Miles de salvadoreños salen cada día a la “rebusca” de unos dólares para sobrevivir ya sea vendiendo frutas, verduras, ropa, comida, productos de higiene, granos básicos o hasta dulces en los buses, pero ante las cuarentenas impuestas han tenido que enfrentar el dilema entre confinarse y aguantar hambre o vender un poco, pero bajo el riesgo de ser retenidos por las autoridades.
Estas personas que pertenecen al sector informal abarcan aproximadamente el 70% de los trabajos en el país, según un estudio técnico de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN), divulgado recientemente.
El diagnóstico que hace la institución académica indica que la intensidad de este sector es heterogénea a lo largo del territorio salvadoreño, pero que tiene mayor prevalencia en las zonas rurales con un 86% de trabajadores en la informalidad, respecto a las zonas urbanas donde es el 65%.
Por ejemplo, de acuerdo al mapa elaborado por la ESEN, los trabajos en la informalidad se concentran más en municipios de departamentos como Ahuachapán, La Unión, Chalatenango, parte de Cabañas, Morazán y San Miguel (ver mapa).
Además, los datos del estudio indican que el 74.4% de las mujeres trabajan en la informalidad, mientras que en el caso de los hombres es el 70.6%.
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Si se compara con las estadísticas de la última Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), correspondiente a 2018 pero publicada a finales de junio 2019, el porcentaje aumentó, ya que por cada 100 mujeres del área urbana, 47 trabajaban en el sector informal y en el caso de los hombres eran 39.
De acuerdo a dicha encuesta, durante 2018 más de 25,800 personas pasaron al empleo informal, donde se incluye a los trabajadores y empleadores de negocios de menos de cinco personas, además de los que trabajan por cuenta propia.
Respecto al tipo de categoría ocupacional, el estudio de la ESEN plantea que dentro del sector informal el 34% está conformado por trabajadores por cuenta propia sin local. Es decir, 1 de cada 3 trabajadores del sector informal son principalmente vendedores ambulantes, siendo la mayoría mujeres. De los vendedores ambulantes, apenas el 1% cotiza en el ISSS (Instituto Salvadoreño del Seguro Social).
Según las cifras de la EHPM de 2018, 750,637 salvadoreños estaban laborando en el sector informal. Si se compara con los datos de 2017 cuando eran 724,753 trabajadores en la informalidad, significó un alza de 25,884 empleados en este sector.
El diagnóstico de la ESEN también menciona que hay una brecha salarial entre los trabajadores del sector informal con los que laboran en el sector formal. Por ejemplo, el salario promedio mensual de una persona del sector formal es de $503 dólares, mientras que el ingreso un trabajador en la informalidad es de $245 mensual.
Cuatro medidas ante las banderas blancas
Dada la situación crítica de los trabajadores informales y de sus familias debido a las obligadas cuarentenas domiciliares por la pandemia, así como la precariedad de sus condiciones laborales, la ESEN plantea que las respuestas a sus dificultades deben ser lo más rápidas posibles.
En los últimos días las voces de auxilio pidiendo alimentos se han reflejado a través de banderas blancas por doquier, tanto en zonas urbanas como rurales. El largo confinamiento ha calado en los estómagos de niños, ancianos, jóvenes y adultos. Y si bien el gobierno ha estado repartiendo bolsas con alimentos, éstos no serán suficientes en la medida que la cuarentena se alargue más.
De allí que la ESEN sugiere brindar apoyo vía alimentos para compensar la caída de sus ingresos; concientizar y educar antes y durante el relajamiento de las medidas de confinamiento con una elaboración de una estrategia de comunicación apropiada, a través de mensajes de texto a celulares, radio, TV, social media, entre otros.
También plantea que se elaboren y comuniquen protocolos de salud específicos por sector y ocupación: trabajadores domésticos (como jardineros o de servicio doméstico), vendedores ambulantes, taxistas, etc., pensados no solo en los trabajadores del sector informal, sino también en sus clientes. Además de otorgarles algún tipo de apoyo financiero como periodos de gracias o reprogramación de pagos de préstamos o cuotas de deuda.
Si no se toman medidas con sectores como el de trabajo informal, el estudio técnico advierte que 1.5 millones de personas estarían en riesgo de ingresar a la pobreza, lo que sumaría más de 3 millones de pobres tras la pandemia.
La ESEN presentó tanto al gobierno como a la Asamblea un plan de reactivación económica en cuatro fases, en las que se deberán cumplir protocolos sanitarios por sectores para reabrir los negocios que están paralizados desde marzo pasado cuando comenzaron las restricciones.
El documento menciona que muchos países han iniciado su reactivación económica, luego de mantener políticas oportunas de cierre durante cerca de 6 semanas.
“Las medidas de reapertura se han planteado de manera gradual, dejando un periodo de observación antes de considerar nuevas flexibilizaciones de movilidad y operatividad de los negocios”, dice en el documento y cita que economías como la de EE. UU. y países de Europa han autorizado ya el inicio parcial de ciertas operaciones. “Por tanto, El Salvador debe buscar aprovechar dicho esfuerzo de reapertura de su principal socio comercial, con medidas que podrían ser extrapolables a nuestro contexto”, plantea.
TRABAJADORES DEL SECTOR PRIVADO FORMAL
Agricultura, Caza, Silvicultura y Pesca 13,573
Explotación de Minas y Canteras 517
Industrias Manufactureras 182,274
Electricidad, Gas y Agua 7,301
Construcción 27,274
Comercio por mayor y menor,
Restaurantes y Hoteles 175,357
Transporte, Almacenamiento y Comunicaciones 45,204
Establecimientos Financieros, Seguros,
Bienes Inmuebles y
Servicios Prestados a las Empresas 167,006
Servicios Comunales, Sociales y
Personales, Servicio Doméstico 72,256