Miguel, repartidor de gas en Olocuilta lleva tres meses desaparecido

La familia dice que la cuarentena domiciliar obligatoria y la falta de investigación de las autoridades ha impedido dar con los restos de sus hijos. La madre dice que ella ansía encontrar vivo o muerto a su hijo para terminar con este suplicio que le ha quitado el apetito y el sueño.

descripción de la imagen
Miguel Ernesto Cisneros Rosales, de 20 años, tiene tres meses desaparecido. Foto cortesía

Por Jaime López

2020-07-11 12:53:13

Una familia de Olocuilta cumplió tres meses de no saber del paradero de Miguel Ernesto Cisneros Rosales, de 20 años, pese a haberlo buscado por todos los rincones de ese municipio y en otros lugares.

Trabajaba desde hace un año como repartidor de gas propano en el municipio junto a su padre. El 9 de abril salió en su motocicleta cerca de las 12:00 del día al cantón Barrio Nuevo a entregar dos cilindros de gas a un cliente, pero en el camino fue interceptado por un grupo de pandilleros quienes lo raptaron y se lo llevaron a un lugar solitario.

Joven futbolista lleva una semana desaparecido en Apopa

Al final el joven no llevó los dos cilindros de gas a su cliente, no se sabe qué pasó con los tambos y con la motocicleta en que se movilizaba.

Esta no era la única vez que Cisneros Rosales entregaba gas a domicilio en Barrio Nuevo, pues con frecuencia brindaba el servicio a más clientes en ese lugar y en un año de laborar nunca le había pasado nada, pese a ser una zona con presencia de pandillas.

El negocio para el que trabajaba al ver que había pasado el tiempo prudencial y Miguel no regresaba, comenzaron a llamarlo al celular pero ya no contestó cerca de las 1:30 de la tarde.

La jefa llamó a la familia del joven que es padre de un bebé de seis meses y le avisó que tenía varias horas de haber salido a realizar una entrega de gas y no había regresado, lo cual los alertó a ir a la Policía del lugar a denunciar el caso.

“El no usaba teléfono celular caro, porque hacía unos meses lo asaltaron a él y a la jefa, les robaron a cada uno su celular inteligente”, explicó la pariente.

Un equipo policial de Olocuilta inició el proceso de búsqueda desde el primer momento de la denuncia y a más de una semana de buscarlo de terreno en terreno aún no han dado con su paradero.

En ese proceso de búsqueda, los agentes policiales de la Sección Táctica Operativa se encontraron con un grupo de pandilleros quienes abrieron fuego contra ellos y al responderles murió un delincuente.

A raíz de ese incidente, el proceso de búsqueda se interrumpió porque los agentes fueron sometidos a investigación por esa muerte, además se agudizó la emergencia nacional por el COVID-19 y la cuarentena domiciliar que impedía que las personas salieran de sus casas.

Investigaciones preliminares de las autoridades han determinado que la moto fue desmantelada y vendida por piezas una semana después de su desaparición.


Miguel Ernesto Cisneros Rosales. Foto cortesía.

Pandilla mató y enterró a joven

No hay certeza quién o quiénes lo raptaron y lo mataron; pero las autoridades han sabido que el palabrero o cabecilla de la pandilla 18 que opera en la zona a quien apodan como el “Demente” ordenó su asesinato tras suponer que no se llevaba con ese grupo delictivo sino con los rivales MS de la colonia Montelimar.

Una versión que los parientes del joven desaparecido rechazaron esa versión, y aseguran que él no tenía ninguna vinculación con grupos delictivos; tenía dos trabajos, era disc jockey o programador de música de una discomóvil que amenizaba fiestas en el municipio; además le gustaba bailar y divertirse.

De acuerdo con las autoridades, el joven fue enterrado en un lugar conocido como la Loma de Cazaloma en la entrada de La Bolsa, una zona rural, deshabitada y según los testigos, la última vez que lo vieron, unos 12 hombres lo llevaban por la fuerza.

Otras personas también alertaron que el joven luego de haber sido asesinado lo lanzaron a un pozo de ese lugar (Cazaloma).

Las autoridades fueron a ese lugar y verificaron en cada uno de los pozos y no tuvieron éxito.

“Ahí hay un complejo educativo que podría tener cámaras y haber captado el momento que llevaban al joven y buscarlo con más certeza”, explicó el pariente.

También han dicho a la familia que los restos de Cisneros Rosales podrían estar cerca de la entrada de un lugar conocido como río Chilón, que comunica con el río de Comalapa, donde hay una cañada y posiblemente ahí hayan abandonado su cuerpo; lugares a donde solo la Policía puede llegar, pues se consideran altamente peligrosos por la presencia de pandillas.

A pesar de tener esas pistas, las autoridades han pedido a la familia del joven que averiguen y que precisen más el lugar donde pudieron abandonar el cuerpo para programar una búsqueda.

“Son tantas trabas y una se siente tan impotente que quisiera hacer las cosas pero como las hace, sino hay ni transporte para moverse, porque el investigador del caso nos dijo, ´es que ustedes no han tenido las respectivas entrevistas conmigo. La información que tienen se la dieron al fiscal pero conmigo no han hablado´”, se quejó la madre.

La familia asegura que el muchacho hacía un año que había formado su propio hogar, que salía todos los días de su casa a trabajar a las 6:30 de la mañana y regresaba a las 5:00 o 6:00 de la tarde; pero el 9 de abril ya no regresó a casa por la tarde.

Familia busca a niña que desapareció el domingo

Los oportunistas

Como suele suceder en estos casos, cuando salió la noticia de desaparición del muchacho y se ofrecía un número telefónico para informar de cualquier hallazgo, comenzaron a llamar a los familiares y les pidieron $600; $300 al inicio del proceso y los otros $300 cuando fuera entregado.

“Yo les dije que no trabajaba y que no tenía dinero para darles, así que solo llamaron dos veces y de ahí ya no”, afirmó la madre.

A tres meses de la desaparición de Cisneros Rosales, las investigaciones han ido perdiendo fuerza al punto que uno de los policías dijo a la familia que ellos (como familiares) eran los interesados y que debía de estar llamando para conocer los avances de la indagación.

“Yo les dije, yo se que ustedes tienen trabajo, yo se que no solo tienen el caso de mi hijo pero entiéndame como mamá, ya pasaron tres meses y no me han resuelto nada, pues si me dijo, pero no solo su caso tenemos, yo tengo un montón en el escritorio”, afirmó un pariente.

En consecuencia, la pariente preguntó al investigador que sí ya había hablado con el fiscal asignado al caso, pero él contestó que estaba en espera que lo llamara. “Entonces yo le contesté yo le voy hablar a ella, si me contestó, llámele a ella haber que le dice”.

La Fiscal explicó a una pariente del desaparecido que harían algunas diligencias que por lo delicado no se podían revelar.

Los familiares confesaron que el joven fue separado de los demás en una fiesta que amenizaba en Montelimar y se lo llevaron a él solo, le quitaron el teléfono, todo porque estaba en territorio de mara contraria, pero algunas personas intervinieron y lo soltaron.

También donde estudiaba en el Instituto de Cuyultitán en una ocasión ocurrió un problema con otro estudiante pero no pasó a más. Los parientes no descartan todos esos episodios y que deben ser analizados en la investigación de las autoridades.