De 191 fallecidos por COVID-19 que se contabilizaban hasta el jueves, al menos 37 son personal del sector salud. Cansancio físico, emocional y psicológico, así como reutilizar trajes de bioseguridad son factores que han tenido en contra.
No han tenido tiempo para llorar las muerte de sus colegas, amigos y compañeros de trabajo. El personal de sanidad sigue en esa primera línea frente al nuevo virus para salvar la vida de los enfermos. Tienen miedo de correr la misma suerte de los que ya fallecieron, su clamor constante ha sido “dennos equipos de protección especializado”. Ellos se consideran “víctimas, no héroes”.
No hay datos oficiales de cuánto personal de sanidad ha fallecido a causa del COVID-19 porque el Ministerio de Salud no ha dado a conocer la cifra, una recopilación de nombres y fechas publicado a través de redes sociales por distintas instituciones y personas arroja al menos 37 decesos, entre médicos, enfermeras, conserjes, motoristas.
Las plegarias, anécdotas y frases de cariño de parte de familiares, amigos y compañeros inundan las publicaciones en redes sociales. En algunos casos hasta se han conocido conmovedoras historias de los profesionales que han perdido la guerra contra el COVID – 19, una de ellas es la del doctor Felix Eduado Ramos Ramos.
Él laboraba para Fosalud, murió el 27 de junio y en una reseña publicada en diferentes perfiles de Facebook lo describen como un profesional noble, empático y servicial. Además de una persona ocurrente, anímica y buen amigo.
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Según la descripción, el doctor Ramos era amante locutor y trabajaba en una radio para poder costearse los estudios de medicina, pues siempre soñó con ser médico. También era amante del fútbol, por ende un excelente jugador.
“Compañero y amigo que tenía que trabajar en la radio para costear sus estudios. Fuiste compañero de diferentes generaciones de médicos y nunca dejaste de lado tu deseo desmedido. Tu empatía con la gente nos motivaba”, se lee en la descripción.
Eduardo Ramos, Médico de Fosalud. Murió el 27 de junio. Él trabajó en una radio para pagar sus estudios médicos
Él como muchos otros profesionales de la salud han sido víctimas de la mortal enfermedad, expertos del gremio aseguran que la cifra podría ser más alta y las principales causas que señalan son la falta de equipo de bioseguridad y el cansancio producido por las extenuantes jornadas de trabajo, puesto que los turnos se han triplicado, no hay posibilidad de días de descanso y mucho menos de vacaciones. El ritmo acelerado empezó en marzo cuando se dieron los primeros casos positivos en El Salvador.
“Los médicos no seremos los héroes ¡Seremos Soldados que van a la guerra y que pueden morir! (…) Enfrentamos un enemigo que no es fácil de vencer y que puede acabar con todo nuestro presente y futuro” escribió el médico internista, Víctor Segura en una columna de opinión, publicada en este periódico, a inicios de abril.
Ayer, un grupo de empleados del hospital Rosales denunciaba la falta de equipos de protección y su clamor se resumía en las palabras de la representante del cuerpo de enfermería “no queremos que nos llamen héroes, nosotros somos víctimas”.
Solo este personal contabilizaba 17 profesionales de la salud fallecidos por COVID-19.
El doctor Segura profundiza en su palabras y explicó: “El personal de salud está en riesgo cuando los poderes del Estado no tienen la capacidad de ponerse de acuerdo de cómo manejar una situación que es de salud. La pregunta es ¿si la salud debería estarla manejando la Asamblea Legislativa?, cuando es algo que es responsabilidad del Ministerio de Salud”.
Segura opina que : “En el país siempre se le ha llamado héroes a las clases más desprotegidas, que son las que tienen que enfrentar la catástrofe. En la guerra los soldados eran héroes, y ellos venían de las clases más bajas. Ahora los héroes somos el personal de salud; pero la pregunta es ¿quién genera los problemas? ¿Por qué los héroes tenemos que serlos que estamos abajo”.
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El presidente del Colegio Médico, Miltón Brizuela, lamenta que no se esté cuidando al personal de primera línea como se debe y no tengan ni el equipo necesario para trabajar porque en muchos de los casos los médicos deben de reutilizar los trajes de bioseguridad cuando estos deberían de ser desechados por ser focos de contaminación.
“El mayor problema que hemos tenido es la falta de equipo de protección de bioseguridad suficiente porque a pesar que han dado, lo dan de una manera bien limitada y esto ha fomentado la reutilización de parte de este equipo cuando son diseñados para ser descartables. Creemos que ese es uno de los factores que está afectando mucho”, dice.
Similar opinión tiene Cristian Capacho, Secretario General del Sindicato de Enfermería del ISSS, al decir que los trabajadores de salud de la institución han sido obligados a reutilizar los trajes de protección porque fue una orden que se recibió de parte de la Subdirección de Logística.
