Solo el excoronel salvadoreño Montano será juzgado en el caso jesuitas

Como único acusado queda Inocente Orlando Montano, para quien la Fiscalía pide 150 años de prisión, debido a que el tribunal declaró prescritos los hechos en el caso del exteniente René Yusshy Mendoza.

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El ex militar salvadoreño Inocento Orlando Montano en una sesión de su juicio este lunes en Madrid, un proceso de la justicia española por la matanza de cinco sacerdotes jesuitas de origen español, asesinados la madrugada del 16 de noviembre de 1989 durante la guerra civil salvadoreña (1980-1992). EFE/ Kiko Huesca

Por David Marroquín - EFE

2020-06-07 9:00:54

El excoronel y exviceministro de Defensa salvadoreño Inocente Montano será el único acusado en el juicio que comenzó este lunes en España por la matanza de cinco jesuitas españoles cometida en El Salvador en 1989, ya que el tribunal declaró prescritos los hechos en el caso del exteniente René Yusshy Mendoza en esta primera sesión.

La Audiencia Nacional de España estimó así la petición de la defensa de Yusshy Mendoza de declarar extinguida su responsabilidad penal del exoficial y miembro del batallón Atlácatl, el grupo considerado ejecutor de los asesinatos, cuya condición pasa ahora a ser la de testigo y declarará el próximo 7 de julio presencialmente.

Mendoza Vallecillos tenía previsto declarar vía teleconferencia, desde el consulado ibérico en Chile

De esta manera, Montano queda como único acusado en el procedimiento, para quien la Fiscalía española pide 150 años de prisión por los cinco asesinatos, entre ellos el de Ignacio Ellacuría, que era entonces rector de la Universidad Centroamericana (UCA) e ideólogo de la Teología de la Liberación.

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Por el contrario, la Fiscalía había solicitado para Yusshy Mendoza una pena de un año por cada una de las cinco víctimas, al aplicarle la eximente incompleta de miedo insuperable y dos atenuantes por confesión y por haberse ofrecido a reparar el daño, en correspondencia a su “muy” activa colaboración con la Justicia.

En 1991, Mendoza Vallecillos fue condenado junto al coronel retirado Guillermo Benavides, a 30 años de prisión por su participación, junto a otros militares, en la matanza de los sacerdotes jesuitas de nacionalidad española y sus dos colaboradoras, entre ellas una joven de 16 años. Sin embargo, en 1993 una Ley de Amnistía los liberó. Luego Mendoza Vallecillos se trasladó a Chile. Mendoza Vallecillos, nació en El Salvador, pero actualmente es chileno y vive en Santiago, tras cumplir los trámites formales para nacionalizarse.

Testigo clave

El juicio se reanudará el miércoles próximo con la declaración del ya septuagenario Montano, en prisión provisional desde 2017, tras ser entregado por EEUU a España, y ya único acusado en el procedimiento.

De hecho, la nueva condición de testigo de Yusshy Mendoza dibuja un nuevo panorama en el devenir del juicio, toda vez que su interrogatorio, ahora obligado a decir la verdad, se antoja clave contra Montano.

El excoronel es el único procesado puesto a disposición de la Justicia española, después de que las autoridades salvadoreñas denegaran las órdenes de extradición de una veintena de exmilitares acusados de participar en el diseño y ejecución de los asesinatos.

La madrugada del 16 de noviembre de 1989, comandos del desaparecido batallón Atlacatl asesinaron a los sacerdotes Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín-Baró, Amando López, Joaquín López y López, Juan Ramón Moreno, Segundo Montes, Elba Julia Ramos y Celina Maricet Ramos. Se prevé que el juicio se desarrolle en dos etapas: la primera tendrá lugar del 8 al 10 de junio, y la segunda del 8 al 16 de julio.

De acuerdo con la normativa procesal penal española, al inicio del juicio se leerá en voz alta la calificación penal de los hechos y se practicará la prueba testifical de los acusados, testigos y peritos.

El juicio por estos crímenes es de gran relevancia para la historia más reciente de El Salvador.

Los hechos coadyuvaron a empujar la negociación y los acuerdos entre las partes beligerantes para poner fin al conflicto armado en el país. Tras los asesinatos, la comunidad jesuita se dedicó a exigir “verdad y justicia”, según la acusación particula