El historiador y miembro de la Academia Salvadoreña de la Historia Ricardo Castellón no dudo en sumarse a los esfuerzos de la Asociación de Salvadoreños en Renania del Norte-Westfalia, Napalu (Deutsch-Salvadorianischer Verein Napalu e.V.), durante su estadía en Alemania.
El también licenciado en Diseño y Master en Dirección de Marketing por la Universidad Carlos III de Madrid llegó a territorio alemán hace un año, becado para un posdoctorado. Luego, se quedó dando clases por dos semestres antes de enfrentar los estragos causados en el mundo por el COVID-19
Como en muchos otros países, los hermanos lejanos no se quedaron indiferentes ante la realidad de muchos compatriotas que quedaron varados en Alemania.
Actualmente, Napalu (que significa abrazo en nawat) alberga a 2 de 32 salvadoreños que siguen esperando allí volver a su país y reencontrarse con sus familias.
Además de esta entidad, existen otras dos que aglutinan a salvadoreños en territorio alemán y también trabajan a favor de sus connacionales: una en la región de Baden-Württemberg, en Stuttgart, y la otra, de carácter latinoamericano que incluye compatriotas residentes en otros puntos de esa nación. Pero por el momento, solo Napalu tiene alojados a compatriotas varados.
Jocelyn Palomo, de 25 años, y Erick Parada, de 27, fueron acogidos por esta joven asociación hace dos semanas, luego de agotar sus fondos para sostenerse mientras llegaba el ansiado regreso.
La estudiante de filosofía de la UCA explicó que al iniciar su viaje turístico se cuidaron de llevar consigo tapabocas y guantes, por si se les exigía en los aeropuertos. Aunque sabían del brote del nuevo coronavirus enChina, nunca imaginaron que se convertiría en pandemia y que los obligaría a permanecer lejos de sus hogares por tanto tiempo.
Durante la cuarentena, la joven se vio obligada a gestionar el apoyo de la Embajada de El Salvador para que le ayudarán a que su mamá le enviara un medicamento que necesitaba y no podía comprar en Alemania. “Es un medicamento controlado”, recalcó.
Gracias a las gestiones realizadas por el viceconsul, Henry Maldonado, la universitaria logró recibir la medicina. Sin embargo, el dinero con el que ella y Erick contaban para subsistir se terminó y fue en ese momento que aplicaron al programa de ayuda que habilitó la Embajada para los salvadoreños varados que la necesitaran.
Fue así que entraron en contacto con Napalu, quienes les ofrecieron el alojamiento que requerían.
Francisco Zavaleta, presidente de dicha entidad, explica que gracias a las gestiones y campañas digitales que los salvadoreños residentes han realizado se ha logrado reunir fondos para asegurar la alimentación de los compatriotas varados. Además, como asociación, también esperan enviar ayuda a por lo menos dos comunidades vulnerables en El Salvador. Para ello, se han contactado con ProVida en suelo salvadoreño, que se encargará de hacerles llegar la información que requieren para hacer efectiva la entrega de dicha ayuda a mediano plazo.
Por el momento tienen en el radar a una comunidad de Chalatenango y otra en Santa Ana.
Zavaleta manifestó que toda persona interesada en apoyarlos y unirse a su causa pueden contactarlos en napalu.de o info@napalu.de. También están atentos en su cuenta de Facebook Deutsch-Salvadorianischer Verein Napalu e.V.