Los cercos sanitarios son inútiles sin educación, seguimiento y seguridad

Médicos explican que la clave es el distanciamiento físico y el seguimiento a los nexos epidemiológicos, así como apoyar a los Policías y al Ejército en su labor de contención.

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Foto EDH / Archivo

Por Carlos Vides

2020-06-01 9:44:37

Dos palabras: cerco y sanitario. El cerco es para encerrar y contener. Lo sanitario es la intención que se busca con esas acciones. Ambos conceptos se fusionan y están pasando en varios puntos del país, donde, al darse un número particularmente elevado de casos sospechosos o confirmados de personas con COVID-19, las autoridades del Ministerio de Salud recomiendan a las alcaldías locales el cierre de la libre circulación, sea en una comunidad, sector de una colonia o, incluso, en un municipio entero.

Eso es justamente lo que ha pasado en Santa Ana, San Miguel, La Libertad, San Salvador o Metapán, por ejemplo. Pero, según dos médicos especialistas, estos cercos sanitarios no funcionarán si la población no tiene la cultura de cumplir las normas de protección, siendo la primera de ellas el respetar los dos metros de distanciamiento físico; tampoco servirán si el Ministerio de Salud no da seguimiento a los nexos, para encontrar a las personas y lugares con que los contagiados tuvieron contacto; y no serán exitosos sin el apoyo de miembros del Ejército o policías, para vigilar que la contención se cumpla.

La primera parte, la de cumplir con el distanciamiento, es difícil de lograr para varias familias, debido a que viven muchas personas en la misma casa, mesón o, incluso, en un solo cuarto. Es la realidad de nuestro país, donde según el último censo poblacional de 2007, por ejemplo en el departamento de San Salvador, el 93.4 % de su población vive en zona urbana, es decir, con mayor aglomeración. Y a nivel de país, en cada casa ocupada hay un promedio de 4.2 habitantes.

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“Buscando nexos, el personal de Salud va casi que casa por casa. El éxito consiste en detectar a través de las pruebas. Después, cercar a esa familia… Y ahí veo los problemas, porque muchas veces la familia vive en un cuarto con seis, 10 personas. ¿Cómo le voy a decir a un paciente que se aleje de los demás? Solo que vaya a dormir al palo de mango que tiene afuera”, ilustra el infectólogo Mario Gamero.

Rolando Cedillos, jefe de infectología del Hospital Rosales, explica que las alcaldías pueden tomar medidas como estos cercos sanitarios, pero “lo que haga cualquier municipio en un mercado, en la ciudad, en una colonia, solo sirve si logra distanciamiento social. Es decir, que se mantengan dos metros entre las personas que están sanas y las que podrían estar infectadas. Le sigue el lavado de manos y, por último, la mascarilla”, remarca.

Pone Cedillos como ejemplo lo ocurrido en el Puerto de La Libertad, donde hace unos días se estableció un cerco sanitario. “Si se ha identificado casos de personas infectadas ahí, tiene que haber testeo y búsqueda de contactos. Con encerrar al Puerto de La Libertad un fin de semana no se logra nada. Encerrar a la gente por encerrarla no va a lograr impedir la transmisión del virus”, consideró el médico.

Es clave, entonces, el seguimiento a los nexos para que el virus no avance. Pero aquí entra en juego el personal que tiene Salud para buscar estos casos, el cual, según Gamero, será insuficiente si las cifras se disparan, como está pasando.

“Por eso es tan impredecible esta epidemia, porque no depende solo de las medidas, depende del público, porque si el público no sigue las medidas adecuadas… va a llegar un momento en que no va a poder el Gobierno andar detrás de cada uno de los contactos, buscando casos y hacer cercos epidemiológicos por todo el país, va a ser imposible”, subraya Gamero.

Si se ejecuta el cerco sanitario pero, además, hay conciencia en la población en acatar medidas y se cuenta con apoyo de soldados y policías, ahí se logra mayor efectividad, dice Gamero.

“Así pasó en Metapán, y mire ahora. Cómo se pusieron todos en esa conciencia ahí, casi no tiene casos, aunque fue el primer lugar donde se descubrió a la persona que venía (contagiada) de otro país. Ahí tomaron conciencia de la enfermedad, bloquearon y denunciaron a todos los que habían sido contactos, y ahí fue el éxito”, ejemplifica el infectólogo.

Gamero no ve con malos ojos que policías o soldados acompañen en estos cercos sanitarios: “Está bien la labor humanitaria y de respeto que hacen policías y soldados, para apoyar al personal de Salud, para contener a personas que se pueden poner violentas, que piensan que llegan a hacerles daño”, expresa.

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Si se dan todas esas condiciones, los cercos sanitarios serían efectivos. Pero, si se levanta de forma desordenada el confinamiento domiciliario, la situación se saldrá de control, considera Gamero.

“Si la gente sale a la calle, imaginemos el 50 %, ¿qué va a pasar? Que ya no va a haber necesidad de andar haciendo el montón de pruebas, porque toda la gente se va a contaminar. Algunos se van a complicar y van a requerir el hospital”, sostiene Gamero.

Lo mismo opina Cedillos, y agrega que “la población no está preparada para algo que es inminente, y es el autoaislamiento en casa. Las mismas autoridades alentaron la idea de que iba a haber sitio para todos en los hospitales, u hoteles o albergues. Y no es así. ¿Sabe la población qué tiene que hacer para autoaislarse en su casa? No”.

En conclusión, los cercos sanitarios, si cumplen las medidas antes apuntadas, podrán ser efectivos, pero no suficientes para contener la pandemia. No si la población deja de cumplir las recomendaciones de Salud.