Esta semana, el Instituto de Investigación para el Aprendizaje (IIA) y el Kínder “El Árbol de Dios” diseñamos un webinar sobre educación en tiempos de COVID, y uno de los participantes, al final de la conferencia puso sobre la mesa virtual éste tema vital: ¿Cómo crear empatía a través de medios virtuales?
Si hay un tema que va a ser relevante en los sistemas educativos en los próximos meses es justamente éste: “empatía y mediación pedagógica en entornos virtuales de aprendizaje”; en efecto, sabiendo que el sistema educativo seguirá cerrado unos meses más por la pandemia de COVID19, ya que los centros educativos son potenciales focos de contagio por la dimensión lúdica de los niños y la falta de distanciamiento social.
Al buscar en Google encontré una primera definición algo limitada, empatía virtual: “Sería la capacidad de comprender a la persona que está en el entorno virtual, ponerse en su lugar, entender su actitud, comportamiento y opiniones sin juzgarla”. Pero, desde una óptica más pedagógica y educativa deberíamos ampliar esta definición: “Empatía y mediación pedagógica en entornos virtuales es la capacidad creativa del docente para comunicarse y generar aprendizajes, utilizando las herramientas tecnológicas para animar, entusiasmar, producir asombro, cambios e ideas en los estudiantes”.
Sabemos que existe una distancia importante entre la pedagogía tradicional y presencial y la pedagogía informacional, mediada por plataformas –Moodle, BlackBoard, Sakai-; pero esta brecha no es sinónimo de ineficiencia o baja calidad. Hay muchísimas experiencias positivas. Algunos padres y madres se han planteado la posibilidad de unschooling o homeschooling, defraudados por ciertos sistemas educativos cuya primera respuesta ante la pandemia fue enviar listas interminables de actividades por correos o WhatsApp. Obviamente, ninguna escuela o colegio estaba preparado para esto, muchos docentes no tenían la alfabetización digital requerida ni la formación de tutores, otros no tenían ni el equipo o ancho de banda requerido. Pero al final, todos estamos aprendiendo y creo que todo mejorará.
Los directores y directoras tendrán que profundizar en las capacitaciones docentes, no sólo en saber administrar una plataforma digital, sino en generar las capacidades y habilidades para la empatía y mediación pedagógica virtual. Por ejemplo, que cada docente produzca un video corto de 30 segundos dirigido personalmente a cada alumno (a), que lo salude por su nombre y que lo invite a la experiencia de aprendizaje; diseñar trabajos con sinergia de grupos en plataformas; exigir a los estudiantes que sean protagonistas y creativos con sus tareas, videos, materiales; fomentar la innovación. Muchos niños y niñas, cohibidos, introvertidos o afectados por la presión grupal en el aula, hoy están descubriendo su potencial y sacando lo mejor de sí.
La sociedad del conocimiento, la economía de la información, la revolución digital, la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas, Big Data, robótica, automatización, Cloud Computing, Aplicaciones Móviles, entre muchos hechos y recursos más nos impulsan o jalonan al uso de las tecnologías; es un hecho. Esta semana el prestigioso MIT publicaba un artículo sobre computación e inteligencia profunda, presentando nuevas opciones de conexiones neuronales en los sistemas computacionales. Estamos viviendo la sociedad en red de Manuel Castells, y es un hecho inevitable ante el cual la escuela, los colegios y las universidades nos tenemos que adaptar. El COVID19 nos dio un empujón a la transformación digital, no hay vuelta atrás.
El reto es que los docentes preparen su equipaje, diseñen simuladores, materiales multimedia y transmedia, videos, podcast, juegos, todo lo que sea necesario para aprender a distancia y mediado por internet. A la normalidad tarde o temprano volveremos, pero la transformación digital no tiene reversa, nos preparamos o cambiamos o caeremos en la obsolescencia profesional.
Investigador Educativo.