El 10 de julio a las 8:30 de la noche murió el doctor Pedro Alfredo Calderón Morán, de 70 años, médico neumólogo fundador del Programa de Oxigeno Domiciliar del ISSS para pacientes con problemas respiratorios.
Él es uno de los 23 doctores que han perdido la batalla en menos de un mes, en el contexto de la emergencia sanitaria causada por el COVID-19. A pesar del legado que deja para el país, los únicos que han reconocido sus aportes a la medicina nacional son las diferentes páginas de Facebook de médicos y enfermeras, quienes lamentan la pérdida de un profesional con su experiencia y calidez humana.
“Un gran médico formador de grandes especialistas en el área de neumología … era un médico, un hombre noble con sueños de hacer mucho por la medicina en El Salvador y sobre todo ayudar a los pacientes con cáncer de pulmón, tenía una destreza única para detectar las enfermedades respiratorias, amaba su profesión”, consigna el perfil de Facebook Profesionales de Enfermería de El Salvador.
A la hora de ser enterrado se aplicó todo el protocolo, familia y amigos no pudieron dar el último adiós pues a pesar que no se le hizo ninguna prueba tenía todos los síntomas del mortal virus y fue diagnosticado como sospechoso, según explicó Consuelo de Calderón, viuda del médico.
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El doctor Calderón Morán empezó con el programa en 1989 en el Hospital Nacional de Neumología del Seguro Social, poco a poco logró que se extendiera en todo el país y a pesar de estar jubilado seguía trabajando para que siguiera vigente y llegará a más personas, ahora cuenta con más de 800 pacientes a nivel nacional, según Marvin Hernández coordinador técnico nacional del programa y quien trabajó junto a Calderón Morán desde 2007.
“El programa nació para darle oxígeno a los pacientes en la casa, en especial a los pacientes con neumopatías crónicas que tenían problemas por cocinar con leña, fumadores crónicos o que por diferentes enfermedades necesitaban oxígeno en sus casas. Pacientes con cáncer, problemas paliativos, con insuficiencia renal crónica”, explicó Hernández.
Describió a Calderón Morán como “una persona integral, respetuosa, colaboradora y muy humana con los pacientes”.
Similar opinó Consuelo de Calderón, quien asegura que su esposo dedicó gran parte de su vida al programa y a sus pacientes. Manifestó que la razón que él tuvo para seguir trabajando después de jubilarse fue el temor a que el Programa de Oxigeno Domiciliar desapareciera o se dejará de brindar la atención debida a las personas que son beneficiarias.
“Dedicó casi toda su vida al programa, recorrió todo el país visitando a sus pacientes y viendo cómo se trabajaba en los hospitales para atender a las personas. Él era una persona caritativa con todo el mundo, no veía estatus social de la gente, ayudaba a las personas sin ningún interés. A veces los pacientes lo buscaban para hablar con él de sus problemas y no por problemas de salud”, dijo entre lágrimas la esposa del especialista.
Aseguró que como todo médico tenía hora de entrada, pero no de salida, se caracterizó por ser un hombre carismático, buen padre y esposo.
“Él trabaja durante la semana, los fines de semana dedicaba el tiempo a la tierra, el ganado, era amante de la vida del campo, le gustaba andar en caballo allá en el terreno que tenía en Metapán”, dijo.
En septiembre tuvo problemas de salud, fue intervenido quirúrgicamente y cuando empezó la emergencia sanitaria en el país fue mandado a su casa por ser considerado de alto riesgo para su salud. Sin embargo, después del periodo de cuarentena domiciliar fue dos veces a su trabajo por asuntos administrativos, ocho días después empezó con los síntomas.
Calderón Morán fue internado el sábado 4 de julio en el Hospital General del ISSS, estuvo en cuidados intermedios hasta el día que falleció.
Médico graduado de la Universidad de El Salvador (UES), tardó en terminar su especialidad porque la universidad cerró a causa del conflicto armado. Sin embargo, durante este tiempo trabajó en el antiguo Hospital de Maternidad, también sus años de internado y residente los hizo en el Hospital San Juan de Dios, de Santa Ana; finalmente se graduó en mayo de 1985.
Trabajó en el Consultorio de Especialidades del Seguro Social, fue miembro de la Sociedad de Neumología de El Salvador y exdirector del Colegio Médico. Además de investigador y especialista en enfermedades respiratorias y cáncer de pulmón. También impartió clases en la Universidad Evangélica.
Ahora su familia y quienes le conocieron como profesional esperan que su legado siga salvando las vidas de los pacientes con enfermedades respiratorias.
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