“Preocupa, hay más riesgo”. Docentes con dolencias crónicas temen contagio tras regreso a clases

Los educadores subrayan que su condición los hace vulnerables. Les preocupa la resistencia de los alumnos a acatar distanciamiento social en las escuelas.

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En el departamento de La Unión, la Fiscalía ha capacitado a personal docente para que denuncien a los agresores sexuales. Foto EDH / Archivo

Por Susana Joma

2020-06-17 7:43:05

“Volver a clases sería desastroso para mí”. La frase de Jannette Rocío De La Cruz encierra el temor que tiene la mayoría de educadores con enfermedades crónicas que deberán volver a las aulas cuando, aún en el marco de la pandemia por coronavirus, se reactive ese sector.

De La Cruz, quien atiende el cuarto grado en el Centro Escolar Centroamérica, de Santa Tecla, explica que hace dos años, como resultado de una mala práctica médica, perdió el riñón derecho y el que le ha quedado solo le trabaja en un 15 %.

Sustenta su temor ante el hecho de que en las escuelas los niños difícilmente respetan el distanciamiento social y que, en muchos casos, como estos provienen de comunidades pobres no tienen ni para comprar mascarillas, lo que deja a los maestros en mayor situación de vulnerabilidad.

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“Realmente estoy muy preocupada”, subrayó. Ella, por su condición, únicamente soporta laborar la jornada matutina, porque como el riñón no filtra bien al final de la misma termina sin fuerzas.

“Ojalá la ministra haga una excepción con nosotros, que nos sigan dejando (trabajar) en casa, o busquen un decreto para que nos podamos ir (jubilados) y no afectar a los niños, porque ellos no tienen que pagar por nuestras enfermedades”, subrayó la profesora.

Según comentó, a ella el anuncio que el gobierno hizo el fin de semana, en el que contemplaba que los administrativos y docentes tenían que volver el martes a las escuelas, le generó mucho estrés y angustia al punto que sufrió dolores de espalda.

Paz Zetino Gutiérrez, secretario general de Bases Magisteriales y Daniel Rodríguez, secretario general de Simeduco, explicaron que tras advertir a los titulares de Educación que las condiciones para que los docentes retornen no están dadas, la ministra de Educación, Carla Hananía de Varela, emitió el lunes por la tarde la circular No. 12 en la que les aclaró que la presencia no era necesaria.

Gutiérrez detalló que muchos educadores, especialmente mujeres, quienes más atención ponen a su salud, le llaman para expresar inquietud, temores.

“Como las personas con enfermedades crónicas son las más vulnerables están preocupadísimas por el reinicio y peor que hoy se sabe que los hospitales están sin capacidad de nada”, agregó.

El representante de Bases coincidió con la maestra De La Cruz en el hecho de que los estudiantes son reticentes a acatar normas, algo que él observa aún más en los grados superiores. “Los estudiantes entre más grandes van usted tiene que decirle más de dos veces para que cumplan indicaciones; son más necios”, citó.

Daniel Rodríguez, de Simeduco, expresó que según tienen conocimiento en el sistema educativo público hay 18,000 profesores con enfermedades crónicas, que son tratados en el Instituto Salvadoreño de Bienestar Magisterial (ISBM). En la actualidad el sistema educativo tiene alrededor de 41,000 docentes.

Ambos dirigentes gremiales señalaron que la hipertensión, la diabetes, la insuficiencia renal son parte de la lista de males crónicos que afectan a los miembros del gremio, a los que se suman otros como el cáncer.

De acuerdo con sus palabras, las jornadas estresantes con los alumnos, y otras situaciones que viven como parte del mismo trabajo, pueden ser factores que inciden en esta situación.

Gutiérrez planteó que es momento de que se concreten cambios en la legislación de pensiones, los cuales permitan que estos educadores se puedan retirar con pensión digna.

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Rodríguez por su parte señaló que, como la circulación del virus podría estar presente por mucho tiempo, todos los sindicatos tendrán que buscar la manera de ayudar a los profesores con males crónicos, para que no retornen incluso cuando se abra a la educación presencial.

El sindicalista de Simeduco planteó que una alternativa puede ser que estos docentes sigan atendiendo a los estudiantes de manera virtual.

Adán Cortez, un docente de 60 años que dirige el Centro Escolar Anastacio Aquino, del cantón San Antonio Abajo, en Santiago Nonualco, La Paz, es otro a quien el retorno a clases lo tiene entre la espada y la pared por su condición de persona diabética e hipertensa.

“Preocupa porque más (con) esto (de) que ya están las fases (de apertura) y ver la cantidad de gente que anda, eso significa que hay más riesgo”, expuso el profesor.

Cortez, quien lleva dieciséis años luchando con la diabetes y dos con la hipertensión, es también de los que consideró que se debería mejorar las pensiones para que puedan dejar el magisterio y dar paso a docentes jóvenes.

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