ESPECIAL: El final de la primera generación de El Salvador en una Copa del Mundo

Con la derrota ante la Unión Soviética, El Salvador se despidió de su primer Mundial y cerró el ciclo más glorioso de su primera generación de oro.

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El salvadoreño Salvador Flamenco (al centro) conduce el balón ante la marca del soviético Albert Shesternyov (9), durante el Mundial México 1970. Foto / Archivo

Por Mario Reyes | Twitter: @MarioDR

2020-06-10 5:30:41

El 10 de junio de 1970, ante los ojos del mundo y sobre el césped del estadio Azteca, la primera generación dorada del fútbol salvadoreño cerró un ciclo histórico y marcado por el éxito internacional. El pitazo final del partido ante la Unión Soviética, con derrota 2-0, se terminaron cinco años maravillosos en los que la Selecta se posicionó como el primer equipo de Centroamérica que alcanzó la élite del balompié y uno de los más fuertes de la Concacaf de aquellos tiempos.

Este partido fue el final de un camino que arrancó con el exitoso campeonato del Norceca 1964, que continuó con la insólita clasificación para los Juegos Olímpicos de México 1968 y que se consagró heroicamente con el boleto para su primera justa mundialista, lapidando a Honduras y Haití en dos choques memorables disputados en 1969.

Juntos, los mundialistas del ‘70 forjaron uno de los grandes mitos del deporte nacional y, quizás, sin saberlo, ya estaban consolidados como en la primera generación dorada del fútbol salvadoreño. Con un primer tiempo remarcable ante México y emulado tres días después ante la URSS, ambos equipos ganadores esa serie, quedó constancia ante el mundo de las cualidades de “Araña” Magaña, “Ninón” Osorio, “Chamba” Cabezas, “El Indio” Vásquez, “Mon” Martinez y compañía.

Postales que publicó El Diario de Hoy posterior al partido amistoso de la Selección de El Salvador ante la Selección de la Unión Soviética en el Estadio Flor Blanca el 22 de febrero de 1970. Foto / Hemeroteca EDH

La honra

Don Hernán Carrasco aprovechó este partido final para refrescar su once inicial y dar minutos a algunos de los jugadores que no los habían tenido en esta Copa del Mundo. Por primera vez aparecía Guillermo “El Loro” Castro en la defensa y Jaime Portillo en el centro del campo, mientras Mario Monge y Sergio Méndez lograban su primera titularidad.

Los sacrificados, en cambio, fueron Santiago Cortés por izquierda, José “Ruso” Quintanilla en la media y “Mon” Martínez, el héroe de la clasificación, en la punta del ataque.

La URSS también presentaba cambios, pero no podía bajar la guardia porque dependía de sí mismo la clasificación. Con el mítico Lev Yashin en la banca, los europeos en la cancha procuraron el dominio del balón y todo el tiempo probaron desde lejos a la portería de Raúl Magaña. Esa dinámica complicó a la Selecta, que seguía sin resolver sus dificultades para armar su juego desde el fondo.

Aun así, Pipo Rodríguez tuvo una llegada al área al minuto 6, logrando un quiebre de cintura a los defensas y disparando a las manos de un atento Kavazashvili. No fue tan peligrosa como la que sufrió Magaña al 18’, cuando Khmelnytskyi le ganaba en el aire con un frentazo que rebotó en el travesaño.

Quien parecía que jugaba un partido aparte era Chamba Mariona. Desentonó en el partido anterior, pero con la URSS sacó a relucir todo su carácter de como central de la Selección. Al 35’ le hizo un bloqueo milimétrico a Khmelnytskyi y ocho minutos después su compañero Castro se contagió de esa misma gallardía y estando en el suelo le sacó la pelota a Byshovets. Al igual que contra México, El Salvador cumplía en el primer tiempo sus mejores minutos en el Mundial y se ilusionaba con un buen resultado en la continuación.

Imagen del partido de la Selecta contra Bélgica, en la Copa del Mundo de México 1970. Foto EDH / Archivo

Por otro lado, el equipo también perdía intensidad en la segunda etapa, en la que recibió siete de los nueve goles encajados en toda la fase de grupo. Seis minutos tras el descanso, Byshovets recibía un pase largo de Serebryanikov, superó en el hombro a hombro a Castro y de derecha conectó a ras de piso con la meta salvadoreña.

Un remate de larga distancia de Portillo, un minuto antes del gol, y un cabezazo malogrado de Pipo Rodríguez, al 67’, fue lo único que pudo proponer la Azul en el segundo tiempo, en el que además arreció la lluvia sobre el Azteca y volvió más pesado el tránsito de los equipos. Los soviéticos se hicieron con el dominio casi completo de la pelota y exigieron más que nunca a Magaña y a los centrales Mariona y Castro.

Ya sobre el 74’, Muntyan hizo la maniobra individual entre las líneas cuscatlecas y dejó a Byshovets para que aprovechara un hueco en la zaga y definiera igual que el primero el 2-0 definitivo, ahora de zurda pero siempre a ras de grama.

Con ello, la URSS firmó su pase a cuartos y selló el final de la primera generación de oro del fútbol salvadoreño. Fue el punto más sublime para una camada que envolvió de gloria por años al país.