Mauricio Manzano: “Bundio me decía: ‘Salí con alguna manzanada pues’”

El exdefensor y mundialista con la Selecta en México 1970 admitió, al igual que su compañero ‘El Pulpo’ Fernández, meter mucho ambiente dentro del vestuario Azul. Habló del irrespeto de los medios hondureños a la Selecta, cómo los estudios le privaron de los JJ.OO. y sus memorias en Copa del Mundo

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Partido de la Selección, durante la eliminatoria de 1970. / Foto Por Internet

Por Roberto Leiva / Twitter: @RobbieRuud

2020-06-05 9:00:08

Mauricio Manzano se fue al baúl de los recuerdos para hablar de la Selección de Fútbol que marcó historia para el país, misma que clasificó a los Juegos Olímpicos de 1968 y al primer mundial en la historia salvadoreña, el de México 1970.

“Viví en el Barrio Santa Anita, apodado “La Vieja Contenta”, y jugaba con los vecinos, usted sabe, con pelota de trapo o de hule. Quedaba cerca de mi casa el complejo de El Polvorín, y un señor que se llama Víctor Manuel Piche, tenía un equipo que se llamaba Pipiles; él me ayudó ahí para poder jugar e involucrarme en el fútbol”.

“Pipiles tenía equipos Juvenil A, Juvenil B, Infantil A e Infantil B, yo jugué las cuatro categorías, y logré quedar campeón. El prestigio del señor Piche alcanzaba hasta un nivel Centroamericano, porque él nos llevaba a jugar a Costa Rica en torneos amistosos y ganábamos. De ahí salieron talentos como la “Baiza” Ruano, el “Chino” Villalobos o el “Sapo” Cornejo. Sacó varios talentos, y eso me ayudó para llegar a la Universidad de El Salvador. Piche logró varios trofeos, toda una institución en divisiones inferiores. Luego me formaron Conrado Miranda, Bundio y Carrasco”, cuenta.

Manzano cuando recuerda a sus ídolos lo hace apoyando el talento local, trayendo a cuenta a sus colegas de vecindad: “Yo hablaré por los de mi barrio, ahí tuve referentes como Raúl “Cayito” Mejía, muy conocido en Santa Anita. También a “Benitín” Méndez, Urreola, el “Ranchero” Guerra, “Lulo” Vásquez y “Chepito” Hernández. Ya en el fútbol profesional recuerdo que mi papá me llevaba a ver fútbol, y veía a grandes jugadores como “Tamalón” Garay. Esos talentos admiré en mi infancia”.

Manzano, sexto de izquierda a derecha en la fila superior, con la UES.

Durante su etapa profesional José Mauricio Manzano López debutó en Liga Mayor con la Universidad de El Salvador en la temporada 1962/1963. Se caracterizó por ser un defensor por izquierda con buen dominio de balón y excelente marca. Su amistad con los otros ‘universitarios’ como “Pipo” Rodríguez y el “Indio” Vásquez se hizo sólida y traspasó las barreras deportivas hasta el día de hoy en estrechos de fraternidad y memorias futboleras.

Se vinculó con un equipo sensacional que hoy navega sin rumbo en Tercera División: “Me inicié profesionalmente con la UES, en el seleccionado juvenil. Ahí coincidí con ‘Pipo’ Rodríguez, el ‘Venado’ Paredes, Yoalmo Aurora, Tomás “Flaco” Pineda, ‘Chino’ Ruiz, y unos chilenos espectaculares como Hugo Villanueva y José Sulantay, una cantidad de gente buena”, relata con nostalgia. En su primera etapa con la UES Manzano jugó seis temporadas.

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Luego jugó tres campañas en FAS, donde compartió camarín en la última con el equipo tigrillo junto a nombres como “Araña” Magaña, Guillermo Rodríguez Bou, Héctor Piccioni, Genaro Sermeño, Élmer Acevedo, David Cabrera, Alberto Villalta, Mario Monge entre otros.

En su última temporada como profesional en la UES y en el fútbol, Manzano coincidió con nombres como Manuel Castillo, Joaquín Valencia, Mauricio Quintanilla, y por supuesto, su amigo “Indio” Vásquez.

Manzano recuerda que, en los días de la Guerra de las Cien Horas, la mal llamada por el polaco Kapuscinsky como “La Guerra del Fútbol”, el ambiente era muy denso pese a que la mayoría de jugadores estaban enfocados en la serie contra Honduras. Pero Manzano, al igual que Gualberto Fernández, se gastaban bromas para aliviar tensiones en el grupo y levantar el serio ambiente: “Bundio me decía: ‘Salí con alguna manzanada pues’, y yo salía con cualquier cosa disparada para hacer ambiente porque veía a muchos compañeros preocupados por el conflicto, aunque no nos habíamos involucrado. Con el ‘Pulpo’ nos reuníamos en familia, también con ‘Pipo’ y el ‘Indio’. Nos fuimos acuerpando e hicimos un grupo bonito. Creo que la unión es muy importante para poder hacer grandes grupos en las Selecciones Nacionales”.

