Volante por derecha. Amable, cándido, y con varias anécdotas bajo la manga. “Pipo”, orgullo de Selección Nacional, desparramó fútbol vertical y sacrificio. Ahora con 73 años vuelve la mirada por enésima vez a una de sus grandes memorias, la Copa del Mundo de México 1970, el torneo que muchos bautizan como “el mundial que cambió la historia”.
Amante de la disciplina, de la puntualidad, de las buenas conversaciones y del deporte rey, “Pipo” disfruta reconstruyendo una y otra vez aquellos contextos. La charla, como todas las que se le presentaron en estos días, fue hecha por teléfono; esto no nos diferenció de los medios internacionales, uno tras otro marcando al móvil del otrora futbolista en estas semanas.
Pero el entusiasmo con el que “Pipo” narra sus vivencias mundialistas, y otras, hacen creer que estaba incluso vestido con la casaca de la Selecta para atender la conversación. Como el jugador más “pulsudo”, Rodríguez maneja exactitud y precisión para aclarar e intercambiar ideas.
Pipo es, con probabilidad, el futbolista de la generación 1970 quien más tiene posesiones de la aventura mundialista. Los recuerdos quizás le pasan todos los días por la cabeza a “Pipo”, y es que, en cada respuesta se percibe como si así fuese.
¿Cuáles son los recuerdos físicos que conserva consigo de México 1970?
Muchos. Tengo los dos maletines, uno azul que nos dieron acá de una marca salvadoreña y uno de la firma alemana de las tres líneas que nos dieron allá en México. Los tengo cerca en mi casa, en uno tengo todas las camisetas que ocupé para jugar con la Selección Nacional, desde 1963 hasta 1971.
¿Qué pasó con los uniformes de la Selección Nacional previo al mundial 70?
No estuve de cerca para el problema de los uniformes. Los alemanes dijeron que los habían enviado a El Salvador, pero la gente de la federación de fútbol salvadoreña manifestó que no los recibieron. Jugamos con camisetas que se compraron allá que no son de la marca alemana. Dicha firma nos dio 70 dólares a cada jugador de la Selección por vestir los zapatos para jugar de dicha empresa. Un montón de dinero (risas)”.
¿Entonces nunca vio las equipaciones oficiales?
Nunca pudimos ver los uniformes originales. Tengo el blanco y el azul, con el blanco jugamos los tres partidos. Tras el último partido contra la URSS no lavé nunca el uniforme, lo guardé y hasta tiene manchas de grama. No sé por qué jugamos de blanco todo el mundial de México 70, nos enfrentamos a rivales que no tenían uniformes azules; por cierto, nuestros uniformes azules solo los ocupamos para entrenar. Recuerdo que mucha gente me preguntó por qué no intercambié camisetas con los rivales, yo siempre les contesté que si lo hubiésemos hecho tendríamos que haber jugado desnudos en el siguiente partido (risas) y tras el último cotejo el recuerdo no se negociaba. Hasta donde sé haber jugado solo de blanco no fue una cábala de Don Hernán.