Lejos de celebrar su cumpleaños 19, el próximo domingo, y que desde hace dos meses tenía su propia casa donde se mudó con su pareja, con la que está hace cinco meses, Vladimir Antonio Murga tendrá que sobreponerse de casi perder la vida luego de que una de las paredes de la vivienda de adobe, cedió producto de la acumulación de humedad por las lluvias que caen desde el fin de semana.
El miércoles a las 5:45 de la mañana aún se encontraban en la cama, junto a su compañera de vida, cuando la pared se cayó a pesar de que no presentaba ningún daño.
Enormes adobes cayeron en la cama, justo del lado de la cabeza donde los jóvenes dormían, lo que provocó que Vladimir gritara y alertara a sus padres, quienes se encontraban en una vivienda aledaña.
Para el padre del joven, Mariano Murga, es un milagro que estén con vida debido al tamaño de los adobes que cayeron en la cama; pero que no alcanzaron a golpear a la pareja, que reside en el caserío La Cima, cantón Izcaquilío, en Atiquizaya, Ahuachapán.
“Dios los guardó, fue un milagro, porque cayeron unos ‘tetuntes’ de adobe en la mera cabeza donde ellos estaban durmiendo. Mi hijo llora y lamenta el caso; él está traumado porque pegó un grito cuando cayó la pared, llegó asustado a la casa donde vivo. El día de ayer (miércoles) me tocó que irlo a sacar del pedazo de casa que había quedado porque estaba llorando, lamentándose en el centro de la casa”, expresó.
La probable causa de que la pared haya cedido es que se encontraba húmeda en más de un metro de altura debido a la retención de agua de ese lado, producto de las constantes lluvias.
Ahora el temor de las dos familias es que las otras paredes, que están de pie pero que presentan daños, cedan y provoquen otra tragedia a la casa de los padres pues ambas viviendas están a setenta y cinco centímetros de distancia entre sí.
La preocupación de la familia es grande porque no solo tendrán que buscar la posibilidades de reconstruir la casa; sino que también porque parte de los $2,000 que invirtieron para su edificación, aún los deben tras realizar un crédito.
Por ello, pidieron a las autoridades correspondientes que les ayuden ya que no cuentan con ingresos económicos. Se dedican a la agricultura.
La alcaldía llegó el miércoles a verificar los daños y confirmó que son 37 viviendas en el municipio las que han sufrido daños debido a las lluvias.
“Fue una gran aflicción; toda la gente que venía nos dijeron que ellos hubieran quedado enterrados. Toda la pared que se cayó, cabal fue donde ellos tenían el dormitorio. Gracias a Dios que no les pasó nada; solo les cayeron unos adobes en la orilla de la cama donde ellos estaban durmiendo. Como dice mi hijo, que él pensó que la compañera de él estaba muerta”, relató la madre del joven, Cristina Figueroa de Murga.
La alcaldesa de Atiquizaya, Ana Luisa Rodríguez de González, señaló que hasta la fecha son 37 casas las que presentan daños; pero no descartó que el número sea mayor ya que continúan las inspecciones en todo el municipio.
Señaló que la mayoría de las casas son de adobe y otras de lámina.
Los dueños de seis viviendas dañadas cuentan con documentos de los terrenos, por lo que es más factible que cuenten con una infraestructura nueva; de hecho ya están en pláticas con una entidad que hace viviendas prefabricadas.
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Los demás afectados serán apoyados con viviendas provisionales de lámina.
“El problema es que estas situaciones dañan más a las personas vulnerables; nosotros tenemos muchas viviendas de adobe y con techos de varas de bambú y teja, eso ha hecho que los techos se caigan”, explicó la alcaldesa.
El municipio también presenta daños en calles rurales, caídas de árboles y algunas fosas sépticas han colapsado. Además un 50% del cultivo de maíz se ha visto afectado por las lluvias.