Pero la Universidad Nacional no solo formó parte de su currículo profesional como futbolista, sino también en su formación como ingeniero, situación que le impidió una gran cita del balompié, pero le dio la satisfacción de poder trabajar luego de colgar las botas: “En un tiempo jugué y estudié. Fue un periodo difícil. Iba a estudiar desde las 7:00 a.m. hasta el mediodía, luego de 12:00 p.m. a 2:00 p.m. entrenaba a veces con la Selecta o con la Universidad Nacional. Luego el mismo día, de las 2:00 p.m. a las 6:00 p.m. continuaba con las clases de ingeniería y luego de las 6:30 p.m. a las 8:00 p.m. entrenaba de nuevo con el equipo o la Selección. Imagínese cómo terminaba el día. Eso me perjudicó un poco, porque llevar las dos cosas no era nada fácil. Fui al NORCECA, pero no pude ir a Juegos Olímpicos, tenía exámenes y Bundio me dijo que me quería a tiempo completo. ‘Me dijeron que te has estado desvelando mucho (por los estudios). Yo tengo al ‘Pando’ Mena y a ‘Pata Gorda’ Morales en tu posición’, me dijo. Encima recordé que también estaba ‘El Zurdo’ Méndez en fila, por así decirlo; éramos cuatro jugadores de calidad para pelear ese puesto de defensor izquierdo. Hacíamos dos Selecciones. Hoy sacás al titular, y ay Dios…”.

Manzano, con 76 años, guarda muchos recuerdos del mundial 70, sobre todo en su memoria.

 

Antes de la cita mundialista Manzano ya trabajaba de lo que había estudiado, y claro, continuaba jugando fútbol. Puro sacrificio. “Trabajaba en el campo siendo Ing. Agrónomo, y una vez me tocó trabajar con gente que expulsaron de Honduras, gente que había crecido de manera honrada y que había acumulado su capital y sus tierras. Echaron de Honduras a gente que había trabajado mucho allá, a los salvadoreños les quemaron los tractores y muchas pertenencias. Hasta donde sé aún hay gente salvadoreña allá, pero es poca. Gracias a Dios ni mi familia ni mis amigos se vieron afectados por el conflicto entre nuestro país y los vecinos hondureños. Ahora que lo pienso en la Selecta que clasificó en el 70 hubo pocos profesionales universitarios, recuerdo cuando ‘Pipo’ dejó de estudiar por el mundial de México 1970, pero lo felicito porque luego logró sacar su carrera. Tomás Pineda sacó arquitectura”.

Pese al cambio de entrenador, Manzano comenta que nada cambió el tema de la fraternidad y la buena onda dentro del vestuario de la Selecta pese a que varios no continuaron para el mundial de México 70: “Teníamos un equipo consistente, no había envidiosos ni odiosos, era un grupo bien sano. Un grupo muy completo que recuerde, se clasificó fuera del país”.

“La eliminatoria contra Honduras fue muy peleada, pero hay algo que la prensa hizo y no les perdono. ‘Operación Desvelo’, dijeron los medios, y los aficionados salvadoreños fueron a hacerle gran relajo afuera del hotel a los hondureños. Después la prensa hondureña la agarró también con nosotros. Con Haití quiero decir que pocos tomaron en cuenta una cosa importante, ellos jugaban en el fútbol de Francia, ligas muy superiores a la nuestra. Recuerdo que cuando nos enfrentamos a Haití en la ida nos tildaron de genocidas por parte de la prensa y la gente para molestarnos. En la vuelta a San Salvador la gente los recibió a los haitianos de gran manera, tratándolos de hacer sentir bien, como buenos invitados en nuestro país. Las autoridades los acuerparon, los tuvieron como príncipes, y la gente les dio un buen ambiente. Nosotros nos confiamos en este partido de vuelta, nos lesionaron a ‘Pipo’ y nos ganaron por goleada. Parte de la afición nuestra se molestó mucho porque nadie tenía en sus planes, nosotros menos, que nos venciera Haití. Pero la afición hasta llegó a criticarnos porque nosotros queríamos ir a conocer otro país para el desempate, imagínese. Antes de irnos a Jamaica recuerdo que una gente de Izalco nos tiró agua de con la ayuda de ruda como aspersor, yo no creía en eso, pero llevaba como cuatro escapularios para protegernos del vudú de los haitianos. Usted sabe, una religión famosa que tiene esa gente”, relata Manzano.

