La rubia melena parecía mecerse con el viento en aquella madrugada lluviosa. La dueña de esos cabellos de ensueño era la figura femenina pintada en el fuselaje del Blue Dreams, un Liberator B-17 del 91 grupo de bombarderos perteneciente al 323o. Escuadrón del Octavo Ejército de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, acantonado en el Reino Unido.
Sobre el Canal de la Mancha, el radio-operador de esa aeronave de combate era el sargento técnico y cañonero México J. Barraza (Usulután, 1916-San Salvador, 1981). En otro bombardero se transportaba el también salvadoreño Carlos Alberto Fuentes (San Salvador, 1917-¿?), quien, como capitán piloto del Octavo Ejército, participó en el transporte de paracaidistas para ese “día más largo de la historia”, como lo designó Cornelius Ryan.
Desde septiembre de 1939, el avance de las tropas nazis comandadas por Adolf Hitler había resultado imparable. Gran parte de Europa se encontraba ocupada y las fuerzas aliadas buscaban entrar en esos territorios para obligar a los alemanes a replegarse.
Para iniciar un ataque frontal contra el Tercer Reich, el comando aliado diseñó la Operación Overlord, consistente en la invasión militar masiva de Europa por medio de un desembarco táctico en una zona costera de 80 kilómetros situada en Normandía, en el lado francés del Canal de la Mancha. A esa parte específica de la invasión se le denominó Operación Neptuno. Sin que se hubieran superado las inclemencias climáticas de la jornada anterior, en la madrugada del 6 de junio de 1944 (el llamado D-Day o Día D) se produjo la invasión. Diez divisiones militares de los aliados salieron por aire y mar desde las islas británicas y, tras arribar a la costa normanda, buscaron tomar posiciones en cinco playas bautizadas con los nombres clave de Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword.