Doña Marta asegura que quienes llegaron a repartir bolsas con alimentos eran de la alcaldía de San Salvador. Dice que lo hicieron a las casas de la otra cuadra donde ella vive y en otros lugares cercanos.
“Dijeron que volverían al día siguiente. Nos anotamos en una lista y nunca vinieron. Se fueron y nos dejaron engañados, no solo a mí, sino a todos mis vecinos. Me parece que quizás no es que no quieran darnos, sino por la organización. Algunos les dieron dos veces y a otros que no lo necesitan”, asegura la vendedora ambulante de 65 años.
Marta Concepción Menéndez es la señora que frente a las oficinas del Centro Nacional de Atención y Administración de Subsidios (Cenade), en la colonia Flor Blanca, se exasperó y reclamó frente a las cámaras de televisión, el bono de $300 que Nayib Bukele prometió a los afectados directos de la pandemia del COVID-19, el lunes 30 de abril pasado.
Esta vez, dice, tras no recibir los víveres, no se alteró, solo le dio tristeza cuando observó que el vehículo con los alimentos se retiraba sobre la 4a. Calle Oriente, en el barrio Zurita, al sur de San Salvador.
Doña Marta es una vendedora ambulante del centro de San Salvador y sus alrededores. Vende rasuradoras, baterías doble A y otras cosas a bajo costo. Si un día de trabajo le va bien, dice que gana 5 dólares; a veces, solo se conforma con dos o tres dólares, pero hay otros días en que no consigue nada.
Tiene nueve años de vivir sola en una reducida habitación que no supera los cuatro metros de ancho por cuatro de largo, en un mesón situado en el referido barrio.
“Nos dijeron que no saliéramos de nuestras casas pero no nos dijeron que allí teníamos que morir de hambre”.
Marta Menéndez, vendedora afectada
La vendedora asegura que ha visto en la televisión cómo el gobierno ha repartido víveres, pero resiente que ni ella ni sus vecinos han sido beneficiados, pese a ser afectados directos de la pandemia.
“De qué nos sirve tener un día para ir a comprar al súper si no tenemos (dinero para comprar) qué comer. Nos dijeron que no saliéramos de nuestras casas, pero no nos dijeron que ahí teníamos que morir de hambre”, reflexiona.
Ataques contra ella luego de su reclamo ante el Cenade
El Diario de Hoy entrevistó a la señora dos días después de que gritara frente las oficinas del Cenade, tras no poder entrar debido a la aglomeración de personas que salieron por orden del presidente Bukele a reclamar su bono de $300.