Despreciar la ciencia cuesta vidas

Nullius in verba. No es con videos ni fotos glamorosas que se combate una crisis sanitaria de esta magnitud. Tampoco es con anécdotas ni tratamientos infundados. Es con ciencia y datos objetivos que saldremos victoriosos.

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La joven de 20 años planeaba presentar una denuncia por acoso sexual un día después de que fue asesinada. Fotos Archivo EDH

Por Napoleón Cornejo

2020-07-02 7:58:05

La que es quizás la más prestigiosa institución científica del mundo, la Royal Society de Londres, la casa de gigantes como Isaac Newton y Stephen Hawking, tiene en su escudo una frase en latín “nullius in verba”. Significa “por la palabra de nadie” y transmite perfectamente el espíritu de la ciencia que es este: no importa qué tan ilustre, inteligente o popular sea la persona que hace una afirmación, su palabra no comprueba nada. Lo único que importa es la evidencia objetiva.
Esta columna la escribo con preocupación viendo a la población salvadoreña manipulada por algunos, que aprovechando las emociones y el anhelo de esperanza durante esta crisis, actúan sin reparo de forma irresponsable y sin ética.
Desde que inició la crisis del COVID19, Nayib Bukele ha sido persistente en ignorar a los expertos. Esa negligencia, impulsada por su desmedido ego, lo llevó, entre otras cosas, a presentar proyecciones matemáticas risibles, improvisar cuarentenas dracónicas, ordenar tratamientos de hidroxicloroquina y culminar con el que posiblemente sea el fiasco más grande de su gobierno hasta ahora: el hospital de CIFCO; un hospital que no está terminado, ha debido sustraer equipo de otros nosocomios, no tiene personal y apenas ha recibido pacientes.
¿Cuántas personas han muerto por esperar la construccautomeión de un monumento al ego del presidente en lugar de un hospital de campaña como sugerían los médicos? ¿Cuántas personas se trataron erróneamente con hidroxicloroquina? ¿Qué tanto se pudo haber contenido el virus si la cuarentena y los cercos sanitarios los hubiesen implementado infectólogos y no militares? El presidente no sólo ha despreciado a la academia y el conocimiento, sino que se empeña además en manipular la opinión pública en contra de quienes lo corrigen con datos, ciencia y educación.
Esa irresponsabilidad tiene ahora al sistema de salud contaminado, saturado y colapsado. Es profundamente conmovedor leer los testimonios de personas que han perdido a sus familiares porque el presidente, en lugar de darle el espacio a los expertos, optó por dirigir algo de lo que no sabe absolutamente nada para ensalzar su imagen. Por otro lado, durante esta pandemia también hemos conocido el caso de la Dra. Eugenia Barrientos, quien ha sido afamada por aplicar un tratamiento basado en ibuprofeno para el COVID19. Ella y quienes la acuerpan defienden este tratamiento con todo menos con evidencia. Afirman con ahínco que las personas por ella tratadas se han curado.
Pero a la comunidad médica del país y a quienes conocen los métodos de la ciencia esto no los impresiona. Saben perfectamente que las anécdotas no son evidencia científica. Si así fuera, habría que darle crédito a los chamanes y a quienes los visitan, porque también afirman que pueden curar. Sabiendo que la vasta mayoría de personas que se enferman de COVID-19 se curan naturalmente, bien pueden tomar un té de manzanilla, comer jocotes o tomar la “cura” de la Dra. Barrientos para el mismo resultado. Pero lo que hace no es inofensivo. Ya hay casos de personas que creyendo en ella se automedicaron ibuprofeno, no buscaron atención adecuada y al ser parte del pequeño porcentaje que se agrava, terminaron perdiendo la vida.
Hace unos días incluso un columnista muy respetable justificaba a la doctora citando un estudio de King’s College London sobre el mismo medicamento para la misma enfermedad. Pero hay una diferencia crucial entre lo que hace King’s College London y lo que hace la Dra.Barrientos. La primera está haciendo un estudio para determinar si efectivamente el Ibuprofeno tiene algún efecto en la enfermedad. No lo están ofreciendo como tratamiento a pacientes y ni siquiera afirman que funciona; lo están probando. Saben perfectamente que sería sumamente entiético recetarlo a pacientes sin evidencia rigurosa. Lo que hace la Dra. Barrientos es altamente anti ético y la Junta de Vigilancia de la Profesión Médica hace bien en investigarla.
Nullius in verba. No es con videos ni fotos glamorosas que se combate una crisis sanitaria de esta magnitud. Tampoco es con anécdotas ni tratamientos infundados. Es con ciencia y datos objetivos que saldremos victoriosos. Por ello es importante defender y acuerpar a quienes utilizan estas herramientas para cumplir su trabajo, muy a pesar de altas presiones políticas o sociales. Es con los valores de la Ilustración que las sociedades avanzan, no con los del Oscurantismo.

Ingeniero salvadoreño residente en Holanda /twitter: @napocornejo