A falta de público en las gradas, miles de seguidores del fútbol danés se conectaron para seguir el partido vía Zoom, una aplicación por internet. Y en la cancha, pantallas gigantes rodearon el campo para tratar de motivar a los protagonistas.
Así, aficionados con sus bufandas y camisetas de sus respectivos equipos alentaban a los suyos, en un invento de la liga danesa para compensar la ausencia de público en las gradas por la pandemia del COVID-19, en el regreso del fútbol a ese país tras dos meses.
La publicitada primera grada virtual del mundo reunió a más de 10.000 hinchas para compartir, a través de la aplicación de videoconferencia Zoom, su experiencia de seguir el AGF-Randers, partido aplazado con el que volvió el fútbol a Dinamarca, uno de los primeros países europeos que ha retomado la competición.
Los aficionados de ambos equipos pudieron sacar de forma gratuita su entrada “virtual” y elegir grada para seguir el partido juntos, aunque por cuestiones de derechos, sólo se podían ver las imágenes del encuentro por televisión o por un dispositivo digital, lo que generó malestar en algunos hinchas despistados.
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No se le puede achacar falta de ideas al AGF, histórico club de Aarhus (segunda ciudad danesa), para compensar la descafeinada vuelta del fútbol: además de la tribuna virtual, se habilitó un autocine con pantalla gigante y los hinchas pudieron decorar el estadio con figuras de cartón con su foto, bufandas y banderas.
Además del sonido enlatado de cánticos, varias pantallas gigantes colocadas a lo largo de un lateral, que mostraban imágenes aleatorias de los hinchas que seguían el partido por Zoom, acompañaron a los jugadores los 90 minutos.
Y antes del partido sonó un clásico de la estrella de pop local, Thomas Helmig, “Málaga”, en honor a la ciudad donde pasa parte del año y que se ha convertido en una canción habitual en los partidos de casa del AGF.
En una de las gradas de animación del Ceres Park de Aarhus, se juntaron decenas de hinchas de todas las edades, solos, con amigos, en familia, en pareja, incluso varios aficionados rusos.
El club había avisado que 50 moderadores supervisarían las gradas virtuales para evitar insultos o actos vejatorios, que podrían provocar la expulsión del foro virtual.
Quizás por falta de hábito o por el nivel dudoso mostrado por ambos equipos en el campo, sin pasar por alto el carácter en general tranquilo de los naturales de la península de Jutlandia, el ambiente fue más bien apagado, sobre todo en la primera parte.
El tedio solo lo rompieron los comentarios de sorpresa por el grosero fallo de Eskelinen, el portero local, que se comió un tiro sin mucho peligro de Piesinger desde el medio del campo: 0-1, y el recuerdo de los once partidos seguidos sin derrotar al rival comarcal acabó con el poco ambiente que había.