Personal del Hospital Regional del ISSS despidió con honores al enfermero intensivista, Salvador Ernesto Hernández, de 43 años, quien falleció a finales de junio después de 15 días de luchar contra el COVID-19. Foto EDH Iliana Ávila
“Los trajes de protección se están reestilizando. La Subdirección de Logística ha implementado que se reutilicen los trajes, se supone que pasan por un proceso de limpieza, pero nada nos garantiza que ese proceso sea el adecuado y eso se nota en las manchas de sangre que tienen los trajes. Por políticas como esas y su implementación se está exponiendo a los trabajadores y poniendo en riesgo la salud del personal del Seguro Social”, manifiesta.
Él asegura que resulta difícil entender la decisión porque hay trajes a disposición que se podrían utilizar. Además, señala que la mayoría de fallecidos son trabajadores del ISSS, a pesar que los protocolos son parecidos a los usados por los trabajadores del Ministerio de Salud y eso solo denota una falla.
Para Brizuela, otro factor que se suma es el cansancio del personal porque desde un principio no se estipula una forma de distribución de atención de los pacientes y se sobrecargó el sistema de salud sin implementar áreas provisionales de trabajo. Añade que tampoco se previó la contratación de personal para sustituir a los trabajadores que se infectaran o serían mandados a observación por ser nexos epidemiológicos.
“Hay personal que ha tenido que ser internado, aislado y eso ha restado la capacidad de las instituciones y sobrecargando a los profesionales que están trabajando. El personal está más expuesto y hay más carga viral que facilita las complicaciones en el sistema de salud”, explica.
Miguel Ángel Guzmán Jefe de vigilancia Hospital Rosales Muerte 18 de junio
Ricardo Lara, salubrista y epidemiólogo, aseguró que además del cansancio físico de los trabajadores de salud también está el agotamiento emocional y la ansiedad que la carga laboral .
“Ya es hora de evaluar el nivel de cansancio, de depresión y ansiedad en el que estamos cayendo los trabajadores de salud por el estrés laboral y la carga que hemos tenido en los últimos meses”, explicó.
Lara considera que todos los establecimientos de salud están con sobrecarga laboral y es frustrante que mejor el personal de funeraria tiene equipo de nivel tres y no los profesionales que están trabajando en primera línea.
Además, expone que la contratación del nuevo personal de salud también eleva los contagios porque muchos son estudiantes que no tienen experiencias y no recibieron capacitación sobre cómo usar los trabajos de seguridad o cuidarse de los contagios.
Brizuela lamenta la limitante en atención que hay tanto para la población, así como para los profesionales de salud porque muchos de ellos han muerto por falta de atención: “Enfermeros y médicos han fallecido por no encontrarles camas en Cuidados Intensivos, por no atenderlos en forma adecuada. Lo mismo que está sufriendo la población de no ser atendidos de forma profesional y digna, lo mismo está sufriendo el personal de salud”, denuncia.
Considera que una de las opciones que podría reducir las infecciones sería equipar adecuadamente a los profesionales y asignar un área para atender a los trabajadores de salud porque están más expuestos que la demás población.
Al respecto Capacho expresa que no se busca un trato preferencial para el trabajador de Salud, pero sí una garantía de que sean atendidos de una forma profesional y digna, al igual que la atención que debería de tener la población.
“Ahorita los hospitales están colapsados. No hay equipo ni personal suficiente. Necesitamos tiempo”, dice Aristides Pérez, enfermero que labora en el hospital Rosales.
El personal de primera fila del sector salud pide que se les brinde el seguro de vida que ha sido objeto de discusión entre el órgano legislativo y ejecutivo y solicitan al cuerpo de diputados y al Ministerio de Salud que acuerden en beneficio de todo el gremio médico del país que está en primera línea.
Para el doctor Lara una de las acciones que pueden reducir los contagios, la carga laboral de los profesionales de salud y la vulnerabilidad a la que están expuestos es una mejor gestión del recurso humano y que el Hospital de El Salvador empiece a funcionar para centralizar todos los casos en un solo lugar para no saturar los demás centros de salud.
Carlos Balmore Cruz Villalta Gastroenterólogo Hospital General Isss Muerte 24 de junio
“El Hospital El Salvador no ha venido a funcionar porque no ha venido a congestionar los establecimientos de salud, presentaron 400 camas, pero no creo que haya capacidad de manejar más de 30 pacientes. Lo más importante es echar andar ya las 400 camas y cambiar la modalidad de ingreso”, señala.
Explica que es necesario cambiar o flexibilizar los criterios de ingresos del Hospital, pero sobre todo buscar un mecanismo adecuado de contratación de personal de salud y garantizar todas las medidas adecuadas en el tema de bioseguridad.
Mientras se definen mejores condiciones para los profesionales de salud seguirán luchando para salvar la vida de sus pacientes y exponiendo la suya, esperando en Dios no contagiarse y no llevar el virus a sus familiares y amigos.
FOTOS:
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