Ya en Jamaica, Manzano narra lo particular que fue la experiencia. “Antes del partido a Bundio le tiraron un polvo de hueso y él se enojó mucho, Bundio se le fue encima a un brujo porque le quería dar una lección y los policías morenos lo agarraron ¡casi se lo llevan preso! Nunca se me olvidará lo que aguantamos en ese partido. En los minutos finales recuerdo que Genaro Sermeño centró y ‘Mon’ anotó de cabeza el gol decisivo contra Haití, fue muy curioso porque ‘Mon’ casi no hacía goles de cabeza pese a lo alto que es, y es que no era el estilo de juego de la Selección. Todos sus goles eran bombazos, trallazos, y ese día da la casualidad que mete uno con la cabeza. La pelota entró apenitas, porque entró en un hueco pequeño de la meta, hubo varios defensores que intentaron sacar el balón y uno hasta metió una chilena en vano. Fue increíble, no sé cómo pasó. El gol de ‘Mon’ para clasificarnos ingresó a la meta de Francillon con mucho drama. En Honduras al enterarse de nuestro pase al mundial del 70 dijeron por una radio, creo que era la HRN: ‘han clasificado los genocidas’. Corrió esa voz y la gente acá en el país lejos de indignarse, de molestarse, mejor reventaron cuetes y hasta hubo fiesta por eso. Nada nos quitó esa alegría pese al conflicto” cuenta con mucha emoción.

 

Tarjeta tipo álbum de Manzano con la Selección.

 

“Allá en México nos metieron a un motel que no era nada adecuado por la gente que entraba y salía. Recuerdo que nos dieron buses viejos para trasladarnos. Nadie nos conocía, y en ningún momento sentimos un trato preferencial. ¿Sabe? Los amistosos que jugamos previo al mundial, me acuerdo que nos dijeron ‘esas taquillas les va a ayudar para los viáticos del mundial’ y la verdad es que nos quedaron debiendo en esa parte. La idea era que no fuéramos raspados allá, pero nos tocó andar como 5 dólares diarios nada más. No nos centramos en eso y continuamos entrenando sin reclamar. Solo nos pagaron completo el premio por clasificar”.

“Nosotros hasta después de jugar con ellos nos enteramos cómo jugaba Bélgica. Lo mismo puedo decir de la URSS. De México un poco, no mucho. Creo que el mejor partido que hizo la Selección fue contra la Unión Soviética, tuvimos oportunidades. Con Bélgica sí que nos sentimos mal, pasamos como 30 minutos sin tocar la pelota, solo viéndolos, tratando nosotros de marcarlos. Tun, tun, tun, era bien difícil quitarles el balón y se desmarcaban muy bien. Magaña, acostumbrado a salir en el área a cortar centros o detener tiros ya no pudo salir tanto porque hubo un disparo de casi 50 metros que casi es gol, así que a partir de ahí ya no salió tanto como a él le gustaba. Siempre recuerdo que a Aparicio le temblaron las piernas y falló un gol clarito ante Bélgica, él era bueno, un gran baluarte de Marte, pero no pudo anotar en ese momento”.

“Contra México la Selección hizo un excelente primer tiempo, yo creo que el Estadio Azteca nunca había estado tan callado, hasta que en ese error arbitral donde el balón nos pertenecía nos metieron un gol, así la gente recuperó el ambiente y el griterío en el estadio. Jugamos de tú a tú, ‘Pipo’ estrelló un tiro en el travesaño. Hubiéramos quedado 3-0 pero Magaña jugó muy mal un pase que le dieron hacia atrás y tuvo la responsabilidad en el cuarto gol mexicano”.

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“Ante Rusia logramos hacer en lo que a mí me parece el mejor partido. Nosotros nos fajamos para despedirnos de la mejor manera. Pero siendo sincero en el segundo tiempo ya no aguantábamos, nos fundimos y nos metieron los goles”.

También añade: “Vi un estadio Azteca hermoso, tal vez no sea el mejor del mundo, pero es muy bueno. La gente, la ciudad, cómo vive la gente. Recuerdo que los otros países tenían mejores condiciones y comodidades, nosotros hasta mucho hicimos para el nivel en el que se jugó, la condición física… El Azteca es el mejor engramillado en el que jugué, luego va el Cuscatlán, le digo al menos en los que jugué. Recuerdo que en el estadio mexicano llovió antes de que jugáramos ante Honduras en las Eliminatorias, y fue tremendo, el engramillado estaba intacto. Muy buen drenaje”.

Manzano concluye así el repaso a sus memorias: “A mí se me arruinó el uniforme que ocupé en el mundial, bueno, ambos. Nosotros no pudimos tener la calidad de ropa que tuvieron otras selecciones por el problema que hubo, los uniformes nunca vinieron y no sé qué los hicieron. Me dio lástima no regalar camisetas a los salvadoreños que vimos en México o al regreso, les hubiera significado un bonito recuerdo. No se me olvidan algunas cosas que nos quedaron debiendo a los seleccionados, como el dinero que había dado FIFA a la federación de fútbol de El Salvador. Ese dinero pudo haber ayudado mucho, por ejemplo, a la “Burra” Rivas, porque era una persona que en ese tiempo no estaba tan bien económicamente. Solo espero que por eso no se haya quitado la vida”.

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