Mucha gente pensaba que yo me cuidaba, porque siempre he sido delgada, pero no era así. Entonces, comenzamos a trabajar en comer más saludable y ordenado, esto implicaba almorzar en mi casa, respetar los tiempos de comida, comer mis meriendas…Tenía que acostumbrarme a eso. Al principio pensé que sería un “dolor de cabeza” pero no, rápido me acoplé.
Luciana en plena rutina de ejercicios. Foto cortesía Luciana Sandoval
En tu caso, ¿comer saludable implica llevar una dieta estricta?
No. Soy estricta en el sentido de respetar la dieta que la nutricionista me plantea. No es una dieta estricta; como lo suficiente y lo que me gusta… nunca me he quedado con hambre, gracias a las meriendas. Al principio, había días en los que por mis ocupaciones no podía completar mis meriendas, porque me sentía satisfecha.
Luego comencé a hacer ejercicio. Empecé a ver la sinergia del ejercicio con la alimentación . Ahora mi cuerpo necesita estar mejor alimentado, ahora ya me demanda, ya me da hambre cada dos o tres horas. La disciplina la fui adaptando.
No ha sido un cambio solo en lo que se come o en hacer una rutina de ejercicio, implica también un cambio de mentalidad, de querer tener una vida más ordenada, de cuidarme y de entender que lo más valioso es lo que hay en nuestro interior. De nada sirve que me vista bien y me arregle si internamente estoy mal, si no tengo los nutrientes y a la mitad del día me voy andar desmayando.
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¿Cómo han sido los resultados hasta este momento?
Estoy feliz porque me siento con más energía. Antes me costaba conciliar el sueño y se me dificultaba despertarme temprano. Las despertadas siempre fueron para mí un sufrimiento, un calvario. Ahora al terminar el día, obviamente más agotada porque he tenido una descarga física y mental, logro conciliar el sueño y no necesito tanta presión para poderme levantar temprano.
Es lógico que llegue un momento en el que las mujeres comiencen a experimentar cambios en su figura, en la apariencia de la piel… En mi caso, ya que no me cuidaba ni hacía ejercicio, comencé a sentir flacidez. Ahora con la sana alimentación y el ejercicio ya siento la piel más pegadita, más luminosa y con una mejor vida y color. He comenzado a experimentar ciertos logros que me dan alegría. La gente me comenta que me ve más “fit” y con un poco más de músculos. Yo en verdad no veo tan drástico el cambio físico, pero sí se logra apreciar; voy viendo ciertas definiciones que jamás mi cuerpo había tenido.
Por mi desorden alimenticio yo tendía a perder peso con facilidad, pero lo que en verdad perdía era masa muscular. Hoy estoy trabajando en eso, para ganar masa muscular y lograr una figura más armoniosa y estar más satisfecha.
La salud y apariencia de Luciana ha mejorado gracias a las rutinas de ejercicio y a la sana alimentación. Foto cortesía Luciana Sandoval
¿Cómo es tu sana rutina?
Previo a la cuarentena me levantaba cuarto a las cinco para entrenar con Katy Paniagua, mi coach de ejercicio y de vida. Siempre fui una mujer que encontraba excusas para abandonar los gimnasios, nunca pasaba del segundo mes. Jamás practiqué deportes; el tiempo que más le dediqué a la parte física fue cuando bailaba, porque eso era mi vida.
Luego descubrí que la mejor hora o momento para hacer ejercicio era la mañana, antes de irme a trabajar. Con Katy nos pusimos el plan de trabajar tres o cuatro días a la semana y descansar dos días, pero a veces, por mis compromisos, no los cumplía. Un día le dije si podíamos probar hacerlo tempranito antes de irme a “Viva la mañana”. Ella venía a mi casa. Comenzamos a entrenar entre 5 y media y 6 de la mañana; luego lo hacíamos a las 5 a.m. Cuando se vino la pandemia ella ya no pudo venir, entonces tuvimos que cambiar la dinámica: comenzamos a hacer sesiones por Zoom o hacer “lives”, pero no a las 5 de la mañana. He ido progresando un poco. Hoy entreno con ella en las tardes o en las noches. Hacemos rutinas para brazos, piernas, glúteos y abdomen.
La presentadora de Viva la mañana ahora se siente con más energía. Foto cortesía Luciana Sandoval
¿Resulta costoso ese cambio?
No, la verdad que no. Porque mi dieta no es sofisticada, yo como muchas verduras, pollo, huevitos, pescado…Sí como de vez en cuando salmón, porque es muy bueno.
¿Crees que con tu transformación inspiras a otras personas?
A mí me escribían pidiéndome tips para verse más delgadas o sobre rutinas de ejercicio y alimentación. Me daba pena contestarles, no podía decirles lo desordenada que era yo. Trataba de decirles que yo no era la persona indicada, que mejor buscaran un nutricionista, pero yo no lo hacía. Hoy comparto mis rutinas en redes sociales; lo hago para hacerme presión, porque sabía que cuando lo dejara de hacer la gente me cuestionaría. Fue para ponerme presión y progresar. Este es un proceso personal bien importante, en el que estoy domando mi voluntad.